Entonces surgieron las islas luminosas
de un azul tan puro y tan violento
que excedía al fulgor del firmamento…
Sophia de Mello
Afirma el poeta canario Andrés Sánchez Robayna que el pronombre femenino es una isla. Si esto fuera cierto, entonces podría decirse que cada una de las tres poetas que presentamos aquí es una isla habitando otra isla. En este caso, la de Mallorca.
Antònia Vicens nació en la más grande de las que componen el archipiélago balear. Laia Martinez i Lopez y Lucia Pietrelli la eligieron como refugio. Las tres, como diría E.R. Curtius, la ensanchan con sus versos.
En sus vidas reúnen cuatro condiciones que deben tenerse en cuenta para entender su obra: la insularidad, que define un territorio físico limitado y, según se afirma, incluso un estado psicológico y espiritual diferente del que albergan en su interior los continentales; la lengua en la que escriben -la catalana-, en una comunidad autónoma en la que esta sobrevive a pesar de padecer continuos ataques; el género literario en el que las leeremos en La Tribu, la poesía, que a pesar del buen momento que parece vivir actualmente en nuestro país, sigue siendo considerada por muchos como la hermana pequeña de la literatura; y la de ser mujeres, hecho que, en el mundo de las letras y a pesar de los esfuerzos de una renovada, enérgica e indudablemente portentosa generación de escritoras, poetas, críticas y estudiosas, no ha dejado de ser un hándicap para la apropiada consideración y el justo reconocimiento.
Todas estas condiciones podrían llevar a pensar, a más de uno, que estas poetas se encuentran aisladas. Pero el suyo, en todo caso, no es un aislamiento estéril. Ninguna cumple la pœna insularis. El mar que las rodea no es para ellas un límite, sino el medio perfecto en el que surca la nave que las guía confiadas, que da amplitud a su mirada y les muestra el alboreado horizonte. La isla (Mallorca, o cualquier otra) es el territorio en el que ellas se recogen y se reconocen; en el que ensalzan la grandeza de lo pequeño frente a la insignificancia de lo desmesurado; en el que conservan -aún intacto- el carácter sagrado de lo que ha vivido apartado o, mejor dicho, protegido. La isla les recuerda siempre -como proclama Sánchez Robayna en su Cuaderno de las islas (Lumen, 2011)-, “esa posibilidad de pureza, esa esperanza irrenunciable.”
No en vano, Martinez i Lopez es una fuerza creadora de una naturaleza única, cuyo arte parece no tener límites ni fin; Pietrelli fue galardonada el año pasado (después de haber sido varias veces laureada) con el premio Joanot Martorell, uno de los más importantes en la narrativa catalana; y Vicens ha sido reconocida por su trayectoria en diversas ocasiones, la última con el premio nacional de cultura de la Generalitat de Catalunya, este mismo año.
«¿Por qué» -se pregunta, nos pregunta, Sánchez Robayna- «la mayor parte de los dioses olímpicos nacieron en islas o se relacionaban estrechamente con ellas?«
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LAIA MARTINEZ I LOPEZ
Laia Martinez i Lopez nació en Berga (Cataluña) en 1984 y reside en Mallorca desde el año 2009. Es escritora, traductora y músico. Se licenció en Traducción e Interpretación de inglés y ruso en la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha publicado los poemarios L’abc de Laia Martinez i Lopez (Documenta Balear, 2009), L’estiu del tonight, tonight (El Gall, 2010, premio Art Jove), Cançó amb esgarrip i dos poemes (Lleonard Muntaner, 2015) y Afollada (LaBreu, 2016). Ha participado y dirigido diversos festivales de artes poéticas y es vocal de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana. Presente en diferentes antologías, ha sido traducida al castellano, italiano, portugués, inglés, ruso y croata. Como traductora destaca su trabajo sobre la obra de Max Voloixin, realizado junto a Gerard Adrover, así como la adaptación al catalán de poemas dispersos de Marina Tsvietáieva. Es la voz, el verso y los teclados de Jansky, un dúo de electroversia con máquinas, instrumentos y producción de Raume, con quién ha editado los discos Un big bang a la gibrella y ÉÈ (Primeros Pasitos, 2013, 2015). Asimismo, es miembro del grupo de postfolk Cap de Turc, que revisita el romancero popular y la literatura medieval con ilustraciones de Max en directo.
