“Me falta todo”. Sobre la producción de vulnerabilidad

 

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Carmen de Burgos (1867-1932) fue periodista, corresponsal de guerra, escritora, viajera incansable, estudiosa, defensora de los derechos de las mujeres, particularmente del derecho al sufragio y al divorcio. La Editorial Renacimiento reedita por primera vez su novela de tintes autobiográficos La malcasada (1923). De la misma generación, también pioneras en prensa escrita y en defensa de los derechos de las mujeres, fueron Emilia Pardo Bazán, Sofía Casanova o Rosario Acuña.

“Me falta todo”

“Me falta todo”, pensaba Dolores, la protagonista de la novela La malcasada, de Carmen de Burgos. Dolores, un trasunto de la joven Carmen de Burgos, se casó en medio de la ensoñación del amor romántico y cuando se despertó se descubrió a sí misma conviviendo con un hombre violento, alcohólico y que encontraba gozosa la sangría de las peleas de gallos. La reedición de La malcasada por parte de la Editorial Renacimiento ha alentado la recuperación de perfiles biográficos de su autora, una mujer pionera en el ejercicio del periodismo y una convencida defensora de los derechos de las mujeres: a principios del siglo XX unió su voz a la de Emilia Pardo Bazán para reclamar el sufragio femenino y ya en los años treinta apoyó sin fisuras la posición de Clara Campoamor, negando que la concesión del voto a las mujeres pudiera tener resultados reaccionarios. Además, se situó como firme defensora del derecho al divorcio, uno de los temas principales de La malcasada. La protagonista del libro, Dolores, observa el divorcio como un medio para escapar de la situación de violencia que padece, pese al desaliento que le transmite el entorno que la rodea, que se esfuerza en enterrar a Dolores en discursos que buscan que todo siga igual: resignación, silencio, adaptación a la asfixia. No obstante, hay dos temas en el libro que merecen ser iluminados por su modernidad y por las lecturas que podemos hacer de ellos más de noventa años después de la publicación de la obra. En primer lugar, la novela muestra una firme defensa de la soberanía de la mujer sobre su cuerpo, lo que culmina en una denuncia abierta contra la violencia sexual dentro del matrimonio. Dolores quiere verse libre del matrimonio, identificado en toda la novela con la metáfora de una cadena (“es cruel no poder romper esa cadena que amarra a dos personas que no se aman”), y recuperar el derecho de la posesión de sí misma frente a su marido:

“(…) se conformaba con verse libre de las caricias de su marido. Era aquello lo que buscaba con el divorcio. Le bastaba con poseer el dominio de su cuerpo, con no tener que envilecerse en una unión sin amor, con no verse obligada a cumplir aquella obligación que las damas devotas llamaban el débito conyugal”.

Lo que las damas devotas llamaban débito conyugal es dibujado en la novela de Carmen de Burgos no solamente como una posible forma de violencia impune sino como el instrumento de desposesión del cuerpo y la voz de las mujeres. La modernidad del personaje de Dolores viene dada por su deseo de decidir sobre su cuerpo y ser escuchada, una imposibilidad que desencadena el desenlace de la novela.

Un segundo elemento que merece ser destacado de este libro es la manera en que la autora dota de protagonismo la decisión judicial en torno a la que gira toda la trama de la obra: pese a que es público el maltrato que sufre Dolores, el mandato judicial la obliga a volver a vivir con su marido. Y esta decisión sitúa a la protagonista en un espacio de vulnerabilidad. Este eje de la trama nos ayuda a reflexionar sobre cómo aún a día de hoy decisiones políticas o judiciales producen vulnerabilidad y exponen a quienes las padecen a situaciones de humillación, de riesgo o a la muerte.

Producción institucional de vulnerabilidad

Entre 1999 y 2003 Ángela González Carreño interpuso cuarenta y ocho denuncias por maltrato contra su exmarido y luchó para que las visitas de éste a su hija fueran siempre bajo supervisión. Sin embargo, una decisión judicial, apoyada en los informes elaborados por Servicios Sociales, permitió que el régimen de visitas fuera abierto, sin supervisión. En 2003, acatando la sentencia, Ángela llevó a su hija, Andrea, al centro en el que la recogería el padre maltratador. Este hombre se llamaba Felipe Rascón y asesinó a su hija.

