Poesía emergente venezolana V

Daniela Nazareth, Coro, 1993.

 

1

Hoy confesaré
ante dios
mi madre
y ustedes,
                                  todos los hombres
                                  que nunca me han amado

que no cargan la culpa
malacama
inteligente
con voz suave
y ansiosa
que no es su culpa
que no les echen la culpa

de no ver mi vulva como una cruz
sino como estrella de sailor moon.

Yo confieso ante mi madre,
y ante todas la madres del mundo,
incluyendo a Lacouture,
que sí lo intenté.
lo intenté
    lo intenté
Yo confieso
Yo confieso
       confieso
dios, confieso

                                cuando sea grande
                                no quiero ser hija de mi padre.

 

2

Un cráneo lleno de escarcha

es una nena de 6 con los ojos enormes

mientras juega a las escondidas

dentro de aquella casita impúdica

ese cráneo suspendido es la misma nena

que lame y lame una chupeta

de esas que explotan en la boca

mientras se rompe las rodillas desde atrás

con sus garritas de gato mínimo

garritas de peluso lleno de kerosén

aruñándole la cara

mientras camina en dos patas

como un político bien portado

y la nena llora y llora

viendo en el espejo de la decencia

cómo el cráneo le estalla

dejando a su mamita impactada

tan desastrosa me salió la muchachita

tan desastrosa y chilloncita

que se guinda en las cabuyeras de vez en cuando

atada al cráneo brillante

que le teme a la noche porque la presiente

que se cubre completo antes antorchas púrpura

ante las cucarachas que lamen la ventana

esa ventana que lo mira desde adentro

enceguecida de tanto brillo

ventana envidiosa que se cierra a los once

confiando en el artificio de la reencarnación.

 3

Cuando sea grande quiero ser bailarina

quiero unirme a un circo sin animales

quiero ser maestra de niños de kinder

quiero que peluso me quiera y no me aruñe

quiero que mi hermano crezca y me regale sus juguetes

que me deje pasar el juego de mario bross solita

quiero que se olvide de ser médico

que se olvide de reparar cuerpos

que olvide que le gusta el pollo

que le gusta bien frito directo al corazón

que se olvide de los cartings y mi padre

que se olvide de los paquetes de mrw

que se olvide del jugo de guayaba

que se olvide de él y del 02-02

es que en la casa  siempre dicen

que fui egoísta y patacaliente

que el yoísmo me trasciende

que soy embelequera y

que cuando no ganaba a las adivinanzas / las empataba

que cuando no quería me iba

que caminaba 4 cuadras a los 4 y regresaba molesta

molesta molesta pero no llorando

molesta porque las cholitas se reventaban

y no podía largarme de una vez por todas

con mi maleta  rosadita de barbie

donde cabían 2 pantaletas y no sé qué cosas

el jueguito de aritos que me regalo franny

franny que me amaba y me llevaba manzanas

que se escapa y cruzaba una calle para verme en shortcitos

y es que no me he ido porque no encuentro

ni la maleta

ni las barbies

ni el shorcito

ni a mi hermano

ni a mi amor

y así, mamá

no fue como prometiste la cuestión.

 

 

Maily Sequera, Maracay, 1984.

 

El privilegio de cerrar los ojos es que puedo escribir mejor

la paz no está tan mal después de todo

morfológicamente, simple:

paz.

Pe |a| zeta.

No puedes desfigurarla.

No es como un hombre enfermo que pintas cabalgando una moto.

La llamas tres veces frente al espejo del baño y no se manifiesta.

No viene por ti.

Pero deja nombrarse:

-paz no ¡shhh! Ni grito ahogado ni ¡bum! Ni ¡bam! Ni en clave de Sol ni en clave de

Fa-

paz, sin arrastrar la zeta con autoritarismo.

Paz, sin elocuencia, sin superioridad moral.

Fonéticamente, simple:

paz, paz, paz, paz, paz,

como todas las nalgadas a las chicas que amenazaron con violar.

Paz, con el casco.

Paz, al estómago.

¡paz!

La detonación.

¡paz!

A la cabeza.

¡paz!

Ramas muertas al asfalto.

¡paz!

La chispa del yesquero.

¡paz!

Latigazos de candela.

¡paz!

Un decapitado.

¡paz!

Un ultrajado.

¿hemos logrado, por fin, el socialismo

o democratizamos una violencia vergonzosa?