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MI ISLA
Cada cual tiene una isla y en todas ellas hay pinos o palmeras. La rodean lenguas de agua y, el poema, puede ser la casa que construimos encima o la balsa que custodia sus orillas. Somos quedarnos o huir de ella. Somos los descendientes, el lenguaje convertido en huella; o la voz que dice el vacío que suena atrás y, por azar, atrapará una caracola. Hacemos las paces para procrear y, por placer, la guerra. Yo no he sabido dejar allí un hijo ni montarme la barca. Sin embargo, con Amor, pactamos un ritmo y vamos migrando de un tiempo a otro en el universo, a lomos de una ballena o halcón peregrino. Si existe alguna ley inquebrantable, la desconozco. El dolor vive en quienes creen en las teorías irrefutables. Mi yo cabalga lejos de un mundo que intuye muerto y, el verso, tremendamente físico, es el espolón con el que apunta hacia otras dimensiones —olas. Quiero amar y que me sigan los peces. Sueño, bailando alrededor de la isla, con la perfecta canción.
Selección de poemas
Por la senda enterrada
hasta el cuello la flor
más bella de la isla
encoge sus raíces
se enrosca y gira
para no arraigar
demasiado cerca
de algún neumático
trozos de plástico
huesos de vidrio
modernos derribos
hierbas postizas
o el gran hotel con vistas:
endemismos mallorquines
lidian por tierra
por la tierra, malherida.
Es lila: Limonium.
*
Como si nos hubiéramos tragado el piano
de la sala
y luego
nuestros dedos
lento pero
fortíssimo
vomitasen sus notas digeridas sobre
la piel.
Así Así Así
nos to cá ba mos
Así Así Así
*
A Cleopatra, la bañaron en casa con leche
de burra;
a mí me bañasteis en el torrente,
pero el vientre no me tornó fuente, sino cantizal.
*
Yo fui una niña que se perdía por el bosque
buscando a esos duendes desnudos de cuento.
Estoy segura de que las hay a montones.
Anoche, cuando todo en casa está despierto,
la he oído reírse ―afollada,
junto al geranio muerto de la terraza.
Me ha parecido incorruptible su carácter de entonces.
Y, sin embargo, al girarme,
yo era el duende en el espejo
y sacaba hongos por las rodillas y los codos.
[Poemas pertenecientes a los poemarios L’estiu del tonight, tonight y Afollada. Traducción de Laia Martinez i Lopez y Natalia Rabassa.]
Pel camí colgat / a mort la flor / més bella de l’illa / estreny arrels / s’entortolliga / per no aferrar / massa devora / algun pneumàtic / un tros de plàstic / ossos de vidre / runes modernes / herbes postisses / o el gran hotel amb vistes: / endemismes mallorquins / bregant per terra / per la terra, malaurada. / És lila: Limonium.
Talment ens haguéssim empassat el piano / de la sala / i ara / els nostres dits / lento prò / fortíssimo / en vomitessin les notes païdes / damunt la pell. / Ai xí ai xí ai xí / ens to cà vem. / Ai xí ai xí ai xí.
A Cleòpatra, la banyaren a casa amb llet / de somera; / a mi em vàreu banyar a la riera / però el ventre no em tornà font, sinó tartera.
Vaig ser una nena que es perdia pel bosc / cercant follets dels que anaven nuus als contes. / Sé ben segur que n’hi ha hagut moltes. / Anit, quan tot a casa es desperta, / l’he sentida com reia -afollada, / vora el gerani mort de la terrassa. / M’ha parescut incorruptible el seu caràcter d’aleshores. / I, tanmateix, quan m’he girat, / jo era el follet allà al mirall / i treia fongs pels genolls i els colzes.
