Voz Vértebra. Antología de poesía futura es la última publicación de Kokoro Libros (colección independiente de Kriller71). Es una selección de vidas y voces de poetas, todas mujeres, procedentes del futuro, desde la segunda mitad del siglo XXI hasta dentro de 150 millones de años. Consta de una serie de extensas biografías de vidas futuras acompañadas por una selección de textos en verso, prosa, prosa híbrida, imagen, etc. La kazaja Aizhan Mazhilis aprende el arte de trasvasarse a la conciencia de insectos y animales; la brasileña Adriana Aleshane Bianca do Sul viaja hacia atrás en el tiempo para descubrir qué significa la poesía; la india Aishwara Najri sufre una mutación que la transforma en un híbrido entre árbol y ser humano; Yanmei Shiau Liu explora los acuíferos de Marte y entabla una relación simbiótica con un parásito extraterrestre que se alimenta de sus sueños; Ladda Nekkar estudia la conciencia de las estrellas y escribe en el cuerpo sutil invisible que irradia todo ser vivo; María del Águila lee las psicografías dormidas en muros de cal antigua y percibe una realidad otra gracias a su capacidad para abandonar todo rastro de ego; Rindra Yizad recorre Marte como pastora de ríos migratorios y cura las enfermedades mediante cuentos orales procedentes de Tierra Madre; Kraanerg Iashjartum-ae envía su mente al pasado para estudiar a los remotos seres humanos dotados de cuerpo físico y psicología individual; la emperatriz Anja Sarvas Jivam explora otros planos de realidad y conoce formas de vida en éxtasis eterno; Ishmé Ioldaniaä escribe toda su obra poética después de muerta; Rutka Virtanen mantiene en equilibrio la estructura del multiverso volcando el torrente de su vida interior en la fisura ontológica entre los diversos mundos; la exploradora Ok-rur Saphor descubre la verdadera naturaleza del amor en un mundo situado a muchos años luz.
La antóloga Ayganim Katharmova, procedente del octavo milenio (era del Xenoceno, con su veneración al Afuera abisal), se ha encargado de recopilar esta información y enviarla a su pasado para su publicación en soporte de papel de celulosa: un experimento transtemporal para indagar en la inquieta y no pocas veces inquietante condición humana. En el futuro la escritura sufre varias mutaciones y cambian los soportes: se abandona el papel y aparece el éter cuneiforme, los palimpsestos psíquicos, las redes epidémicas teriomorfas. Con el paso de los milenios, la propia noción de realidad se desmorona, muta el concepto de cuerpo y la idea misma de vida…
Voz Vértebra propone un juego con la autoría y su disolución, tal como Katharmova anuncia en el prólogo:
“Por último, se me ocurrió introducir una estrategia de confusión que sin duda añadirá cierto sabor enigmático al experimento. Hacer pasar este libro no como lo que es, la irrupción de un futuro a veces remoto en el pasado, sino como un juego elaborado en la más estricta contemporaneidad: vidas imaginarias interpretadas por autores vivos a principios del siglo XXI. Te toca a ti, lector arcaico, decidir por qué opción te decantas: en qué arista prefieres afilar tus perplejidades o enrocar tus miedos.”
Las voces humanas contemporáneas que habrían actuado como médiums de las poetas futuras (sin explicitar quién es quién) serían Begoña Callejón, Alba Ceres, Sergi de Diego Mas, Berta García Faet, Uxue Juárez, David Leo García, Chantal Maillard, Laia López Manrique, Rubén Martín, Layla Martínez, Ruth Llana, Lola Nieto, Francisco Jota-Pérez, Raúl Quinto, Esther Ramón, Marco Antonio Raya, Antonio F. Rodríguez, María Sánchez, Regina Salcedo, Ángela Segovia, Sara Torres, Su Xiaoxiao.
