La joven poesía venezolana existe. Es vital, respira en este país de América del Sur que pocos entienden. Hace mucho que sus poetas abandonaron la “culta Europa” y escriben desde la ternura, la ciudad, el rechazo y el exilio, el terror, la destrucción, la marginalidad, las calles, los llanos, la violencia y la sexualidad (por nombrar lo que los poetas han visto).
Esta selección nada tiene que ver con la edad, solo brinda un panorama de la poesía que se escribe actualmente en Venezuela. Una muestra de diversas voces y estéticas entrecruzadas, alejada de estilos de moda y fórmulas exactas. En ello tiene razón el ensayista Ramón Ordaz cuando menciona: “la mayoría de nuestros poetas carece de ubicación, son meteoritos, bólidos errantes frente al sistema cerrado de quienes han echado sus cartas en grupos y manifiestos, en supuestas generaciones o confluencias de época (…)”.
¿Por qué Tiempos grotescos, que así se ha titulado la muestra de joven poesía venezolana? Porque es época de penuria, soledad y contradicciones. Esa es nuestra época: la del mundo, la tierra que, como dijo una vez Eugenio Montejo, “… giró para acercarnos / giró sobre sí misma y en nosotros, / hasta juntarnos por fin en este sueño”, en la poesía que nace con la virtud de ser un testimonio, una reunión para mostrar la ira y el sentido, la guerra y la paz, la corrupción y la bondad, el rencor y el Dios de jóvenes poetas que viven un presente de encantos y desencantos. Es solo un ejemplo. No son los únicos. Diríase que de repente aparecieron.
En esta oportunidad están presentes diecisiete poetas, quienes respondieron desde París, New York, Maracay, Valencia, Maracaibo, Mérida, Caracas y Zaraza.
A pesar de los artilugios que crean la sensación de cercanía y conocimiento, hoy, más que cualquier otro día, otra época, debemos hacer el esfuerzo por encontrarnos una y otra vez desde la íntima conciencia del lenguaje que somos y que el lenguaje sea joven para siempre.
Que suenen los nombres, ahora mismo, ya, en este momento:
Juan Luis Landaeta, Jairo Rojas Rojas, Robert Rincón, Víctor Manuel Pinto, Vielsi Arias Peraza, César Segovia, Néstor Mendoza, Adalber Salas Hernández, Luis Ángel Barreto, Kevork Topalian, Camila Ríos Armas, Franklin Hurtado, Rubén Darío Carrero, Willy McKey, Carmen Luisa Chazzin, Rafael Ayala y Jhon Rivera Stredel.
Diosce Martínez
Periodista cultural y editora venezolana
JUAN LUIS LANDAETA
Caracas (1988). En 2008 resultó ganador del I Concurso de Poesía y Cuento de la Escuela de Derecho de la UCAB con el Comercio carnal. En 2009 recibió una mención de honor en el III Premio Nacional Universitario de Literatura por el libro Destino del viento. En 2011 con el libro La conocida herencia de las formas recibe una mención especial en el I Premio Nacional de Poesía Eugenio Montejo. Es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Cursa actualmente la maestría de Escritura Creativa en Español ofrecida por New York University. Es colaborador de los portales IQ Latino, Revista Temporales; así como editor asociado de la revista Viceversa.
1.
Hay formas inciertas
Orígenes que rigen el desvarío
Luces que se parecen a otras luces
mucho más antiguas
Hoy por ejemplo la geometría de la luna
perdona la distancia
y existe para que la noche se justifique
Así los cuerpos y el universo
Las interrelaciones
El mundo detrás del mundo
2.
