Poesía emergente venezolana III

 

Francisco Catalano, Caracas, 1986. 

 

Del Libro 0:

2.

Como voces anónimas del mundo

         las luces de Caracas

forman un camino infronterado

        por el cuerpo de una noche

   que coquetea conmigo y con los otros

 

que en la estela de su vibrato

          me deja frente a frente

    con una secuencia de imágenes

             que alguien me dispara

 

                                      como flechas

 

¡La danza eterna de la urbe

              

         dio a luz tres lenguas invisibles

     que estimulan las contracciones de la tierra

   a tres centímetros bajo mi dermis

 

bajo mi ingle                                      allí

 

      donde se acumula el sudor de las estrellas

 

            y nace un escalofrío                    palpitante

 

         que desvirga a las plazas allá afuera!

 

 

El día las noches y los días

   se yerguen frente a mi cuerpo

                                como un gigante prominente

                        generando un cataclismo

                 sobre la anchura insoslayable

           de esta ceremonia ardiente

     donde me abro plenamente

a la proclama que el mundo me realiza

                                               soy ahora la ofrenda

el cáliz donde caen las miradas de los dioses

 

   esa exclamación lumínica

 

      que alumbra el movimiento de las calles

 

           que abre de par en par una raja en el asfalto

 

               para finalmente ver

 

                   las formas primigenias

 

                        las siluetas dibujadas por el verbo

 

                             la curva subrayada de los actos

 

                                    y la blanca materia

 

                                           de una humanidad

 

                                                    abierta

  

Jesús Montoya, Mérida, 1993.

 

Si supieras lo franco que he sido al escribir cada palabra,
si entendieras que todo es verdad,
que brillo en las tinieblas.

Si pudiera separar mi corazón del tiempo,
volvería a encontrar la poesía muerta de frío,
volvería a descubrirla,
volvería a cantarla.

*

Y alguien susurra:

Se debe escribir desde la ignorancia.
Se debe escribir desprovisto de todo anhelo y maldición.
Se debe escribir como nadando en sueños
como pintando ojos
como cantando pájaros
como inundando mares.
Se debe escribir bajo una lengua muerta.
Se debe escribir con las ataduras rotas
con el cuerpo tatuado de estrellas
con los pies descalzos
con un maleficio brillante.
Se debe escribir envenenado de fiestas.
Se debe escribir como rogando que algún día.

*

Amo la poesía y desconozco su origen. Amo la poesía y desconozco su imagen. Amo la poesía y odio su censura voluntaria. Amo la poesía cuando callo y escucho:

¿Por qué desaparece tu cuerpo en mis manos?
¿Por qué habla más la arena de tu cuerpo que tu cuerpo?

¿De qué cuerpo, de qué manos, de qué arena me hablan?
¿Quién habla?
¿Qué música?
¿Por qué?

No sé de dónde viene la música si la noche es muda, si es una voz o si es apenas un susurro ansioso lo que escucho, si es una voz o si son varias.

No sé por qué parezco viajar enloquecido si permanezco inmóvil.

No sé cómo sostener mi cuerpo en ninguna palabra sin que caiga.