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Shiau Liu, Yanmei. Poeta y onironauta china, exploradora de Marte y hacedora de vados en el inconsciente colectivo profundo, nacida en Luoyang en 2116 y desaparecida en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter en 2187. La singularidad de esta extraordinaria autora es doble: la suya es la primera obra poética humana realmente desterritorializada, escrita fuera de nuestro planeta, en suelo marciano, en el espacio profundo, posiblemente en ignotos asteroides. Y es, hasta ahora, el primer y único ejemplo de poesía epidérmica. «Escribir con el cuerpo llegó a ser un lugar común de cierto pensamiento acerca de lo poético en autoras de otros siglos como Hélène Cixous o Jinghua Qui», dirá Shiau Lui en 2182, «pero siempre percibí en ello una cierta impostura involuntaria, la de quien no deja de pensar con categorías estrictamente mentales (porque no ha descubierto otra forma de pensar) y reduce el cuerpo a un mero juego conceptual. ¿Qué quiere decir que no podemos escribir sin el cuerpo, cuando esas autoras jamás abandonan la abstracción, jamás se acercan realmente al cuerpo? ¿Qué quiere decir sentir hasta el fondo de una misma, como una experiencia física, aquello que queremos expresar? La poesía epidérmica es el método que me permitió llevar a la práctica las vagas ensoñaciones retóricas de mis predecesoras. La poesía puramente epitelial se me reveló como escritura geológica que exhuma los diversos materiales (físicos, mentales, emocionales, trans-sensoriales) sedimentados en los profundos estratos del cuerpo, materiales que afloran por efecto de la erosión de los estratos más jóvenes. Así, en la piel se escribe una forma de vida arcaica, fosilizada, que de pronto irriga la superficie de nuestro tapiz sensorial y sostiene la arquitectura de nuestros gestos, nuestra impermanencia, el cauce del deseo, el fuego indetenible, la dulce convulsión del existir».
La infancia de Yanmei Shiau Liu queda marcada por dos experiencias capitales. Presencia la brutal represión policial de un grupo de estudiantes de la Universidad de Bellas Artes de Luoyang, lo que hace crecer en ella un rechazo visceral a cualquier forma de autoridad, imposición, ley u orden. Por otra parte, la prematura muerte de su madre en una crisis psicótica aguda despierta en ella el interés por bucear en los entresijos de la mente humana. En 2138 se gradúa en la Facultad de Psicología de la Universidad de Hong-Kong y muy pronto se inicia en la psicología abisal, una rama de esta ciencia encargada de explorar el inconsciente colectivo. La onironáutica, a cuyo desarrollo contribuye decisivamente, es el arte de unir a las personas en los sueños gracias a pasadizos excavados en las capas más profundas del subconsciente. Para ello se utiliza una tecnología virtual de creación de mundos conocida como Endo-realidad Vórtice, que recurre a las estructuras inconscientes de la mente humana para construir múltiples niveles oníricos y conectarlos con el vasto océano fuente del inconsciente arquetípico. Shiau Lui aprende a seguir las samskaras o huellas perfumadas, impresiones subliminales latentes que pueden actualizarse a voluntad y que configuran la topografía mental residual que une todas las conciencias en el espacio onírico. Shiau Liu es la primera «hacedora de vados»: pasajes, puentes, cordones umbilicales emocionales que unirán a los soñadores y les permitirán consolidar un poderoso vínculo psíquico en la vigilia, implantando en ellos el germen de una mente comunitaria.
Tras el fracaso de los primeros intentos de colonización de Marte debido al colapso psicológico de los primeros pobladores, cuya mente se hundía a los pocos meses de estancia en el planeta rojo, en 2146 el gobierno chino encarga a Yanmei la tarea de urdir una profunda red de conexiones afectivas en el inconsciente profundo de los integrantes de la nueva misión colonizadora. Esa red tendrá la función de sostener las capas superficiales de la atención y la vigilia y evitar el desmoronamiento esquizoide de la personalidad desarraigada de la madre Tierra. Yanmei trabaja con los colonos, se introduce en sus sueños y los conecta abriendo pasillos entre ellos, erigiendo moradas transitorias para refugiarse de las inclemencias de una realidad vertiginosa y extraña, atrayendo símbolos del inconsciente colectivo e implantándolos en los estratos oníricos más ocultos para que actúen como cortafuegos a fin de detener una eventual irrupción psicótica. Para que su trabajo arraigue definitivamente, pide acompañar a la expedición sobre el terreno. Cumplirá así su anhelo más profundo: abandonar la Tierra, un mundo corroído por la obediencia, la sumisión y las pasiones tribales; un mundo atravesado por leyes y engaños que Shiaiu Liu no quiere acatar. Renuncia a la nacionalidad china y solicita el estatuto apátrida. Embarca rumbo al planeta rojo en la misión Flor de Cerezo II.