Coño, no

nos dicen que primero,

-yo digo que primero,-

logramos la paz.

¡paz!

Cerrando filas

¡paz!

Un cuerpo inerte que se va al piso.

¡paz!

Una foto.

¡paz!

La tierra que cae de la pala a la tumba.

Paz, el olvido del muerto y del vivo.

¡paz, paz, paz!,

son tres tragos

en los que el chino saqueado se bebió un frasco de lavaplatos.

Paz, la pistola en su cabeza.

Paz, la posible erección de quien prefirió humillarlo que matarlo.

Paz a quien miró a los ojos del usurero.

Paz a quien le gritó: ¡ladrón!

Me dice sonriendo un loco en su manicomio:

el hijo del chino | muerto de un infarto | ahora está en paz.

 

La pacificación puede ser silenciosa

hay que saber escucharla

paz, dos manos que se juntan para el rezo.

Paz, la que no se dice, la que omite.

Una palmadita en la mesa para imponer silencio

silencio de una familia que sostiene un delincuente

que no lo confronta,

que no lo detiene.

¡paz! [suena] cada plato de comida que le sirve a su malandro.

¡paz! [suena] el portazo, el alivio, cuando su horror se va a la calle.

Paz del pobre que resuelve sus asuntos diarios.

Paz si hay que comer.

Paz si no te preñas.

Paz si no te matan.

Si hay trabajo, si te pagan, si resuelves.

Eso es paz.

Paz de los miedosos,

del herido en cama.

Del muerto hecho un pendón.

Paz: un fondo de billetitos en manifestación espontánea.

Paz la de quien no se pregunta,

quien olvidó la raíz de la plata que está usando.

Paz, suficiente paz,

encontró en el cheque de su conciliación.

Paz:

una palabra que por la A no nada

de la sangre a la orilla.

Se hundió

ya no más.

 

2.

qué puedes esperar del criado en represión.

Qué puedes esperar de quien depende,

siendo a su vez, incoherentemente, responsable de todas sus carencias.

Qué puedes esperar ahora que ha crecido.

Qué pueden decir sus padres, sus maestros, confundidos.

Qué pueden tener de ellos.

Si han envejecidos. Si no tienen excusas. Si van a morir solos.

Qué puedes esperar del arribismo.

Qué puedes esperar de la pobreza.

Qué de su culpa, qué de su engaño,

qué de su frustración.

Qué puedes exigir al centro

de ambas, de todas las confusiones.

Escúchalo y espera:

violencia

o sumisión.

Depende del humor que se despierte.

Como un preso

cualquiera.

 

 

Roberto Morán, Maracaibo, 1993.

 

A los Hijos Del Lápiz

A las Flores Del Mal

Y a la niña de la orilla del lago

 

Mis niños mis niñas ¿qué ha pasado con nosotros con nuestros días? Nuestras almas están manchadas de pasado y algo de amargura vaya mierda nada es como antes y nosotros no lo sabemos aún estamos en ese cuarto bañados en cerveza aún estamos riéndonos de nuestras mismas desgracias de nuestros mismos fracasos pero vivos aún vivos recordemos por lo menos que eso es la vida lo efímero de una exhalación con forma de ángel con forma de esa niña de la que siempre hablamos cada uno y es una niña diferente en cada boca en cada sueño pero lo importante es lo compartido mis niños mis niñas sigamos desnudos desnudémonos nuevamente por favor y caminemos por esas calles desconocidas fumando bailando y mandemos todo a la mierda porque nosotros no nacimos para hablar de literatura nosotros no nacimos para ser famosos ni buenos ni hermosos nosotros nacimos para morir desnudos tristes y solamente acompañados por nosotros mismos qué mierda pero en esos momentos somos felices porque al regresar nos esperan tal vez besos y una noche tranquila a la orilla del lago viendo la luna y las estrellas con una niña hermosa porque nosotros somos jóvenes pero no somos tan valientes para llevar en la espalda todas las culpas que cargamos pero tampoco somos tan culpables para merecer este sufrimiento mis niñas mis niños déjenme decirles que los amo porque no podría amar nada más así que denme más ron más cerveza más cigarrillos y vengan a mi boca todos sus besos y a mi corazón todos sus corazones. 