Ángela González Carreño comenzó un litigio en el año 2004 con el fin de que la justicia reconociera la responsabilidad del Estado en el asesinato de su hija. Siete años después, en 2011, el Tribunal Constitucional sentencia que no existe responsabilidad alguna de las autoridades españolas. Ángela no se rindió. De la mano de Women’s Link el caso llegó a instancias internacionales y en 2014 la CEDAW emite una condena histórica contra España: ratifica que existió negligencia por parte de las autoridades españolas en la medida en que su actuación acabó con el asesinato de la niña. Subraya asimismo la responsabilidad patrimonial del Estado y, por tanto, la necesidad de reparación a Ángela González. Además, el texto de la CEDAW sitúa el foco en los peligros de un imaginario que sigue pesando en la sociedad y en la justicia, un imaginario que tiende a reforzar la idea de que el hombre que ha maltratado a su pareja no ha de perder sus derechos como padre. En otras palabras, que maltratar o acosar a tu pareja no impide que desempeñes una paternidad responsable y cariñosa. Este imaginario sólo puede comprenderse cuando se perfila, al tiempo, la figura de la madre denunciante como la de una mujer poco fiable en su testimonio y con inclinaciones vengativas. La resolución de la CEDAW sentencia que la única manera de acabar con estos peligrosos estereotipos es la formación desde el enfoque de género.

La condena de la CEDAW a España fue histórica. No obstante, en mayo de 2016, la Audiencia Nacional niega toda culpa al Estado apoyando así las tesis del Ministerio de Justicia. Se niega cualquier forma de reparación, al tiempo que se elude toda responsabilidad (1).

 

Ángela González Carreño muestra en 2014 el texto de la condena de la CEDAW a España.

Ángela González Carreño muestra en 2014 el texto de la condena de la CEDAW a España.

“Durante años me he sentido invisible”, declaraba Ángela González a los medios de comunicación. Y si eres invisible, quién va a escuchar tu voz, quién va a poner en valor tu relato. “Durante años me he sentido maltratada, humillada, indignada”, continuaba. Maltratada, humillada e indignada fruto de decisiones que la situaron a ella y a su hija en un espacio de vulnerabilidad y riesgo extremo, un espacio propicio para el asesinato de la pequeña.

En una entrevista concedida a la Cadena SER en 2014, tras conocerse la resolución de la CEDAW, el periodista preguntaba a Ángela qué haría falta para que el Estado pudiera reparar el dolor que ella ha padecido. Mientras el periodista formula la pregunta, se oye suspirar a Ángela. Quizá, como Dolores en aquella novela, Ángela pensaba: “me falta todo” (2).

La Política y el poder de vivir o morir

En el año 2015 se aprueba una reforma legislativa orientada a reforzar el estatus de los menores como víctimas de violencia de género, lo que lleva a reformar varios artículos de la Ley Integral de 2004. Sin embargo, la redacción final de los artículos sigue depositando en las manos de jueces y juezas la posibilidad o no de suspender la patria potestad, la custodia o el régimen de visitas. En otros términos, pese al texto de condena de la CEDAW de 2014, la reforma de 2015 sigue percibiendo que una inculpación por violencia de género y el contacto habitual con los hijos e hijas son escenarios compatibles (3).

Este caso nos ayuda a reflexionar y a abrir un debate sobre la manera en que las decisiones políticas y judiciales están induciendo un tipo de vulnerabilidad que pone el cuerpo en el centro del debate: un cuerpo expuesto a la humillación, al daño, al riesgo o incluso a la muerte. En sus últimas obras, Judith Butler habla de un tipo de vulnerabilidad políticamente inducida, es decir, es el Estado, sus instituciones y su personal quienes producen que ciertos cuerpos queden expuestos al riesgo o al daño efectivo (4). La autora trabaja con el ejemplo de las legislaciones restrictivas sobre el aborto y reflexiona acerca de cómo estas restricciones distribuyen vulnerabilidad diferencialmente: qué mujeres son situadas en un espacio de vulnerabilidad cuando se restringen o eliminan las opciones de interrumpir un embarazo en los servicios públicos de salud, los cuerpos de qué mujeres son sometidos a condiciones de riesgo o dolor, en definitiva, los cuerpos de qué mujeres son incitados a ocupar espacios de clandestinidad y muerte.

