Son dones: Beatriz Rodríguez

La editora Beatriz Rodríguez.

 

La editora Beatriz Rodríguez.

La editora Beatriz Rodríguez.

En 1980 le metieron cinco tiros a Jonh Lennon a las puertas del Dakota; el osito Misha fue mascota de las Olimpiadas de Moscú, quedando la URSS soberana con 80 oros, 69 platas y 46 bronces; Julio Iglesias mojaba sueños con “Hey”; y otra que moja y pasa a la historia es Bom (Alaska) en la primera película de Almodóvar. Nos presentamos a Eurovisión con Quédate esta noche por los Trigo Limpio, quedando muy dignamente en el 12; los diez capítulos de la adaptación a serie de Fortunata y Jacinta arrasan en televisión, y Paloma San Basilio lo hace en los teatros de todo el mundo interpretando a Evita Perón. En las librerías dan la cara Música para camaleones de Truman Capote, La conjura de los necios, El nombre de la rosa y Queremos tanto a Gleda de Córtazar.

La misma edad que Fame, El resplandor y El hombre elefante. La quinta de Thriller, de The River de Springsteen o Rocanrol Bumerang de Miguel Ríos. Y lo más importante de todo, Rocío Jurado es número 1 de los 40 principales con Como yo te amo. He venido aquí a presentaros a Beatriz Rodríguez, nacida en uno de los calurosos agostos de Sevilla, en 1980.

En la calle Torcuato Luca de Tena se encuentra el hospital Virgen del Rocío. Los renglones torcidos de Dios hicieron que Beatriz naciera allí, pero fuese atea. Por lo menos ya despegó desde una dirección con nombre de escritor, y como justicia poética queda redondo. Su padre, Antonio R. Almodóvar, con más de 30 libros e incluso un Premio Nacional de Literatura Infantil. Su madre, ama de casa y muy pegada a los fogones y a los cariños familiares.  Así ha salido ella: escritora, profundamente amante de la poesía, lectora furibunda, al hierro de su gente, casada con recetas, el paladar y la cuchara. Le debe mucho a su colegio, el Aljarafe, popularmente conocido como “El nido de rojos”, un centro ateo en esa Sevilla ultra creyente. Cada año una misma asignatura: drama, en ella se estudian las claves del recitar, los temas de la improvisación, a Cervantes, a Lorca por supuesto. Los del colegio de rojos decidían las cuestiones en asamblea, y las letras y el teatro eran sumamente importantes. Me dice que un lector de poesía tiene que ser una persona preparada para enfrentarse a la palabra en su esencia. La poesía son verdades, aunque hable de una peluquería.

Con nombre árabe también (además del colegio), lo que ha prometido cocinar si este escrito me sale propio: alcauciles.  Alcachofas rellenas de huevo duro, de huevo batido, jamón serrano, y rodeado de unas papas frititas (salivando como mi perro estoy). Mientras explica la fórmula cocinera materna, hipervinculo con su segunda novela, Cuando éramos ángeles, editada por Seix Barral y en la calle en enero de 2016. La historia está cargada de sexo y de recetas, de placeres, no hay más por arriba que hacer el amor y comida. Compartir catálogo con Isaac Rosa, Gonçalo M. Tavares, Erri de Luca, Elena Poniatowska, Don DeLillo, Eduardo Mendoza y un sin fin de nombres, hace que Beatriz esté en éxtasis. Espontánea y llena de gracia, dice que aún no se lo acaba de creer. Su primera novela, La vida real de Esperanza Silva fue publicada por Casa de Cartón, y ese gran salto de una editorial a otra no puede hacerlo cualquiera. Estén atentas a la novela, es una flor entre tanta mierda.

Si se habla de su parte laboral, Beatriz es editora de Musa a las 9. Una editorial con cinco años de edad, que nació a la vez que el festival PoeMad y la revista de poesía con el mismo nombre (que se edita cada dos meses y es gratuita). Después de pasar por cantidad de mesas del sector editorial, Beatriz y otra compañera ven claro el auge de la lectura digital y se ponen manos a la obra. Aunque es severamente complicando trabajar con textos solo en ebook y comer de ello, consiguen sacar las castañas del fuego teniendo grandes nombres en catálogo. De hecho, el Premio Francisco Ayala que convocan, de 8000 euros de cuantía, se está consolidando y haciendo fuerte.

PoeMad, el festival de poesía de Madrid, se ha abierto un huequito en las agendas. Beatriz Rodriguez es la directora. Este año se celebra los días 29, 30 y 31 de octubre en el centro cultural Conde Duque. La nueva edición cuenta con poetas de España, México, Colombia, Chile e Italia. Asegura que la buena poesía es un espejo que conecta con uno mismo. Cuando un poema sobrecoge, es que ha tocado algo íntimo. Así que están invitadas a mirarse para dentro y disfrutar del arte.

A ella le define muy bien una anécdota que entre risas me explica. Resulta que rescata su ejemplar de La Metamorfosis de Ovidio para coger un extracto para la revista Poemad. En eso, que en el libro, encuentra una entrada de 300 pesetas de la discoteca de Sevilla KBK. Le vienen a la cabeza los miles de bailes chonis, los non stop de chupitos. Y así es la vida y ella: llena de ritmo y pausas para con las letras alimentarse.

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