Yanmei Shiau Liu pasará en Marte los siguientes 41 años. Se niega a regresar a una civilización que aborrece, a un mundo amenazado por antagonismos ancestrales. Reniega de la humanidad. Rechaza la herencia que atraviesa los milenios y los eones y nos hace ser lo que somos. Aspira a ser otra cosa. A ser plenamente nómada. A ser marciana. A ser nadie. Una vez concluido su trabajo con los colonos, recorre la superficie del planeta rojo con afán explorador. Viaja sola: recorre los volcanes de Tharsis en ornitóptero, el Syrtis Major en insectoideo (montura con forma de mantis religiosa), las planicies de Aurorae Sinus a pie. Explora las geotermas, los cauces fluviales antiguos, las nervaduras de los acuíferos subterráneos. Desea datar la cronología estratigráfica de aquella orografía misteriosa. Muy pronto sus ojos adquieren la lenta tonalidad rojiza del erosionado tiempo marciano. Muy pronto le invade la extraña felicidad de saberse sola y en comunión con un mundo fascinante.
Mientras explora una profunda sima en la parte más recóndita del Valles Marineris, se siente invadida por una presencia extraña. Una entidad marciana de naturaleza desconocida, aletargada durante milenios en estratos basálticos y despertada por la actividad humana, parasita la mente de la exploradora. Pronto Shiau Liu descubre que el parásito se alimenta de sus sueños. La onironauta también descubre que si intenta extirparlo su consciente cederá irremisiblemente ante las psicóticas fuerzas de marea circundantes. Sólo se le ocurre una solución: arrastrar a esa presencia, con la que no puede comunicarse en virtud de su naturaleza incomprensible, a las puertas del inconsciente colectivo, en el límite extremo de su subconsciente profundo. Allí la encadena con símbolos telúricos, imantados por la fuerza de su deseo de ser libre. Sin embargo, la presencia emite gemidos desgarradores, expresa un dolor inimaginable para una conciencia humana. Shiau Liu se apiada y decide establecer una relación simbiótica, amistosa, con el ser desconocido. Le cederá parte de sus sueños a cambio de sus poderes de aclimatación al entorno marciano. Pronto la exploradora podrá respirar la enrarecida atmósfera del planeta y soportar cómodamente las frías temperaturas sin necesidad de un traje espacial. Con el paso de los meses Yanmei descubre un efecto secundario inesperado de su recién inaugurada simbiosis: sus sueños afloran como jeroglíficos y se escriben en su piel. Sus deseos, sus anhelos más recónditos, la fuente de su vida se vierte en tatuajes móviles que mudan de forma en la epidermis de la exploradora. Yanmei aprenderá a dirigir esa escritura onírica en géiser, a moldearla a voluntad, a traducirla en los ideogramas de su lengua materna y relatar, así, la intimidad de sus sueños en forma de poema.
Nace la poesía epidérmica. Durante cuarenta años, Yanmei Shiau Liu escribirá en su piel, encauzando la expresión de su inconsciente más hondo, habitado siempre por la incognoscible presencia ahora cordial. Yanmei llegará a considerarlo un daimon, un espíritu tutelar, un geniecillo alegremente embotellado en sus sueños. «Los poemas epidérmicos explican el mundo nómada de la exploradora con imágenes poderosas, tiernas, flamígeras, y un lenguaje nuevo difícilmente clasificable según las categorías humanas. Un lector no entrenado podría pensar que aquella cascada de sensaciones presuntamente irracionales es un mero encadenamiento arbitrario o surreal, pero la observación atenta de los diversos estratos de sentido, de los materiales volcados y delicadamente traducidos en la piel, descubre una lógica nueva, una pulsión más allá de lo imaginable», explica la poeta india Aishwara Najri. «Por ello, no tiene razón Henry Bloom al excluirla de El canon cósmico alegando que sus poemas son una imitación de los más delirantes artefactos literarios del siglo XX. Claro que no estar incluida en tan sospechoso canon es una indudable garantía de calidad.» Yanmei llamará «onironáuticas» a esos poemas geológicamente exhumados en delicadas constelaciones epidérmicas. Se fotografía desnuda para conservar cada poema, pronto borrado y sustituido por otro en el palimpsesto perpetuamente renovado de su piel. Con el paso de los años descubre que puede desplazar los kanjis a voluntad, proyectarlos fuera de su cuerpo y dejarlos caer sobre el papel impreso o inscribirlos en las rocas. Recorre entonces la gran extensión de Vastitas Borealis escribiendo un faraónico poema en las rocas dispersas entre las dunas de rojo sempiterno: un poema que es el mundo pasado, la civilización humana que queda atrás, y el insondable porvenir, la exploración infinita que apenas comienza; un poema que es una suerte de reconciliación última en el filo mismo de lo pensable y lo decible. Bautiza aquella obra, en la que invertirá diez años, con el nombre de «Exhumaciones». Después de ello, no volverá a derramar su escritura epitelial sobre el mundo: las onironáuticas quedan confinadas a su piel. «El cuerpo es una ficción material que segrega una lengua fluctuante, proyectada según el patrón del fantasma interior, una construcción orgánica a imagen del modo en que la lengua ha plegado un mundo en su horizonte de sucesos. La poesía epidérmica abre a la Posibilidad. Hay euforia en ello. Hay un lento calor irradiado desde el fondo sin fondo que nos hace ser», explicará en uno de sus últimos mensajes transmitidos.
