Las paredes contiguas III: Louise Glück

Fotografía de Sigrid Estrada.

 

Fotografía de Sigrid Estrada.

Fotografía de Sigrid Estrada.

 

Louise Glück llegó por una mentira. Que haya llegado a ella por algo falso no significa nada salvo eso. Sin embargo leí El iris salvaje (Pre-Textos, 2006) con ojos de quien daba una cosa por cierta y pasa a saber que no lo es y adquiere así una nueva certeza: la del desengaño ¿Qué ojos son esos? Los del escéptico. Leer El iris salvaje desde el escepticismo significó asistir al concierto de la fiesta botánica que es el poemario con un andar muy cauto. Casi cada poema lleva el título de una flor; cada poema es la voluntad verbal de violetas, espino, amapola roja, campanilla, lirio dorado. Leí después (a una distancia que no sé precisar) el ensayo de John Slater Todo son hojas: literatura e historia natural en el Barroco español (CSIC, 2010) que recopila más de doscientas plantas de la literatura del Siglo de Oro español e indaga en la estética fitológica barroca desde la teoría y la práctica. Esta lectura (de una forma que tampoco sé precisar) se superpuso a la otra y el resultado de la mentira y la flor barroca provocó que siguiera leyendo a Glück. Lo que vino después es lo previsible: la lectura admirada, el hallazgo y nuevas formas de ver. Louise Glück dice que el poema es una forma de comunicación entre una boca y una oreja. Matiza que no se trata de una boca real ni de una oreja real sino de una mente y otra mente, una que emite y otra que recibe: “Para mí, la experiencia del poema se transmite visualmente. Oigo con los ojos y no me gusta leer en voz alta (salvo en contadas ocasiones) ni que me lean. Cuando el poema se lee se convierte en una forma más simple, más secuencial: la red se convierte en una carretera de sentido único”.

Louise Glück (Nueva York, 1943) se graduó en 1961 en Hewlett High School de Nueva York y asistió al Sarah Lawrence College y a Columbia University. En poesía ha publicado: Firstborn (1968), House on the Marshland (1975), Descending Figure (1980), The Triumph of Achilles (1985), Ararat (1990), The Wild Iris (1992), Meadowlands (1996), Vita Nova (1999) y The Seven Ages (2001). Con The Wild Iris obtuvo el premio Pulitzer de poesía en 1993. También ha obtenido el National Book Critics Circle Award y el Academy of American Poets Prize. Actualmente es profesora de literatura en la Universidad de Yale.

 

Títulos traducidos al español y editados en la editorial pre-Textos.

Más información y bibliografía completa en Poetry Foundation.

Entrevistas y referencias: aquí, aquí y aquí.

 

 

 

[Selección de poemas]

 

DECADA

 

¿Qué júbilo roza

el consuelo del ritual? Un vacío

 

aparece en la vida.

Una conmoción tan profunda, tan terrible,

que su fuerza arrasa

la percepción del mundo. Eras

 

un animal al borde de su cueva, puro

dormir y despertar. Entonces

el minúsculo cambio: algo

 

atrapa el ojo

Primavera: lo imprevisto

inunda el abismo.

 

Y la vida

vuelve a llenarse. Y finalmente

cada cosa

encuentra su lugar.

 

 

 

DECADE

 

What joy touches

the solace of ritual? A void

 

appears in the life.

A shock so deep, so terrible,

its force

levels the perceived world. You were

 

a beast at the edge of its cave, only

waking and sleeping. Then

the minute shift; the eye

 

taken by something.

Spring: the unforeseen

flooding the abyss.

 

And the life

filling again. And finally

a place

found for everything.

 

 

MEMORIA

 

Nací prudente, bajo el signo de Tauro.

Crecí en una isla, próspera,

en la segunda mitad del siglo veinte;

la sombra del Holocausto

apenas nos rozó.

 

Tuve una filosofía del amor, una filosofía

de la religión, ambas basadas

en mis primeras experiencias de familia.

 

Y si cuando escribí sólo usé unas pocas palabras

fue porque el tiempo siempre me pareció corto,

como si pudieran arrancármelo

en cualquier momento.

 

Y mi historia, de todos modos, no era única

aunque, como todo el mundo, tenía una historia,

un punto de vista.

 

Unas pocas palabras fueron todo lo que necesité:

nutrir, sostener, atacar

 

 

MEMOIR

 

I was born cautious, under the sign of Taurus.

I grew up on an island, prosperous,

in the second half of the twenieth century;

the shadow of the Holocaust

hardly touched us.

 

I had a philosophy of love, a philosophy

of religión, both based on

early experience within a family.

 

And if when I wrote I used only a few words

it was because time always seemed to me short

as though it could be stripped away

at any moment.

 

And my story, in any case, wasn’t unique

though, like everyone else, I had a story,

a point of view.

 

A few words were all I needed:

nourish, sustain, attack.

 

(De Las siete edades, Traducción de Mirta Rosenberg, Valencia, Pre-Textos, 2011)

 

 

FINAL DEL VERANO

Después de ocurrirme todo,

me ocurrió el vacío.

 

Hay un límite

en el placer que obtuve de las formas;

 

en esto no soy como vosotros,

no necesito liberarme en otro cuerpo,

 

no necesito

protección fuera de mí.

 

Mis pobres e inspiradas

criaturas, sois

mi distracción, finalmente,

meras restricciones; sois un poco como yo

demasiado pequeñas

para complacerme.

 

Y tan inflexibles:

queréis cobrar por adelantado

vuestra ausencia,

cobrar por alguna parte de la tierra,

algún recuerdo, del mismo modo que una vez

fuisteis premiadas por vuestra labor,

y el escriba recibió su pago

en plata y el pastor en cebada

aunque la tierra no dure

eternamente, ni estos minúsculos

trocitos de materia.

 

Si pudieseis tan sólo abrir los ojos me veríais, veríais el vacío

del cielo reflejado en la tierra, los campos

desiertos, sin vida, cubiertos de nieve.

 

Luego la blanca luz

sin el disfraz de la materia.

 

 

 

END OF SUMMER

 

After all things ocurred to me,

the void occurred to me.

 

There is a limit

to the pleasure I had in form-

 

I am not like you in this,

I have no release in another body,

 

I have no need

of shelter outside myself-

 

My poor inspired

creation, you are

distractions, finally,

mere curtailment: you are

too little like me in the end

to please me.

 

And so adamant-

you want to be paid off

for your disappearence,

all paid in some part of the earth,

some souvenir, as you were once

rewarded for labor,

the scribe being paid

in silver, the shepherd in barley

 

although it is not earth

that is lasting, not

these small chips of matter-

 

If you would open your eyes

you would see me, you would see

the emptiness of heaven

mirroed on earth, the fields

vacant again, lifeless, covered with snow-

 

then white light

no longer disguised as matter.

 

(De El iris salvaje, traducción de Eduardo Chirinos, Valencia, Pre-Textos, 2006)

 

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