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LUCIA PIETRELLI
Lucia Pietrelli nació en Candelara (Itàlia) en 1984 y reside en Mallorca desde el año 2012. Es poeta, narradora y traductora. Se licenció en Literaturas Europeas para la producción cultural en la Universidad de Pisa y realizó un Máster en Escritura Creativa en la Escuela Contemporánea de Humanidades de Madrid. Su obra poética se compone de Fúria (Documenta Balear. La Cantàrida, 2010), Verticale (Raffaelli Editore, 2011), Violacions (Moll, 2011, premio Bernat Vidal i Tomàs), Esquelet (Pagès Editors, 2013, premio Benet Ribas), Mort d’un aviador tartamut (AdiA Edicions, 2013), Ortigues (AdiA Edicions, 2015) y V (Cafè Central / Eumo Editorial, 2016). Además, ha publicado las novelas Nissaga (Moll, 2013, premio Vila de Lloseta), Qui ens defensarà (Lleonard Muntaner, 2014, premio Pare Colom) y Cadenes (Edicions 62, 2015, premio Joanot Martorell). Ha participado en diversas antologías de poemas y ha sido rapsoda tanto en Cataluña como en el extranjero. Como traductora, destaca su adaptación al castellano de la obra Parasceve del poeta mallorquín Blai Bonet y la traducción de la poesía de autores y autoras como Stefano Benni, Alda Merini, Tonino Guerra, Jaume C. Pons Alorda o Pau Vadell i Vallbona.
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MI ISLA
Mi isla tiene una raíz fría. Es una tierra abandonada, podríamos decir deshabitada porque nadie ni nada tiene aquí consistencia de carne y huesos. Por eso nada muere y nadie vive, pero todo perdura. Es la fragilidad propia de los pensamientos, de las palabras. Sólo ellos perduran porque no tienen vida y no tienen muerte. Mi isla se encuentra detrás de los ojos y quema, mis pies son su raíz fría. En medio queda la vida y quedará la muerte, pero eso no nos interesa. Lo que vale es el pensamiento incontinente, sin fronteras. Lo que cuenta es la palabra que la invade, frondosa como un árbol y más fuerte que un rugido. El fuego aquí no se apaga.
Mi isla no existe, pero camina conmigo.
Selección de poemas
Llevaremos
esa palabra
al centro del río:
la ahogaremos.
*
Cuando todo acabe,
él volverá
a juntar las manos,
ella también.
Tú y yo
nos quedaremos
con un nombre de cristal
hundido
en cada palma.
*
Dicen sangre
en femenino.
Dicen ave
en singular.
Y peso, sábana, obsesión.
Por el tejido de las palabras
cabalga la ignorancia,
siega la culpa.
*
Doblégame.
Postradas
piel, voces, cavidades,
ese cuerpo entero.
Espalda de animales:
mudos los hombros,
fisuras verticales,
ortigas y un pronombre.
[Poemas pertenecientes al poemario V. Traducción de Lucia Pietrelli.]
Portarem / aquesta paraula / al centre del riu: / l’ofegarem.
Quan tot acabi, / ell tornarà / a ajuntar les mans, / ella també. / Tu i jo / romandrem / amb un nom de vidre / enfonsat / en cada palmell.
Diuen sang / en femení. / Diuen ocell / en singular. / I pes, llençol, obsessió. / Pel teixit dels mots / cavalca la ignorància, / destraleja la culpa.
Vincla’m. / Prostrats / pell, veus, cavitats, / tot aquest cos. / Esquenes d’animals: / mudes les espatlles, / fissures verticals, / ortigues i un pronom.
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ANTÒNIA VICENS
Antònia Vicens nació en Santanyí (Mallorca) en 1941. Es novelista y poeta. Con su primera novela, 39º a l’ombra (Selecta, 1968 / Moll, 1990 / Edicions 62, 2002), ganó el premio Sant Jordi en 1967. Impulsada por el galardón, continuó escribiendo narrativa: Material de fulletó (Moll, 1971), La festa de tots els morts (Nova Terra, 1974 / Barcelona: Hogar del Libro, 1982), La Santa ( Laia, 1980), Quilòmetres de tul per a un petit cadàver (Laia, 1982, premio Ciutat de Palma), Gelat de maduixa (Fernando Torres, 1984, premio Ciutat de València-Constantí Llombart), Terra seca (Planeta, 1987), Febre alta (Edicions 62, 1998), Quan un home s’enamora (Mèdol, 1998), Lluny del tren (Destino, 2002), Ungles perfectes (Proa, 2007) y Ánima de gos (Moll, 2011). Su obra poética, tardía, se recoge en Lovely (Moll, 2009), Sota el paraigua el crit (Lleonard Muntaner, 2013) y Fred als ulls (Cafè Central, 2015). Asimismo, ha publicado narrativa breve y juvenil. Ha sido galardonada por su trayectoria con la Creu de Sant Jordi (1999), el premio Ramon Llull (2004) -al que renunció en protesta por la política lingüística del gobierno balear-, y con el Premio Nacional de Cultura de la Generalitat de Catalunya (2016). Es socia de Honor de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (2016).