Sé de tierras extranjeras
y fronteras rotas.
Sé que nadie lleva de su mano
a nadie hacia su propio abismo.
Sé que la poesía es vivencia
y no ansias de vida,
sé que las hojas y los libros envejecen
pero nunca el viento
pero nunca la lluvia
pero nunca el mar;
sé que la poesía es pura como un rayo de sol sobre un rostro,
sé que la poesía y yo somos un lugar vacío,
sé que la poesía está muy lejos del invierno
y de la muerte del verano,
sé que la poesía es intemporal
pero no innecesaria,
sé que ruge en las tabernas
pero también en los valles,
sé que ha inclinado su lengua en la ternura
pero también en el odio,
sé que la poesía despierta en la noche
y destroza a los hombres al amanecer,
sé que crece despiadadamente
en los corazones deshabitados
para llenar otros,
sé que la poesía es espantosa cuando abandona
y mágica cuando vuelve,
sé que está atada a las nubes que cruzan
sutilmente nuestros ojos,
sé que vela en la renuncia
y despunta su cuerpo en cada atardecer,
sé que la poesía va de la mano de cientos de fantasmas,
sé que es clara sin ser blanca
y oscura sin ser sombra,
sé que la poesía es la piel errante del pasado,
sé que se enreda en la tristeza de los hombres,
sé que choca como las olas
vuelve siempre como las olas
y muere como las olas
ahogada entre la espuma blanca,
sé que la poesía se cierra como un ataúd en nuestros rostros,
sé que la poesía es un reflejo inalterable,
¡Ah, cuántos espejos maravillosos
ha sido capaz de soñar!,
sé que camina en las tinieblas y en la sed,
en la simpleza y el destierro,
en los trenes y en la ciénaga,
en las montañas y el espanto,
¿has caminado a su lado?
¿Te ha conseguido en algún paisaje perdido, anhelante?
¿Sabe de tu habitación abandonada?
¿Del humo que se hunde y agoniza
como tu cuerpo en la ciudad?
¿De la piel sin sábanas que acaricias?
¿De tu vergonzoso retrato cotidiano?
¿De la luz intermitente de las noches elevadas?
¿La has visto andar en la jerga latina para encontrarte a solas?
¿Las líneas se hacen largas cuando recuerdas más y más y no puedes detenerte?
¿Escribes para abandonar el corazón o para cantarlo?
¿Quien pregunta renace?
¿Hablo de mí?
¿Me he convertido en un canto sin conciencia?

            Que no se nombre la poesía si no se hace poesía fuera de una estancia letal, profunda e inolvidable. Que se no se cante la poesía si no se cree, si no se contempla, si el peso de los árboles y los años no aguantan en los ojos. Que no se toque la poesía, si no hay pared, si no hay distancia, si un extraño consuelo no crece en nuestro pecho infinito. Que no ocurra nada bajo su nombre, en su nombre.

Que en su nombre no se pregunte.
Que en su nombre no se suplique.
Que en su nombre no se silencie.
Que en su nombre no se refugie.
Que en su nombre no se respire.
Que en su nombre no se alucine.
Que en su nombre no se lamente.
Que en su nombre no se nombre.

            Que no se aferre a la poesía, porque de soledad en soledad podrá perderla. Que no se escuche la poesía, porque a esta altura de la noche una ordinaria voz castiga. Que no se escuche, que no se escuche, porque sumido en la ventana, en el frío del barriecito, hay un silencio desgarrador.

 

 

José Delpino, Maracaibo, 1981.

Pasmo

/ pasmo / salitre / pastoso ojo / la tarde que llega / a bloque / a dentellada / vela de mar dormida / junta de gozne / por bisagra negra / unión a nada / a no término / junta / pura / mutilada / sin miembros / junta / juntura / borroso tacto / luz / luz espalda / luz huida / puerta abierta / puerta espalda / dos pechos / ensombrecen / laten / anudan / pétreo puño / dos / despojados / despojados de ojos / suspendidos en ida / bloque pesa / cae tiempo / cabeza / llega tarde  / puño / se hace hueco / dibujo empeña  / terca mirada / tensa hilacha / enseña el diente negro / y junta / caligrafía de retina / hervidura de combas / a cámara negra / a lejanía que entra en retirada / mar / mar de bastos / mar de mar / mar de marasmo lento / de llegada / mar que aumenta / mar se riza / pica / baraja espuma / mueble roto / sudadas gotas sobre tela / pared celeste descamando / quemada de agua / de salitre / blanco bosque de aire / punzado / bisonte de espuma / piel inmensa haciendo aguas / haciendo sangre / hundimiento en hervor ido / hundimiento tenaza / mejilla-plata /mejilla-hueco / ahondamiento / bulto / negrura combada / elevada / no elevada / mejilla / estéril en picada / partida / arriba la brisa / quemado labio / desconchado beso al aire / beso / a la roca golpeada / calza / el puño sobre el puño/ bombea al centro de tu pecho / amargas sienes /rebaños en fila / combas / agitados / grises ojos / otra vez / inmenso- plata / iris blanco espesando blanco / / blanco / blanco / espuma sólida de carne / espesa carne blanca clavada de nervios / el mundo se hace ojo / se hincha / se deshincha / se duplica / mar de ojos / mar de ojos / que se traga / que se engulle / volteado siempre / mezclando / la espuma blanca / la espuma negra / la negada / la de cabellos hacia dentro / mar / mar de ojos / mar capricho / cartograma / partitura / sinfonieta / mar de mierda / mar de agua / mar de ojos / mar / mundo mirado de sí mismo / mar / mundo en lejanía / en lejanía de bloque / de entraña / destajada / castillo de gotas de agua / humedad lerda del aire / hecho mar / del mar / hecho aire / punzando / de nuevo / salitre / avance de marea / prótesis de masa oscura / lenguarada / sobre roca / sobre blancas paredes en picada / muros bocas / bloques rojos / armaduras / y el salitre / junta muerte / junta punza / gotas / sobre el mueble / la mordida / contrafuerte / los pechos / los pubis / y el tiempo / que desconcha / y se mira /