En 2171 recibe a la Caminante de la Tierra Nalee Ngam-Chit. Las Caminantes han decidido escindirse en dos líneas y proseguir la búsqueda de los cristales-punto también en Marte. Nalee y Shiau Liu recorren la Ciudad Inca, acariciada por los halos solares; se internan en la Amazonis Planitia, azotada por los Vientos Silentes, y se maravillan ante los fuegos fatuos de Hesperia. Nalee revela a Shiau Liu el secreto propósito de las Caminantes: armonizar las fuerzas telúricas de todos los planetas y lunas del sistema solar para que vibren al unísono y proteger así la vida y la expansión del linaje humano en los siglos venideros. Durante los siguientes dieciséis años, la poeta zahorí y la poeta epidérmica serán amigas y compartirán sus impresiones, su mirada oblicua, su acercada vida animal. Nalee le regala un dócil caimán traído de la Tierra y aclimatado genéticamente. Shiau Liu lo bautiza, simpáticamente, como «Leãozinho».
La relación de Yanmei Shiau Liu con las nuevas oleadas de colonos se degrada rápidamente. Desde el principio es contraria a los proyectos de terraformación de Marte. Cree que cuando Marte se haya transformado en una segunda Tierra mediante una masiva intervención gravitatoria, química y bacteriológica, los hombres traerán al nuevo mundo sus viejas obsesiones, sus iniquidades, su violento pasado tribal. Durante varios años sabotea sistemáticamente las plantas químicas que pretenden hacer respirable la atmósfera, destruye los Conos Especulares flotantes que alteran la gravedad del planeta, impide la construcción de lagos artificiales. Los hombres la declaran terrorista y ponen precio a su cabeza. Los hombres pretenden borrar a Yanmei, que entre los más jóvenes empieza a adquirir un aura legendaria, de la memoria de Marte. Intentan destruir el poema «Exhumaciones» en Vastitas Borealis, pero Nalee Ngam-Chit lo protege con un campo de fuerza psíquico proyectado por la Voz.
Por último, acosada y desengañada por el inexorable avance de la civilización humana, decide abandonar Marte y exiliarse a un lugar desconocido en el cinturón de asteroides. El 12 de septiembre de 2187 (según el calendario humano) se despide de la Caminante y, acompañada del caimán Leãozinho, parte definitivamente en una cápsula Ícaro. No se vuelve a tener noticias de ella. Poco después, la humanidad descubre que el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter está habitado por los enjambres Xtro, presencias de naturaleza desconocida (presumiblemente seres de silicio o entidades plasmáticas) que se alimentan de una fuente de energía autogenerada conocida como pan-Nínive. Las décadas posteriores serán testigo de las guerras Xtro, iniciadas por los humanos por el control estratégico de las rutas de exploración hacia Júpiter y el deseo de apoderarse de pan-Nínive, dado que los procesos de microfisión escalar modulada (véase Natsuki Hikari) no bastan para producir la energía requerida por la nueva generación de propulsores necesaria para los viajes interestelares.
El destino de Yanmei Shiau Liu es objeto de especulaciones más o menos arbitrarias y fantasiosas. Hay quien afirma que llega a un asteroide solitario conocido como Haklita-12, y que desde allí envía sus «onironáuticas» a Marte y la Tierra en mensajes encriptados que sólo pueden descifrar las Caminantes. Hay quien asevera que, antes de morir, traba conocimiento y amistad con los Xtro y les enseña el arte de la poesía epidérmica. Se dice también que deja atrás el cinturón de asteroides y vive feliz en la luna Europa, desde donde contempla a un desmesurado Júpiter, que a veces ocupa casi todo el cielo. No falta quien asegura que su simbiosis con el parásito marciano le ha deparado la inmortalidad física y que el gran poema cósmico, la sinfonía estelar escrita en versos emanados del inconsciente profundo, aún está por escribir.