Tan Joven y Tan Viejo

Like a rolling stone

 

Hoy tengo esas sensación de querer tomar una maleta con poco equipaje quizás el único jean decente que tengo la única camisa decente que tengo unos 3 libros poco importantes una caja de cigarros y el viejo zippo mis lentes de sol la foto de la chica sexy que amo y solo con esto largarme a otra ciudad caminar por sus plazas y por qué no dormir y soñar un poco en ellas ver sus pájaros sus plantas sus edificios y así poco a poco comenzar alguna nueva vida de vez en cuando contemplar la foto de esa chica sexy que amo y pensar en la vieja vida pero solo eso y no dejar nunca de ser alguien nuevo pero soy el mismo de siempre comenzando a sentirme encerrado sin aventura sin adrenalina sin esas cosas que quieres pero no sabes que son estoy incluso como sobrio después de unas cuantas botellas de ron escucho a sabina esa voz esa voz rasgada de alguien que ha vivido que ha vivido de verdad y ni tan joven ni tan viejo me parece una biografía mía pero yo sé que no he vivido tanto ni bebido tanto ni fumado tanto pero fue lo primero que quise vivir vivir y ahora quiero largarme bien lejos pero lejos no es una dirección a la que puedes ir no puedes llegar al terminal y pedir un boleto para ir a lejos lejos solo está en tus sueños y los sueños a veces no parecen estar tan cerca están casi a la misma distancia de la chica sexy que amo y la chica sexy que amo tal vez solo tal vez este en algún álbum de cromos o en los guantes de rita hayworth o en las calles de nueva york o algo por el estilo y por eso a veces cuando aprendo a jugar poker hago trampas y esto decepciona a mis amigos a los imaginarios a los que viven diciéndome a cada rato lárgate lárgate lágarte siempre lárgate pero yo enciendo un cigarrillo y me hago el loco el sordo el que no escucha el que le vale mierda y decide quedarse pero ellos y yo sabemos que quiero irme y bajo la falda de alguna de cuyo nombre no me quisiera acordarme buscar el pecado y tirar las llaves de la ciudad prohibida que me ha prohibido ya tantas veces entrar en ella y me ha mandado a la mierda y yo siempre termino perdido porque la mierda es otro lugar al que no se puede ir fácilmente porque uno no sabe dónde queda y no hay direccional alguna que te lo explique y no queda más que dormir en el banco de algún parque como un lirón aparentando también saber qué coño es un lirón vaya mierda así es el domingo siempre es así un fastidio una soledad constante una sombra que me ha perdido de vista es salir a la calle y confundir las estrellas con luces de neón es sentirse like a rolling Stone cuando termina de cantar sabina y yo me quedo con esa sensación de querer tomar una maleta con poco equipaje…

A propósito de Resumiendo

Y los aruños en la espalda

 

Resumiendo Carola a veces pienso que el cielo es un trago o un pedazo de cartón que nos colgamos en el pecho y lo llevamos al rojo a punta de cervezas y rosas pero no Carola el cielo es una alfombra azul me lo dijeron una vez unos labios rojos que me dejaron una brecha en el corazón besándome una y otra vez Carola eran unos labios de humo y cenizas nada como los tuyos Carola porque tus labios tus labios terminan siendo aruños en mi espalda y los aruños en la espalda son recuerdos que arden recuerdos que arden con llamas de mil colores que se transforman en mariposas en pedacitos de hogares fugaces porque Carola aquí no estoy en casa mi casa tal vez está dentro de una botella de ron con sabor a tus tetas a tu culo o en tu espalda o que se yo solo sé que nos tocaba crecer Carola y vaya si crecimos  alrededor de conversaciones tecnológicas con Maryevan león esa niña hermosa que escribe a los señores poetas que terminan siendo grandísimos payasos de ocho años o alrededor de palomas de humo Carola palomas de humo que nos abrazaron en esta trinchera nocturna sin luna en la alfombra. 

 

 

Nérvison Machado, Caracas, 1976.

 

A Nérvinson Machado le han salido laceraciones en el cuerpo,

ciudades plagadas de hongos con forma de letras,

países hambrientos con el hígado hinchado

 –nadie le dijo que la muerte era un iceberg desde donde se tocaba el infierno–

hasta formar una noche.

 

Y ya muerto, yo espero un nuevo vientre que lo para. El barroco hecho un insulto como una canción de cuna que lo meza sobre las nubes del delirio. Si es posible, que no se le lea con esa voz de aguafiestas sacada de una misa gubernamental. Su lengua tiesa –esa vaina poética cayéndose a pedazos en lo invisible de la muerte– hace tanto daño como una enfermedad venérea.