 

Julieta Arella, Mérida, 1990.

 

MANI-FIESTA – PARA VIOLETA

 

Maldigo la cordillera

de los Andes y La Costa,

maldigo, señor, la angosta

y larga faja de tierra,

también la paz y la guerra,

lo franco y lo veleidoso,

maldigo lo perfumoso

porque mi anhelo está muerto,

maldigo todo lo cierto

y lo falso con lo dudoso,

cuánto será mi dolor.

Violeta Parra

  

Me preguntas en qué creo.

                                                         Te hablo claro:

           Creo en el instante

                                  En la cotidianidad, en el café caliente, en el asombro

           Creo en la ternura

                                  Nuestra única  rebelión

           Creo en la palabra 

                                  También en el silencio también

           Creo en la música

                               Himno que abre las puertas del infinito y de los solitarios

                  

           Creo en la Poesía

                                  Mi golondrina, Mi luna,  Mi Caballo

           Creo en mi madre

                                  Mi Santa, Mi Sol, Mi Sangre

           En mi hermano

                                  -El sol loco, La Esperanza, El Él.

           Creo en la Montaña

                                  Esa sagrada que detiene el tiempo

                                  En las flores, la tierra, los insectos, y en toda pequeña y digna                              criatura que sepa volar y arrastrarse

           Creo en el rumbo de las cosas

                                  En el tiempo, en los cambios, en lo inesperado, lo sorprendente-

           Creo en la nostalgia

                                  En ese placer regocijado de la saudade

           Creo en el amor

Ese el que se hace de paciencia, el estoico, el que se riega y creo en aquel de relámpago, el impulsivo, el volado, el  que prende todas sus hogueras en un arrebato, el que está obligado a irse para luego volver, aquel amor que se hizo grande por ser siempre un nuevo instante.

                                                         Creo en el mar 

                                  En su persistencia, en sus misterios, en sus arrebatos y en su paz

           Creo en la escritura

Porque me agradan los pactos, porque es una voz silenciada que abre surcos       entre el cielo, el alma y la mirada

           Creo en la mirada

                No en cualquier mirada. Solo las que vienen paridas de adentro como un              mantra

Me preguntas tú, Violeta

En qué creo.

Te hablo claro

Que si creo en DiosEs porque conozco la creaciónQue si Creo en tu purezaEs porque a pesar de tus padres te la vives masturbándotecon alegría el corazónQue si creo en la LibertadEs por tu risa libertaria, tu anarquía de la risa

Que  si creo en Ti es porque cantas cualquier canción de la cima Violenta-Violeta

Que si creo en Ti es porque maldices el placer de las cosas más simples. 

           Somos tu creación y nos ha alzado sobre este mundo para crear

                                                                                            para creer

                                                                                            para crecer 

Tu muerte es mi Fe

Tus muertes son Latinoamérica

Tu muerte es este poema del tamaño del Sol

            Creo en Ti.

 

 

 

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