Fuente: Enciclopedia de Literaturas Panasiáticas, Akira Junichiro, Kenji Watanabe y Daiquiu Qui Jin (comps.), vol. XII, Osaka: Mizuki Publishers, 17ª edición revisada y ampliada, 2267.
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POEMAS
arrecifes coralinos de agua fría
la madrépora los corales pétreos el calcio floreciendo en el frío
el pez arete de color rosa que tantea el suelo el pez monje pegado al fondo el pez
luna de varias toneladas esa palidez densa casi flotando pero
muy abajo
estamos a 4000 o 5000 metros de profundidad sin luz temperaturas ínfimas
me paro así que éste es el lugar en el que
burbujeo sordo y deslizantes escamas entre mis neuronas
escucho: seguramente un movimiento de angustia que se vuelve sólido
la pregunta no es cómo he llegado hasta aquí la pregunta es
más bien
quién más está aquí qué hay aquí cómo calmarlo/
esto que sale a mi encuentro y toma todas las formas y adquiere
con insistencia una textura vegetal pero sangra pero su líquido es frío pero se mueve
a mi alrededor sus miedos sus iras sus anhelos cuáles
los extraños cangrejos araña los peces quimeriformes las anémonas y los detritus
de qué está hablando todo eso
muchísimos metros encima o abajo o dentro o fuera
aquí al lado
las otras criaturas arrastran cabellos sequísimos huesos rígidos amontonan
repeticiones circuitos averiados pero persistentes
huellas en lo oscuro que laten desprenden un perfume //////
husmeo: rumbo hacia el norte una manada de cachalotes
sigue la corriente del golfo hasta el círculo polar ondean
la temperatura del agua es de 4ºC suficiente para que un ser humano muera
congelado ella se aleja mientras una larva de medusa
baila deja su aroma su casi transparente traza
avanzo llego a la zona erosionada bosques de alga parda devorados intuyo el lento avance
de los erizos de mar ciegos horadando el oscuro lecho marino llegamos al paraíso de los invertebrados olvidé qué vine a buscar qué quise saber ////
sin duda era una conexión
era una explicación de algo de cómo se derrumban
/////////////y yo
guardo un puñado de arena fría retrocedo giro no sé si me desplazo
pero algo dentro tiembla herido y si soy yo caigo entre las anémonas o las estrellas cesta con sus tentáculos retorcidos criban el plancton mis nervios han captado
tentáculos rebosantes de neurotoxinas he creído ver llegar no puedo contener
tanto ahora se abre en
lumpos y coloridas gorgonias en una larga pradera donde pastan
nudibranquios azules fosforecen el coral mano del muerto se balancea
dulcemente busca algo que agarrar cómo no imantarme
sigue creciendo dentro el arrecife monstruosos me rodean
pero su arena es roja ///////////////////////////////////////////////////////////////
salgo del arrecife extenuada
(en la estación de marte)
que no se quiebren me pidieron sostenlos
he venido porque sus pensamientos se afilan con el frío y la distancia
el equilibrio de una mente es en verdad una estructura tenue
una pregunta sin respuesta tal vez relacionada con la proporción
de hierro y hielo en el terreno o
un pez fuera del agua atrapado en su inevitable sacudida
una vez más me zambullo en las arenas rojas
los rodeo los acecho ellos sacuden yo abro la trampilla tiendo un pasadizo
hurgo tras la puerta y se esconde lo de siempre
un vaso de leche tibia una figurita de jade verde un grito un árbol como un cuchillo
un recuerdo algo que nunca pasó
el problema de las relaciones: ecosistemas delicados
oscilando en una serie de cortocircuitos que ellos
llamarán azar suposiciones malentendidos voluntad de
todo lo que se vuelve pétreo y se evapora al mismo tiempo en suma
cada palabra concreta un movimiento un matiz en el tono al preguntar
la temperatura que sube o baja medio grado
una vez más voy pegada al fondo un vado
se hunden ventanitas aquí y allá pasillos en la noche ni una frase lógica pero sí
un lenguaje denso que traza dibujos en el aire por ejemplo el mínimo gesto
de una mano que busca la estrechez de un rostro que sabe cerca
en esa fosa interminable que es al lado
