Dos poemas de Ana Llurba

Ilustración de Virginia Mori.

 

La escritora y editora Ana Llurba.

La escritora y editora Ana Llurba.

 

Poética

Tengo varios tics nerviosos y uno de ellos es escarbarme entre los orificios de mis dientes con la lengua. Escribir es un poco como eso: escarbarse con la lengua.

El espíritu de mi época

 

durante muchos años intenté sustituir mi apellido

por el nombre de un fantasma bonachón

lo había encontrado en una nota al pie

de un libro de mi madre

y al igual que el espíritu de la Navidad

me lo imaginaba sobrevolando los raros peinados nuevos

de Byron, Hegel y Mary Shelley

como si al fin hubiera entendido un antiguo secreto

descubrí al Zeitgeist enredado entre las cuerdas de un bajo

y en una época de obediencia, sombra y resignación

él se convirtió en mi guía espiritual:

tocaba su instrumento con dos dedos y sólo se manifestaba

ante los desconocidos que le ofrecieran

un souvenir adornado de tantas estrellas brillantes

diminutas bombillas fugaces como las que enmarcan

el rostro de la virgen María

con la palabra generación

ahora no es más que un mendigo ciego en una esquina

un testigo de lo que sucede

cuando no sucede nada

y nada

no es la muerte

oscura y gloriosa

separación del cuerpo y el alma,

sino el desencanto

esa medalla romántica

que ahora habita

en sus ojos

 

 

 

 

Cosas que no me importaría olvidar

 

 

La vida es demasiado seria para que yo siga escribiendo.

Lydia Davis

 

 

paisajes con nieve,

abedules

y osos que toman vodka

en tacitas de té

de eso iban todas las novelitas rusas que no escribí

porque sé que ya no soy joven

y por eso he aprendido

que de todas mis actitudes de vanidad y auto complacencia

como apoltronarme en este sillón de bambú

o convertirme en una experta en la genealogía de las casas reales

simular que no conozco el final

de esas naturalezas muertas con libros

es lo mismo que esconder

estas delgadas placas córneas

situadas en las extremidades de los animales vertebrados

para arañar, rasguñar, aferrarme con miedo

a la ilusión de que todo movimiento

siga siendo cacería

 

 


 

Ana Llurba nació en Córdoba, Argentina, y desde el año 2008 vive en Barcelona, donde estudió Teoría Literaria y Edición en la UAB. Acaba de ganar el I Premio de Poesía Joven Antonio Colinas y en septiembre publicará en la Editorial Sistolá su primer poemario  Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr. Ha trabajado de docente, librera, camarera, asistente editorial, redactora, chica-para-todo, copywriter y cada una de esas experiencias tan robertobolañizantes de inmigrante desarraigada en España aún conviven en feliz armonía con ella. Le interesa la confluencia de la autoficción, la apropiación crítica de la autoayuda y el fracaso. Colabora con varios medios y coordina Honolulu Books. Vive en un estudio muy pequeñito a pocos pasos de una estatua de Colón que no señala a América.

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