Desahuciada de tu voz
Casandra era una niña al servicio de Apolo. Éste le concedió el don de la profecía, pero cuando Casandra rechazó las demandas sexuales del Dios éste la maldijo: nadie la creería, su voz no tendría valor ni credibilidad. El mito de Casandra es probablemente el primer ejemplo de una mujer desahuciada de su propia voz.
María es una niña. Entre los siete y los nueve años afirmó que su padre abusaba sexualmente de ella. Nadie escuchó su voz, pero como dice Michelle Citron, “el cuerpo es la voz ineludible de la verdad” (1). Después de distintos síntomas físicos (infecciones de orina, escozor), los médicos percibieron probabilidades de abuso sexual. Desoyeron su voz, pero escucharon su cuerpo. Se cumplieron los protocolos y María fue examinada por un psicólogo. El psicólogo afirmó que no había pruebas concluyentes. No creyó a María. La evaluación posterior de esa entrevista revela que estuvo plagada de interrupciones, lo que despistaba a María y dificultó para ella la construcción de su relato. La falta de credibilidad sancionada por el psicólogo devolvió a María a las visitas con su padre. María sabía que la voz era importante; sabía que, en realidad, era la clave. Escondió una grabadora en un calcetín y en una de las visitas grabó una conversación con su padre en la que éste admitía los abusos; los abuelos paternos, presentes en la conversación, demuestran el conocimiento de la situación y su pasividad ante la misma. María había encapsulado en aquella grabadora una voz creíble, la de su padre (2).
En las fiestas de San Fermín de 2016 una mujer fue violada por un grupo de cinco hombres después de encerrarla en un portal. Actualmente sabemos que las consecuencias que sufren las víctimas de abusos sexuales son variadas: depresión, abuso de drogas y alcohol, baja autoestima, sentimiento exacerbado de culpa y vergüenza, trastornos de la alimentación, autolesiones, fobias, intentos de suicidio. No obstante, a partir del conocimiento de este hecho, no hubo un discurso dominante ni en los medios ni en las instituciones públicas relacionado con la empatía hacia la víctima, un discurso que resaltara sus necesidades (3). El debate dominante giraba en torno a la voz del juez que investiga los hechos: el juez afirmaba reiteradamente que era posible dar credibilidad al relato de la víctima porque las grabaciones en los móviles de los agresores corroboraban el testimonio de la mujer. Existe una continua búsqueda de apoyos materiales que hagan innecesario escuchar la voz de la víctima. Es más, si la víctima hubiera estado incapacitada para hablar, el resultado hubiese sido el mismo: el protagonismo lo obtiene la grabación. Es a la grabación a la que se otorga credibilidad (4).
Maria Schneider protagonizó en 1978 junto a Marlon Brando la película Último tango en París, dirigida por Bernardo Bertolucci. Ella tenía 19 años; Brando 48. Una de las escenas más recordadas de la película es aquella en la que Paul (Brando) fuerza a Jeanne (Schneider) a tener sexo anal con él. En una entrevista que la actriz concedió en 2007 al Daily Mail, confesó que esa escena no estaba recogida en el guión; le comunicaron su contenido la misma mañana en que la grabaron. Maria Schneider admite en la entrevista que en aquella escena se sintió humillada e incluso violada, y asegura que sus lágrimas no fueron una actuación sino el resultado de aquellos sentimientos. Tras grabar la escena, cuenta la indiferencia de Brando que en ningún momento se preocupó al verla llorar al finalizar la secuencia (5). Su relato pasó prácticamente inadvertido. En algunos medios, se destacaron los problemas de depresión y abuso de drogas que la actriz había atravesado tras el éxito de la película como forma de restarle credibilidad, pero estos problemas no se relacionaban en ningún caso con esa vivencia traumática. La voz de Maria Schneider fue una voz sin sonido. Recientemente ha salido a la luz una entrevista con Bertolucci, grabada en 2013, en la que corrobora el relato de la actriz. Brando y él acordaron introducir aquella escena a última hora; el director no quiso decirle nada a la actriz porque quería que en la película quedara reflejada una humillación sentida y no interpretada. Quería que los gritos de “No” de la actriz fueran auténticos. Dos hombres con poder tomaron decisiones sobre el cuerpo de una joven actriz. Decisiones que implicaban cometer un delito sexual contra ella. “Pobre Maria”, dice el director en esta entrevista, “me porté de forma horrible con ella (…) pero no me arrepiento. Cuando haces películas hay que ser completamente frío” (6). A raíz de las declaraciones del director, se desata la furia en las redes sociales y la condena innegable al hecho que el director narra en una entrevista oculta durante tres años. La voz masculina otorga credibilidad al relato y devuelve la voz a la víctima.
¿Y si una de las consecuencias de las violencias de género fuera el desahucio de la propia voz? ¿Y si una de las manifestaciones de esas violencias fuera arrebatar a las víctimas el sonido de su voz?