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MI ISLA
Y es que me sentí isla, antes de saberme mujer. Todo un sector numeroso de mujeres que crecimos con muchísimas carencias, llenas de perjuicios y aún ahora, muchas van por el mundo un poco aturdidas de infancia asfixiada.
Porque aquella niña a la que, cuando tenía once años, compraron una bicicleta y rondaba por las calles de los pueblos pedaleando deprisa, queriendo cortar el viento, trascender y transgredir barreras morales, era todas las niñas.
Los hombres de Santanyí, la mayoría agricultores propietarios de cuatro trozos de tierra infructífera o marineros sin barca, se vieron obligados a embarcarse en barcos que pasaban objetos de contrabando, objetos prohibidos y pecaminosos, tales como el tabaco y el nylon, para poder ganar un sueldo digno y mantener a la familia. Residían en Tánger, Gibraltar, La Línea …
Así todas las criaturas éramos un poco huérfanas: los padres, siempre lejos, sólo venían de permiso una vez al año, y las madres, ansiosas, estaban siempre demasiado pendientes de los temporales del mar, y de las corrientes de su corazón y de su cuerpo de mujeres que se iban convirtiendo en islas desiertas. Islas secas. (…)
Y nunca percibí el más leve rumor de rebelión alguna, o de querer asociarse las mujeres, para exigir sus derechos: emanciparse no les pasaba por la cabeza, dejaban correr los años educando a sus hijas como habían sido educadas ellas, muy atentas a no romper, ni tan siquiera resquebrajar, el orden establecido. Quiero decir que la madre se ponía siempre como espejo y el reflejo genético se complementaba con el reflejo social, y las hijas, no teniendo ningún otro modelo, una vez adultas, se convertían en la madre.
Por lo tanto, cuando me di cuenta que mi destino estaba tan cuidadosamente planeado por aquellas mujeres, víctimas y a la vez cómplices de la dictadura patriarcal y católica, quedé tan asombrada que en un intento desesperado de evadirme de ese tipo de lazos, empecé a soñarme escritora. Quería también explicarme a mí misma por qué isla-cobijo de marineros cansados, en lugar de, simplemente, mujer que piensa y decide el itinerario de sus pasos.
Texto adaptado de Vicens, A. (1998). Ser dona, ser illa. Lluc: revista de cultura i d’idees, 806-807, 33-35.
Selección de poemas
(No era amor la mano
que te enseñaba a caminar.
No era ternura la cuchara
que te enseñaba el camino de la boca.
Decían:
¡Esta niña nos pertenece
tenemos tan pocas cosas!)
*
LOS PIES SIEMPRE LE DOLÍAN
Los pies siempre le dolían
a mi padre.
Cojeando recorría todas las zapaterías
buscando unos zapatos bastante cómodos que lo ayudaran
a sobrellevar el peso de todos los daños
los desgarros y los cortes
que el mar le había hecho.
Nunca los encontró. Tuvo que marcharse
descalzo con el reloj de pulsera y el cuchillo
de rebanar pan de rebanar lágrimas en el bolsillo de la chaqueta y
una cara blanca como la espuma de las olas
que tantas veces montó.
Me lo decía siempre:
No tuve infancia.
No se lo sacaba de la cabeza:
Aprendí a escribir mi nombre en el frente.
Chillaban balas se deslizaban estrellas
de sangre cuando yo aprendía a escribir mi nombre.
No quería ser un peón cualquiera.
Y decía mi madre:
Es un hombre apuesto. Lástima
que no sepa escribir. Tú
tienes que ir a la escuela Antònia. No
tienes que ser un ignorante como tu padre hija.
Y el azulete de los ojos se le esparcía por las mejillas cuando
diluviana
lloraba su ausencia.
*
(No era amor la voz
que te enseñó el abecedario.
Aprendiste a leer
con sangre en las rodillas.
Decían:
Como a los árboles nuevos para que no se encorve
le pondremos estacas.)