Habitar
es recorrer lo conocido
Ocupar despacio el ambiente
Distraer los pasos hacia ella
o cualquier otro rincón
que la pronuncie
Asumir próximo lo íntimo
Reconocer lo que se anima
a partir de ti
Las distancias propias
[Del libro La conocida herencia de las formas]
JAIRO ROJAS ROJAS
(Mérida, 1980). Historiador del arte por la Universidad de los Andes. Ha publicado los libro de poesía La rendija de la puerta, ganador de la IV Bienal de Literatura Ramón Palomares (2011); La O azul, premiado en el III Concurso Nacional de Poesía de Venezuela (2012). Su tercer libro Casa para la sospecha fue merecedor del premio mención poesía en la XIX Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (2013). El libro Los plegamiento del agua fue el ganador de la XX edición del premio de poesía Fernando Paz Castillo. Administra el blog: http://unardoble.blogspot.com/
Esta va por ti, negro
la canción cabilla en la brizna del rebaño
que no los dejará dormir,
heme aquí con esta horda de mutantes
de chabacanos bigotes y piches sacos,
son los monstruos telúricos e iniciadores
que se van
sentados en la nubes que van y vienen,
de tanto gritar roncos
que no te nombran
jajaja
esta va por ti, Negro,
con el capitán de la corona marginal
hecha por ángeles y santos curtidos
la música turbia, del hueco,
alzada, del Gran Monstruo
que disloca el horror de la misma calle todas la mañanas
yo estoy con usted
sin medicinas, con ramas, hecho un lagrimón
yo no he olvidado la rezadora
la pena
el niño ungido por el chamán
que solo ve ángeles
esta va por los que no se rindieron
“mamaos”
la gran rueda cargando de toda su gente
la vida a cuesta a cuesta
untando su arepa con la baba del rencor
esta va por ti bandido, anárquico, raro,
refugiados de la realidad, inundados de carroña,
clausurados, vetados, malparidos,
rechazados,
la música infame
la música pantanosa
la música del finado muerto de hambre;
esta va por ti tierrudo (que ve un círculo en el cielo),
azotado, desaparecido, hombre-roncha,
sofocado de carencia
este tema
impuro al silencio
para la injuria de los jefes
aturdidos
por el enojo
de todos estos
niños humillados
Día 21
El cuerpo es un maestro
—dice—
mientras él forcejea con los brazos
que se le alzan solos
que buscan poseídos la hojilla
para abrir todas las carnes desde su pecho oscurecido
mientras, también, pugna con las piernas que se desplazan al lugar
donde quemarse
donde quemar la vida quieren
ahí se oye toda la lucha de siempre
la intensión es la fuerza que despereza el cuerpo
se sabe
el cuerpo: amigo de la muerte
inquilino del alma
causa de la lápida que visitan pájaros y gatos
sombra de los movimientos del pensamiento
templo que se autodestruye por falta de fuego
que oye el gallo que anuncia la noche
embriagado con la pereza
mal acostumbrado a las vibraciones más groseras
que olvida su próxima fecha de vencimiento
indistinto del cielo
que vio luz saliendo unido a Ella
espejo de todos los que pasarán por este mundo
maestro
que hace resistencia
que se la pasa viendo lo invisible
forcejean recorriendo los astros del cuarto
tumbando los discos del alba los libros que muchos pobres no leerán
porque sólo pensarán en dinero,
le agarra ese bello pelo largo hecho de viento
lo tira a la esquina
y se muere de la risa cuando cae (n)
él y su templo
así se aprende la lección
con mano dura sobre la mano dura, alzada
para saber quién es el que Manda.
[Del libro Casa para la sospecha]
ROBERT RINCÓN
(Valencia, 1985). Poeta, músico y licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Cursa una maestría en Literatura Latinoamericana (Upel, Maracay). Colabora en el Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC y en la revista Poesía del mismo departamento. Ha publicado el poemario Mercaderes (2010). Ganador del V Premio Nacional Universitario de Literatura “Alfredo Armas Alfonzo” (Universidad Simón Bolívar, Caracas, 2014), con su poemario Emaús y el vientre de arena. Sus poemas han sido publicados en revistas, periódicos y otros medios culturales del país.
ESTÁS GUARDADO EN MI HISTORIA
mi cabeza se equivoca en aplazar los sonidos
de tu boca amplia que no tengo
ni en el sueño que he bajado para escucharte
me dispongo como hombre en recibirte
el aliento y la llama sacuden la sal
donde el sol rompe y a ti te sigo
vacilando en la arena y preguntando en qué estoy
te vienes conmigo pero en mí
te alejas
estás escrito en la batallas
en el corazón de la selva
y en la imponencia cuando asomo mi cuerpo
en el brillo de la costa
[Del libro Mercaderes, 2010]
En redes, soy un reo
Prendí la radio y su ruido
me llenó hasta los pies
eso de sintonizarme
no me ha ido bien desde la mañana
parte del día
conectarme
desconectarme
conectarme
desconectarme
consumo palabras
trazadora de imágenes
supuesta placidez
más interferencias
y el cuerpo no se hace lento
ni mis manos
un sentimiento alguno
irradian
cuando llegue el sonido
vendrá el poema
cambié a televisor
[Inédito]