Veamos cómo lo refleja la poeta Rupi Kaur:
—
you were so afraid
of my voice
i decided to be
afraid of it too
tenías tanto miedo
de mi voz
que decidí
tenerle miedo yo también
—
when my mother opens her mouth
to have a conversation at dinner
my father shoves the word hush
between her lips and tells her to
never speak with her mouth full
this is how the women in my family
learned to live with their mouths closed
cuando mi madre abre la boca
para tener una conversación durante la cena
mi padre empuja la palabra silencio
entre sus labios y le dice que
nunca hable con la boca llena
así es cómo las mujeres de mi familia
aprenden a vivir con sus bocas cerradas
—
you tell me to quiet down cause
my opinions make me less beautiful
but i was not made with a fire in my belly
so i could be put out
i was not made with a lightness on my tongue
so i could be easy to swallow
i was made heavy
half blade and half silk
difficult to forget and not easy
for the mind to follow
me dices que baje la voz porque
mis opiniones me restan belleza
pero yo no he sido hecha con fuego en mi vientre
para así poder ser apagada
no he sido hecha con una lengua ligera
para así poder ser tragada más fácilmente
he sido hecha fuerte
mitad cuchilla mitad seda
difícil de olvidar y no de fácil
seguimiento para la mente
—
Desahuciada de tu cuerpo
Rebecca Solnit escribe en su ensayo “El síndrome de Casandra” (7): “la credibilidad es un poder muy fundamental en las guerras [del género] y demasiado frecuentemente a las mujeres se las acusa de ser totalmente insuficientes en esta área”. Las reacciones que siguen a la voz de las mujeres “pondrán en duda no sólo los hechos aseverados sino también su capacidad de hablar y su derecho a hacerlo”. La autora defiende que se resta credibilidad a las mujeres cuando éstas quieren ejercer los derechos sobre su cuerpo y su sexualidad, o cuando denuncian que éstos han sido vulnerados. Solnit afirma en el caso específico de la violencia sexual que: “la agresión sexual, como la tortura, es un ataque al derecho a la integridad corporal, a la autodeterminación y al derecho de expresión de la víctima. Es aniquilador, silenciador”.
La paradoja aparece al saber que la superación del trauma comienza cuando se es capaz de hacer oír tu voz a través de un relato, un relato al que anteceden el silencio, la voz entrecortada, el tartamudeo y finalmente tu historia. La psiquiatra feminista Judith Herman sostiene que “la sabiduría popular está repleta de fantasmas que se niegan a descansar en sus tumbas hasta que sus historias salen a la luz” (8). La paradoja es que el proceso de curación comienza con la voz. Con un relato que nos cuente. Con un relato que tiene que ver también con la reapropiación de tu cuerpo. Una de las consecuencias más frecuentes en las víctimas de violencia sexual es el extrañamiento del propio cuerpo. La violencia desahucia a la mujer de su cuerpo; éste se convierte en una funda que la envuelve, un objeto sin vida con el que hay que convivir. Rupi Kaur (véase el video) relata cómo sintió su cuerpo después del abuso, como “una casa vacía: sin gas, sin electricidad, sin agua corriente; la comida se pudre de la cabeza a los pies; estoy cubierta de polvo; llena de bichos y moscas (…) has invadido mi casa y ya no la siento como mía (…) estoy cansada de decorar este lugar con tu vergüenza como si me perteneciera a mi”. ¿Cómo se puede recuperar el cuerpo después de la invasión? Kaur lo hizo a través de su voz, de su creación artística: “esta casa es la casa con la que he venido al mundo, la primera casa, será la última casa; no me la puedes arrebatar (…) no hay espacio para ti, no hay una habitación extra para ti”. Si la violencia desahucia el cuerpo de la mujer hasta convertir el cuerpo en el extraño más próximo, encontrar la voz supone recuperar el cuerpo. ¿Qué sucede entonces cuando, una vez recuperada la voz, nadie la escucha? Solnit ilumina el discurso patriarcal: “Las mujeres como categoría no son de fiar”.
Rupi Kaur plasmó su voz en un libro de poemas que enseguida entró en la lista de los más vendidos del New York Times. Su voz fue amplificada por la voz de otras mujeres que compraban el libro, lo leían, hablaban de él, lo compartían en redes sociales. Se contaban a través de los poemas de Kaur. La voz de la autora facilitó la reapropiación de su cuerpo a muchas mujeres que también sufrieron desahucios. La sororidad redentora, el empoderamiento conjunto.