*
RAÍCES
A la memoria le han salido raíces. Los recuerdos
son minúsculos como las monedas de un céntimo. Hay que
tener los bolsillos llenos para poder ir al horno
a comprar pan.
Mi padre siempre lo decía:
con los bolsillos vacíos pierdes el equilibrio.
El pan llena un hombre.
El orgullo llena una camisa.
Caminaba satisfecho por los pasillos del supermercado bajo los neones.
Escupía los bofes de un verde alga al lado de las manzanas y las naranjas.
Escupía flemas de un amarillo herrumbre delante del puesto del pescado.
La gente huía de su figura macilenta.
Pero él volvía a casa con una bolsa llena de uvas
contento de sentirse alado.
Me lo decía siempre:
A los diez años
conocí la alta mar.
A los doce años
conocí los temporales.
Los delfines. Las trampas de los horizontes.
No se lo sacaba de la cabeza:
Una vez perdí la ropa y el reloj.
Escribía Joan
en el aire
cuando la barca se hundió. No
quería ser un ahogado anónimo.
*
Y decía mi madre:
Camina erguido. Como si gobernara el viento.
Lástima que no sepa guardar su ropa. Tú
debes ser más viva Antònia
no sueltes nunca lo que es tuyo.
Y el carmín de los labios le chorreaba por el mentón
Igual que la sangre
chorrea
por las piernas de las mujeres.
[Poemas pertenecientes al poemario Lovely. Traducción de Carlos Vitale]
(No era amor la mà / que t’ensenyava a caminar. / No era tendresa la cullera / que t’ensenyava el camí de la boca. / Deien: / Aquesta nena ens pertany / tenim tan poques coses!)
ELS PEUS SEMPRE LI FEIEN MAL /// Els peus sempre li feien mal / al pare. / Ranquejant recorria totes les sabateries / cercant unes sabates prou còmodes que l’ajudessin / a dur el pes de tots els traus / els treps i els talls / que la mar li havia fet. / No les va trobar mai. Va haver d’anar-se’n / descalç amb el rellotge de polsera i el ganivet / de llescar pa de llescar llàgrimes dins la butxaca del gec i / una cara blanca com l’escuma de les ones / que tantes vegades va muntar. / M’ho deia sempre: / No vaig tenir infància. / No s’ho treia del cap: / Vaig aprendre a escriure el meu nom al front. / Giscaven bales lliscaven estrelles / de sang quan jo aprenia a escriure el meu nom. / No volia ser un peó qualsevol. / I deia la mare: / És un home plantós. Llàstima / que no sàpiga escriure. Tu / has d’anar a l’escola Antònia. No / has de ser una ignorant com ton pare filla. / I el blavet dels ulls se li escampava per les galtes quan / diluviana / plorava la seva absència.
(No era amor la veu / que et va ensenyar l’abecedari. / Vares aprendre a llegir / amb sang als genolls. / Deien: / Com als arbres novells perquè no es vincli / li posarem estaques.)
ARRELS /// A la memòria li han sortit arrels. Els records / són minúsculs com les monedes d’un cèntim. Cal / tenir-ne les butxaques plenes per poder anar al forn / a comprar pa. / El pare sempre m’ho deia: / Amb les butxaques buides perds l’equilibri. / El pa omple un home. / L’orgull omple una camisa. / Caminava satisfet pels passadissos del supermercat sota els neons. / Escopia el lleu d’un verd alga devora les pomes i les taronges. / Escopia flegmes d’un groc rovell davant la parada del peix. / La gent fugia de la seva cara de la Mort amb pebres / però ell tornava a casa amb una bossa plena de raïm / content de sentir-se alat. / M’ho deia sempre: / Als deu anys / vaig conèixer la mar gran. / Als dotze anys / vaig conèixer els temporals. / Els dofins. Els paranys dels horitzons. / No s’ho treia del cap: / Una vegada vaig perdre la roba i el rellotge. / Escrivia Joan / en l’aire / quan la barca es va enfonsar. No / volia ser un negat anònim. / I deia la mare: / Camina empinat. Com si governés el vent. / Llàstima que no sàpiga guardar la seva roba. Tu / has d’anar més viva Antònia / no amollis mai allò que és teu. / I el carmí dels llavis li regalimava pel mentó / igual que la sang / regalima / per les cames de les dones.
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