Cuando rebasa el mar. Antología de poesía femenina argentina VII

 

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Sonia Scarabelli

Rosario, Argentina (1968)

 

 

“crecimos y recuerdo haber sentido

la soledad de ser una mujer

como quien marcha hacia el exilio”

Sonia Scarabelli

 

 

*

 

LOS VIAJEROS

 

En la profundidad del sueño

él me sale al encuentro siempre vivo,

y andamos por paisajes

que son y que no son la casa,

la tierra conocida.

 

Como a los buscadores de un misterio

que se entienden perfecto con la noche,

la oscuridad tampoco nos da miedo

y tomamos las cosas como vienen.

 

Esta vez me lo encuentro sonriente

y listo para un viaje, y me pregunto

si no será esa, al fin,

la forma verdadera de la muerte:

 

un viaje interminable y cada tanto,

el regreso muy breve, sigiloso

a la casa del sueño, la memoria.

 

 

***

 

 

EL ARTE DE SILBAR

 

Silbo y al rato un eco se desprende,

como si llegara alto va y se queda

flotando en el aire.

Silbar no es de mujeres pero él

nos enseñaba a todos por igual,

mis hermanos y yo: silbar, nadar, pescar.

Después crecimos y recuerdo haber sentido

la soledad de ser una mujer

como quien marcha hacia el exilio,

sobre todo del padre,

que en el sueño de anoche

se apareció de pronto en una ruta solitaria.

Diferente y el mismo, como siempre,

a la luz de los faros de un coche, dice:

hija, de la vida no se huye.

 

 

***

 

 

 

OTRA BELLEZA

 

Mamá, yo ahora tengo otra edad

y me encuentro una belleza distinta,

algo que no viene ni de la noche ni del día,

una manera de ser del cuerpo que se cae:

la carne se va despidiendo de los huesos

(eso que todavía no se nota),

se ablanda y mete un miedo

parecido a la verdad.

A lo mejor es algo a lo que nadie

llamaría belleza, una cosa

que ya no hay, que viene

de todo lo que se cansa y se desgasta,

pero cuando la miro para adentro

¿qué oscuridad más serena

la que me encuentro!

Y a veces, qué ganas de reírme

por ir dejando atrás esa forma del tiempo,

qué ganas de reírme y de bailar

como una muchacha.

 

 

***

 

 

EL RÍO

 

Cruzaste el río del olvido, pero

¿te olvide yo? ¿me olvidaste?

No, nos vamos sacando esas cáscaras,

esas corazas como de rinocerontes,

las caras que teníamos que poner,

las cosas que teníamos que decir,

y abajo quedan los animales blandos,

hablando en un idioma que es tan nuevo

que me parece que lo aprendo en un sueño

o me lo encuentro por ahí.

 

***

 

 

O SOS UNA LECHUZA…

 

Papá, yo ahora creo que vos

también sos una lechuza

como esa que encontramos

parada sobre el poste,

y después eran tres sobre el travesaño,

en el arco del potrero.

Todo visto a la luz muy tímida

de un foco de la calle,

aunque seguro la vista

no nos engañó.

Es cierto que nunca

las volvimos a encontrar

-pasamos de nuevo varias veces

a la misma hora y todo-.

entonces me acordé

de cuando yo era una chica

y me enseñaron el misterio

de la divina trinidad.

Pero ahora prefiero

creer en las cosas que veo:

el cuelo azul, las hojas verdes,

el sol, la luna,

la lechuza que sos vos

cuando pasás volando.

 

 

***

 

 

ESPEJOS

 

Vos estás tranquilo,

yo tranquila también,

espejitos rotos de debajo de la tierra,

arriba de la tierra.

No hay padre, no hay madre,

se une todo.

En el mundo de los muertos

no te cortan la cabeza

tu cabeza brilla

como si fueras un león.

Toda la melena tuya

es una luz que me ciega.

 

 

 

Sonia Scarabelli nació en rosario en 1968. Ha publicado los siguientes libros de poesía: La memoria del árbol (2000), Celebración de lo invisible (2003) Flores que pueden abrirse sobre aguas oscuras (2008). En 2009 publicó La orilla más lejana (crónica). Ha participado en las antologías: Los que siguen. Veintiún poetas rosarinos (2002), Poetas argentinas 1961-1980 (2007) y Las 40. Poetas santafesinas 1922-1981 (2008)

Los poemas de esta selección pertenecen al poemario El arte de Silbar (2014) publicado por la Editorial Bajo la Luna.

 

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