En la misma línea, Dean Spade (5) propone un análisis de las decisiones políticas que centre su atención en la manera en que dichas decisiones distribuyen de manera diferencial la posibilidad de ser humillado o protegido, o en último término, la posibilidad de vivir o morir. En su libro Una vida normal analiza cómo las personas transexuales sufren humillaciones o riesgos específicos, por ejemplo, si son tratadas de acuerdo a su sexo biológico en situaciones de internamiento en centros públicos. Uno de los casos recientes más conocidos es el de la soldado estadounidense Chelsea Manning, que cumple prisión en una institución para hombres. De acuerdo al planteamiento de Spade, ¿qué situaciones de humillación o violencia pueden propiciarse para ella a partir de esta decisión? ¿Qué riesgos para su integridad física están en juego?

No podemos eludir un debate que aborde cómo las decisiones institucionales, y particularmente las decisiones políticas, están vinculadas a la posibilidad de la vida y el bienestar, o del daño y la muerte. En su última, obra Achille Mbembe (6) habla de la manera en que la política “brutaliza los cuerpos” sin necesidad de tocarlos. En la obra de Michel Foucault se habla de manera abierta acerca de cómo la Política puede multiplicar el riesgo de muerte de algunas personas, una idea que queda sintetizada en la manera en que la Política induce “asesinatos indirectos” (7). Permanece en nuestra memoria el caso de Andrea, la hija de Ángela González Carreño. Y de tantos otros casos de asesinatos machistas en los que la acción o la inacción institucional ha tenido un papel.

En todo caso, el vínculo entre decisiones políticas y la vulnerabilidad de los cuerpos ha recibido un interés especial a partir del análisis de las políticas que la Unión Europea ha puesto en marcha en relación a la atención a las personas refugiadas procedentes, sobre todo, de Siria. En abril del año 2016 la Unión Europea firmó un acuerdo con Turquía que suponía la deportación efectiva de refugiados de suelo europeo a suelo turco. A propósito de este acuerdo, apareció en The New York Times un editorial titulado “Un acuerdo que pone las vidas en riesgo” (8), donde se denunciaban las consecuencias de los incumplimientos de los derechos humanos, entre ellos, el derecho de asilo y refugio para quienes huyen de la guerra. El problema no es que haya una “crisis de los refugiados” -como se viene denominando en los medios- sino una crisis de la democracia europea, que distribuye diferencialmente las “condiciones que hacen posible la vida”, por usar la expresión de Judith Butler. Por las mismas fechas, apareció un informe de dos investigadores de distintas universidades británicas titulado “Muerte por rescate. Los letales efectos de las políticas de la Unión Europea de no asistencia en el mar”. La investigación parte de las consecuencias de la sustitución de la operación de rescate “Mare Nostrum”, impulsada por Italia, por la operación “Tritón”, dirigida por Frontex, la instancia de control de fronteras europeas. Y muestra cómo la dirección de Frontex era consciente de que las estrategias de la operación “Tritón” podrían ser mucho menos efectivas en el salvamento de vidas humanas (9).

Lesbos. La vida o la muerte al pie de Europa. Fotografía de Yannis Behrakis (2015).

Lesbos. La vida o la muerte al pie de Europa.
Fotografía de Yannis Behrakis (2015).

 

No sólo la acción institucional induce vulnerabilidad y riesgo, también la inacción. Pocos días antes de la publicación de este texto aparecía una columna de opinión de Milagros Pérez Oliva en El País titulada “Morir de indiferencia en la fría Europa” (10) donde se analiza cómo la ola de frío está precarizando aún más las condiciones de vida de las personas refugiadas en campos europeos, al punto de que ya se han detectado muertes por congelación. La inacción política, la no decisión, también produce asesinatos indirectos.