A Nérvinson Machado y a mí nos han guardado en el mismo sitio. Y así, uno vivo se asoma para conocer al muerto y el muerto se regocija para desquiciar al vivo. Mucho gusto, le escupo y siento que también muero. Veo sus ojos vidriosos llenos de un mar en el que el continente se ve a lo lejos como derritiéndose. Y le pregunto al cadáver: ¿Cuántos países te quitaron? ¿Cuántos muertos, al igual que tú ahora, se convirtieron en países? Y mira a donde te llevó todo esto, a que te dedicaran palabras de muerto, a veces ruidosas, otras infantiles y, sobre todo, a que te dejaran fuera de la poesía. Pero no te preocupes, no dejaremos intactas sus palabras, nos las comeremos con un café.

 

*

 

La sábana del mundo es corta y su calor es un leve polvo que me entierra para enseñarme el insomnio donde cabe una noche latinoamericana. Abro la puerta de la noche e ingreso a su útero. Siempre me había imaginado que los úteros son salas de interrogatorios para extraer lo poco que sabes del mundo. La borrachera de la memoria hace su trabajo para abandonarte tan ebrio como entra en tu vida y te regresa a conocer el concierto fúnebre que una civilización hecha tu sábana y a la vez tu polvo te canta.

 

 

¡Mierda! El cuerpo nace cortado.

Amanece hecho grietas.

Nace sabiendo algo de medicina

y se sutura a sí mismo

con alambres de púas

para no andar por ahí dando lástima

y mostrando sus heridas.

 

*

 

Enuma Elish

(Fragmento de la creación)

 

A veces pienso que vivo desde hace mucho tiempo en un sitio húmedo y oscuro

Mi cuerpo está invadido de máquinas horrendas mientras floto en el líquido amniótico del lenguaje

Aquí sólo veo mis manos raquíticas pintando un siglo

dentro de este sanatorio

Permanezco [cada sonido permanece] convaleciente

colgado de un cordón umbilical a un lector tan muerto como yo

anclado a una genética que me hará repetir la angustia

y esperando ser encerrado en la caja fúnebre del papel

 

Por la manguera intravenosa [conectada] a mi madre

transitan millones de palabras por segundo

Respiro la enfermedad de los que sufren al huir de sí mismos

Las palabras actúan y son la peste necesaria para prolongar mi diminuto cuerpo

Te veo desde el fin [que es mi propio nacimiento]

balbuceo de convaleciente a conveleciente5

[espectador]

 

 

II

 

Hace frío

mi cuerpo está a punto de ceder

y ni siquiera puedo ser un donador de órganos

si mis entrañas están llenas de perros

que clavan el residuo de sus lenguas al viajero

Al fin y al cabo no nos dirás por qué estamos

en el mismo desasosiego

en lo insaciable de nuestra derrota

con la letra en la mano

 

III

 

[…] Y ahora que tengo que cortar el aire

debo pegar las rocas al texto

esculpir el ruido

escupirme en trocitos de canciones fúnebre

[He aquí mi nacimiento]

dejar que la muerte hable por mí

 

 

 

La lucha entre Gilgamesh

y Humbaba

 

Voy a bailármela voy a bailármela con el barrio a mis espaldas como si la fiesta de las Lenguas Suicidas tuviera siglos y no pesara en el horizonte Verás caer a los santos hechos estampidas contra las rocas del océano lingüístico de mi pecho y se ahogarán en mí en los galpones de la fiesta tecnológica y me dolerá el corazón en este baile donde el norte contra el sur dejaron alargar sus piernas y será un arenal lo que levantarán esos pies de sueño Rezaremos en los trayectos del metro rezaremos en los campos de concentración rezaremos en todas partes porque la música no mejorará ni porque miles de cuerpos sean apilados en honor del calibre de la moneda que le metemos a la rocola de las históricas letras exquisitas y veremos uno a uno los cuerpos caer por deshidratación los veremos carbonizados Una especie de combustión espontánea –¡un milagro!– La Mallarmé la Rimbaud la Milagros pedirán más música un poco más horrenda porque el tocadiscos patrio sólo da vueltas sin moverse del galpón y tanta belleza puede dañar los oídos y éramos mareados éramos sudor éramos una estampida líquida contra el suelo sin saber qué hacer con tantos pies en derrumbe y no nos atrevimos a pedir que nos cambiaran la melodía La Chichen itza y la Machu Pichu en cambio son de un esqueleto tieso No se mueven desde hace años del mismo rincón ni siquiera porque la han invitado las manos más corteses y prometen dejarla en el olvido si no salen de su retardo Tenochtitlán la alta parece desmayada y con los ojos incendiados A ella las notas le volaron lo cuerda

