¿Qué voz sería la de las siamesas? ¿Desde dónde habla quien habla en singular y en plural a la vez? ¿Qué identidad tiene aquella que es dos a un mismo tiempo?
La garganta de los monstruos. La voz tejida de muchos pliegues, de arruguitas en el paladar, de manos de veinte dedos para tocar todo lo que es y no sabe. La boca que busca, alberga y mastica, la boca como una galaxia pequeña y descomunal de los mundos que somos y nos atamos a la nuca para no ver.
Soy tantas como para enloquecer y no regresar jamás. Al escribir, la mente enloquece pautada; la mente enloquece en el marco del papel. La locura queda encerrada y punto final. O punto de inicio que se abre y se cierra, se abre, se abre. La página como una membrana. La página es la superficie que acaricia las transformaciones que desconocemos y vivimos. La realidad no existe. El sueño no existe. Lo que queda en medio es un mundo sin código que sólo podemos comer sin pronunciarlo. La página es un monstruo. La página es la voz que ruge y se devora para que todas crezcan de su misma digestión.
Buscar la boca reversible. La boca que dice sin dentro ni afuera. La boca neutra. La boca todas.
Tuscumbia querría ser una canción para las monstruas.