 

“Podría ser 1944 pero tomamos esta foto hoy [enero 2017] (con un dron) en Belgrado. #Refugiados esperan la distribución de comida bajo una fuerte nevada”. Fotografía de Santi Palacios y Miguel Konate. Del twitter del primero, @SantiPalacios

“Podría ser 1944 pero tomamos esta foto hoy [enero 2017] (con un dron) en Belgrado. #Refugiados esperan la distribución de comida bajo una fuerte nevada”. Fotografía de Santi Palacios y Miguel Konate. Del twitter del primero, @SantiPalacios

 

 

Las condiciones sustentadoras de la vida

 

Las decisiones o inacciones institucionales pueden reforzar situaciones de vulnerabilidad de partida o pueden inducir nuevas formas de vulnerabilidad. La manera en que se legisla sobre las violencias de género, la política sanitaria, la interrupción del embarazo, el acceso a la reproducción asistida, las condiciones de asilo y refugio, o la posible regulación de la maternidad subrogada pueden propiciar que la vulnerabilidad de ciertos cuerpos se exacerbe y que las condiciones en que sus vidas se desarrollan empeoren. Las decisiones políticas impactan en el entramado de vulnerabilidades que nos atraviesan. Y en medio de ellas, están los cuerpos. Poner el cuerpo en el centro supone que en los debates políticos esté presente la manera en que se van a proteger las condiciones que hacen la vida posible. Y, sobre todo, para quién.

En definitiva, la producción institucional de vulnerabilidad importa porque lo que está en el juego es tu vida y la garantía de que las condiciones en que ésta se desarrolla sean seguras y estén alejadas del riesgo, la humillación, el daño y la muerte. Es decir, “que no falte todo”.

 

Llegada a Lesbos, 2015. Fotografía de Santi Palacios.

Llegada a Lesbos, 2015.
Fotografía de Santi Palacios.

 

 

 


NOTAS

(1) Puede consultarse esta cronología del caso aquí: http://observatorioviolencia.org/el-estado-se-niega-a-indemnizar-a-angela-gonzalez-carreno-por-el-asesinato-de-su-hija/

Muy recomendable este artículo de Cristina Fallarás en Diario 16: http://diario16.com/yo-mujer-desobedezco/

(2) La entrevista aquí (tercer audio):

http://cadenaser.com/programa/2014/08/05/hoy_por_hoy/1407204807_850215.html

(3) Ley Orgánica 8/2015, 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2015-8222

(4) Vale la pena consultar la manera en la que Judith Butler desarrolla las nociones de vulnerabilidad y precariedad en su obra más reciente.

(5) Dean Spade (2015): Una vida normal. Violencia administrativa, políticas trans críticas y los límites del derecho. Barcelona: Bellaterra. Traducción de María Enguix y Prólogo de Lucas Platero.

(6) Achille Mbembe (2016): Crítica del a razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo. Ned Ediciones. Traducción de Enrique Schmukler. Prólogo de Verónica Gago y Juan Obarrio. Véase: http://www.eldiario.es/interferencias/Achille-Mbembe-brutaliza-resistencia-visceral_6_527807255.html

(7) Toda la obra de Michel Foucault gira en torno al concepto de “biopoder”: cómo la Política impacta sobre el poder de vivir o morir.

(8) Aquí:

https://www.nytimes.com/2016/04/07/opinion/a-deal-that-puts-lives-at-risk.html?emc=edit_ty_20160406&nl=opinion&nlid=73462790&_r=2

(9) Puede consultarse el Informe en inglés aquí: http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/informe-acusa-homicidio-por-negligencia-por-contribuir-aumento-muertes-mediterraneo-5067243

Es imprescindible la interpretación poética de Hollie McNish en su poema “El fondo del océano”; traducido aquí: http://latribu.info/poesia/los-cuerpos-que-importan-en-la-poesia-de-hollie-mcnish/

(10) Aquí:

http://elpais.com/elpais/2017/01/16/opinion/1484591479_858602.html?id_externo_rsoc=TW_CC

 

 

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