
Lady Telly
CASTILLA
habría matado por llamarte
ahora
que mis padres han vuelto a gritar cuando entraba en casa
ahora
que no he respondido y he pensado
no voy a discutir porque os amo a pesar
de vuestro desprecio
te habría llamado para que me repitieses
que como el amor
el honor y la transigencia son un mar escarpado
contra el que se abocan
las generaciones
lo haría si no te imaginase con tu marido en la playa
te habrías sentido orgulloso de mí
me habrías respondido qué bien
y no habría necesitado recordarte
por ejemplo
cuando mi madre troceó mis fotos de carnet
y me retó a que las tirase a la basura
o cuando mi partida de bautismo
le sirvió para gritar
mi hijo era este
y no la mierda en la que te has convertido
no habría necesitado recordártelo porque
tú lo habrías hecho solo
¿recuerdas lo que te conté?
el otro día
apareció la misma partida de bautismo
y con ella el vocabulario repetido
entre los papeles de mi vida laboral
fue lo único que salvó mi padre
del destrozo
previo al cubo
te habría llamado
quiero llamarte
aún hoy
te llamaría siempre
pero he pensado que quizá nunca estuviste
que tampoco vas a estar
y que de marcar tu número no habría mañana
ojalá pudiese haberte oído
ojalá te hubiese escuchado decir
si bien no
que sientes orgullo
lo mismo que he pensado al rechazar la disputa
gracias
gracias
gracias
por haberme dado la vida

Stop being heartbroken
DI NO A LA LITERATURA
Es domingo. Llamaría verano a este exceso
de expectativas, aunque esté a punto de arroparme.
La cama de mis padres suple el terreno
del que se me arrancó. Supongo que me gustaría
hacer justicia al amor que recibí y, por tanto,
seguir echándolo de menos. Pero aquí
no hay nadie más. Diría que estoy bien
ahora que solo escucho una pelota ventana abajo, donde
tres palmos de persiana bloquean el exceso, donde
sobre el colchón, reposo la luz
en cuarentena. Al acelerarse el golpeo,
supongo a un niño botando un balón. Absolutamente, pienso,
todo se regenera. El edificio de enfrente que bloquea las nubes, sobre mi cristal,
crea una copia exacta. Me planteo
si empezar un libro y aprovecharme en el espacio. Me antepongo
a mí, precisamente por eso. Acabo de descubrir que no necesito
nuevas voces ni vidas fuera; no ahora que he empezado
a aceptarme en la mía. Me giro pensando que ojalá
no vuelva a necesitar la literatura. No volver a escribir,
lo agradecería tanto. No volver a recordar al hombre. No obstante,
me duermo asumiendo la realidad
en cada uno de sus términos. Poniéndome a mi altura,
me comunico. Me digo todo pasa y, por muy tratado que esté el amor,
también se olvida todo.
Alberto Acerete (Zaragoza, 1987) es una artista. Cultiva la poesía, el ensayo y la crítica literaria y acaba de autoeditarse su poemario Cartas de la guerra que podéis descargaros gratuitamente para leer, llorar y reír sin parar. Desde La tribu de Frida nos quitamos el sombrero por este showman de la po(p)esía española capaz de entusiasmarse igualmente por una hamburguesa del Vips, el nuevo álbum de Taylor Swift o la novela póstuma de Ana María Matute.