 

II

 

Entonces creeremos que el son será distinto en otras constelaciones y voltearemos a ver a la de las lentejuelas hecha diosa Armaremos Orión ahí mismo en el vestido del cielo No sin antes preguntarme Cuánto pueden ver los otros espiándole el culo a la divinidad Algunos incrédulos preguntarán si se llama Nisaba, otros creerán que es travesti y le llamarán Thot pero ella sonreirá con un bostezo y dirá yo soy la muchacha continente la que viaja a mil por horas en mi jet que atraviesa el pasado yo soy la reina de la escritura la reina del cielo mi nombre es María Félix la reina de todas las plumas solitarias de tus ancestros raquíticos que perdieron la carne de tanta tinta que se desprendió se sus venas Y veo la ventana con envidia porque los pájaros de la escritura no podrán escaparse por alguno de los agujeros de este pellejo De nada sirve entonces que yo esté todo escrito por dentro si viviré en este baile Mejor así de un madrugonazo Así se nos irá por dentro la tristeza también y de vez en cuando el semen que resbalará entre mis dedos dejará caer algo de memoria aunque quede pegado a la pared de un baño público en medio del baile donde sólo las niñitas de vestidos blancos se ensucian y ahí estará la fragata del tiempo en medio de todo eso custodiada por Humbaba la matrona de los niños tecnológicos Adentro hay una caja con una cerradura por la que se entra a mí Ahí guardo una imprenta Tal vez lo demás sea puro delirio

 

1 

Vi a mi padre tragarse un puñado de alfileres como países una noche latinoamericana.

 

Desprendido de toda queja mi padre resecó la risa de los videntes ese día.

 

Uno a uno se fue tragando la noche afilada para colgar las fotografías familiares en su esófago hasta decorarlo de dolor.

 

Mi padre decía que todo alimento era la belleza y merecía un pasillo familiar antes de convertirse en mierda.

 

Ya no pudo mi infierno padre contarme más historias de terror.

La voz se había quebrado por ese mismo pasillo familiar.

 

Vi alfileres devorándose a mi padre en pequeñas cantidades de desvelo y lo último que pude oír de él fue una pequeña tos que sonó igual que un continente.

 

3

 

Mi madre escupió sangre después de tragarse la calle en un frasco de patilla.

Decía, éste es mi idioma, y no escupía más que aquellas palabras que fluían como un torrente de sus órganos apiladas para salir.

Mi madre se tragó el frasco de las pastillas

–vidrio a vidrio–

y murió cortada por la multitud.

 

Cargar con el hermano muerto

 

Yo cargo con mi hermano en una maleta como quien fermenta el futuro

con el amor de una bestia mitológica.

El amor, quién sabe, puede ser un suelo de arsénico

o una boca llena de sospecha

también puede ser país incendiándose en una maleta.

                                               

En mi pecho la infección de la vida da respiración boca a boca a una maleta de pesadillas hecha una pequeña casa que a veces, no lo niego, se desploma; pero a  veces, también, se atreve a seguirme de aeropuerto a aeropuerto, de garganta en garganta de esos otros que soy yo.

 

Yo cargo una maleta que es una pequeña casa para guardar mis párpados.

Yo cargo con mi hermano en una maleta como quien carga con su cepillo de dientes

para quitarse el mal sabor de boca de un país.

 

Me aseguro de viajar en una madrugada prehistórica

con medio cuerpo encerrado en una pequeña casa

para que mi caminar sea más ligero.

 

Nos despojamos del calzado para entrar a una pequeña casa

como si en sus paredes estuviera la infancia de asfalto

y la falsificación de una vida.

 

Yo  abandono todo, menos el equipaje con el que me aferro con la mano de piedra quemada a la incertidumbre de contar cada lugar y cada rostro.

 

Yo tengo en mi pequeña casa la violencia con un corazón a punto de infartarse por las tablas que sostienen al cielo.

 

Yo viajo con la mitad de un hermano muerto

oculto en el cadáver de la niñez.

 

 

 

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