—
it is your blood
in my veins
tell me how i’m
supposed to forget
es tu sangre
en mis venas
dime cómo
voy a olvidarlo
—
the therapist places
the doll in front of you
it is the size of girls
your uncles like touching
point to where his hands were
you point to the spot
between its legs the one
he fingered out of you
like a confession
how’re you feeling
you pull the lump
in your throat out
with yout teeth
and say fine
numb really
- midweek sesión
la terapeuta coloca
una muñeca delante de ti
es del tamaño de las niñas
a las que tus tíos les gusta tocar
señala dónde estuvieron sus manos
señalas al lugar
entre sus piernas el lugar
del que salieron sus dedos
como una confesión
cómo te sientes
empujas el bulto
fuera de tu garganta
con tus dientes
y dices bien
no siento nada realmente
- sesión a mitad de semana
—
sex takes the consent of two
if one person is lying there not doing anything
cause they are not ready
or not in the mood
or simply don’t want to
yet the other is having sex
with their body it’s not love
it is rape
el sexo implica el consentimiento de dos
si una persona está ahí tumbada sin hacer nada
porque no está preparada
o no está de humor
o simplemente no quiere
y sin embargo el otro está teniendo sexo
con su cuerpo no es amor
es violación
—
our knees
pried open
by cousins
and uncles
and men
our bodies touched
by all the wrong people
that even in a bed full of safety
we are afraid
nuestras rodillas
abiertas a la fuerza
por primos
y tíos
y hombres
nuestros cuerpos tocados
por las personas equivocadas
hasta el punto de que en una cama totalmente segura
tenemos miedo
—
the rape will
tear you
in half
but it
will not
end you
la violación
te partirá
en dos
pero
no te
pondrá fin
“Lavé el ayer de mi cabello”
Rupi Kaur (1992- ) es una poeta de origen indio y criada en Canadá, que alcanzó gran popularidad a partir del éxito de su libro Milk and Honey (2015), del cual se han extraído y traducido algunos poemas para ilustrar este texto. La poesía de Kaur se relaciona con la que están escribiendo otras poetas feministas nacidas en los años ochenta y noventa como Hollie McNish (9), Caitlin Siehl, Ijeoma Umebinyou, Rebecca Hazelton o, quizá la más conocida de ellas, Kate Tempest. Todas ellas comparten un tipo de poesía que arraiga en el cuerpo, ya sea analizando los efectos de los cánones de belleza occidentales en las mujeres, el impacto de las violencias de género, la discriminación en la vida pública, la visión de sus madres o de su estirpe femenina, o la redefinición del amor romántico. Son poetas a las que el cuerpo les invita a reflexionar sobre las violencias, sobre la feminidad y, especialmente, sobre la curación.
Milk and Honey está compuesto de cuatro partes: el daño, el amor, la ruptura y la curación. En cada sección la autora ha introducido poderosas ilustraciones que ayudan a leer sobre el daño físico y emocional, sobre el deseo, sobre la voz de las mujeres, sobre la recuperación del cuerpo. Gracias a la creación artística, la autora “lava el ayer de su cabello”. Y entabla nuevos diálogos con su cuerpo y con el cuerpo de las mujeres que la siguen. En su serie de fotografías sobre la menstruación, censuradas en redes sociales, quiere expresar sin palabras la realidad de la mujer que sangra, más allá del tabú y el silencio. Su trabajo habla también acerca de la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo, por ejemplo, en sus poemas sobre el vello corporal.
El trauma pasa, pero el cuerpo, al ser reapropiado, permanece. Y nacen nuevas miradas hacia él. Como dicen dos de sus poemas: “y aquí estás tú viviendo/ pese a todo” pues “la violación te rompe/ pero no te pone fin”. La curación es posible. Y la palabra es el medio.
La próxima vez que él
señale que el
pelo de tus piernas
está creciendo de nuevo recuérdale
a ese chico que tu cuerpo
no es su hogar
él es un invitado
avísale de que
nunca dé por segura
su bienvenida
de nuevo
Y aquí estás viviendo
pese a todo
NOTAS
(1) Michelle Citron: “Narrar lo inenarrable: cómo hablamos cuando fallan las palabras”, Archivos de la filmoteca, octubre de 2007- febrero de 2008. Agradezco mucho a María Enguix haberme dado a conocer este documento, del que ella es traductora.
(2) Véase por ejemplo:
http://politica.elpais.com/politica/2016/07/05/actualidad/1467731082_362543.html
(3) Mención aparte merece el activismo feminista navarro que promovió concentraciones públicas y masivas de condena hacia este hecho y hacia toda forma de violencia sexual en el espacio público.
(4) Véase por ejemplo:
http://www.diariodenavarra.es/noticias/navarra/navarra/2016/10/06/el_juez_refirma_mantener_prision_los_procesados_por_supuesta_violacion_san_fermin_490297_2061.html
(5) Véase la entrevista aquí: http://www.dailymail.co.uk/tvshowbiz/article-469646/I-felt-raped-Brando.html
(6) Video de la entrevista a Bertolucci aquí:
http://www.independent.co.uk/arts-entertainment/films/news/bertolucci-interview-last-tango-in-paris-maria-schneider-marlon-brando-a7453836.html
(7) En su libro Los hombres me explican cosas: http://capitanswing.com/libros/los-hombres-me-explican-cosas/
(8) Extraído del texto de Michelle Citron (nota 1).