y el ínfimo movimiento de ese rostro en lo oscuro apartándose
un poco lo justo para abrir el aire y
hacer saltar el puente en mil pedazos
(Valles Marineris)
algo vi que humeaba
se aproximaba a la condición vaporosa / o yo
desde hace semanas sólo me alimento de algo que parece
humo
luego se va
de algo que recuerda a la sopa de nubes pasta fina puerrito hervido
cebolla deshecha en hebras
transparentes azúcar en pequeñas piedras fundentes
lana pálida
ni por ésas sueltas lastre pero espera
es el recuerdo lo que ahora se agita o veo por qué ojos
hoja filo de té verde transparentando la ladera del monte fuji
que casi se vuelca en el azul o el blanco
que no toca el suelo que se esponja y que no habla ha perdido las palabras ha
perdido el hilo que trataba desde hace
cuántos días de llegar a alguna
Idea seguramente sí al principio sin duda hasta que
Aquí se abre un poco más allá también de nuevo el aire parece llegar
más limpio sólo unos pocos pasos más avanza
la mañana carece de color
he bajado trabajosamente los escaloncitos de la angustia
recogiendo en cada uno el exoesqueleto de un nuevo temor un resto o un presagio
que coloco por aquí cada una de estas por allí de nuevo yo diría que
ya he pasado antes
era verde era azul era blanco tal vez es ésta la hora fría
qué es eso que humea
una serie de niñas llegaron menta de ojos aclarando el cabello con todos los reflejos
de los metales blancos tersura artificial que imagino
estoy sola entre las rocas pero escucho mis pasos y
otros veo imagino algo se filtra eso
en el hueco entre un pulmón y otro o más adentro bosque de alveolos
lleno de pequeños conglomerados tubulares
racimos de terminaciones tardo tiempo
en reconocerlo algo cómo llamarlo el pliegue que se pega justo aquí
acompaña más adentro al mismo tiempo
sube aflora decide de las capas óseas hacia arriba
produce gemidos y rompe la epidérmica
barrera superficie lisa estriándose abriéndose al surco del habla
como tú cincelas piedra yo te atravieso despacio niña medusa
me habla
(del diario nocturno)
un sueño lejano que una y otra vez
el ojo enfoca a los que corren detrás de las grandes masas de piedra se dispersan del otro lado del cordel invisible estoy me sostengo oculta en la cornisa de fuerza alto en lo alto de la isla donde el neón anuda noches en que los cuerpos hormiguean formando un organismo miles de células diferentes atareadas en el recorrido pero siempre cuando menos el siniestro golpe vertical cae aplasta el hormiguero silencia con su perforadora de plomo tímpanos reventados ellos revientan sí y veo sus entrañas de colores brillantes empiezan ya a reagruparse deshechos pero de nuevo están latiendo bajo los tanques
*
desde hace una semana los sueños se repiten me sacuden como torrentes
subterráneos
la imagen de unas rocas que afloran muy despacio entre la arena roja
mientras mi cuerpo arde los nervios sin duda se preparan
más allá de mí la consciencia física era tan intensa que perdí la visión
qué son de dónde vienen estas rocas
terminaciones nerviosas escombros
coágulos de restos de emociones intensas que
alguien no supo formular no supo ni siquiera
y que se endurecieron
dentro
oí mi nombre resonar
shiau liu yanmei
un nombre como otro de repente ajeno inerte
duro despierto agitada y no hay nada salvo dibujos en mi piel
rocas que volcánicas florecen
y forman una lengua extraña como aquella
que un día hablé y que pocos comprendían
*
despierto de repente son las 03:12 am bebo agua helada de la botella de cristal que llevo siempre tengo absoluta certeza de que la corriente transparente empuja se clava entra de aire caliente de cristal deshecho muy frío
el papel sobre el que escribo se reblandece, el papel no sirve más, tíralo me dice
mi cuerpo falla tengo ganas de vomitar
eso que no soy yo y que está aquí de nuevo empuja
las formas emergen siempre a esta hora cuando no puedo evitar ni interferir ni ceder a la tentación de modificarlas porque débil
solamente en un momento así aprendo
que también desde mí se vierten
encima de las rocas en las dunas las floridas runas que todo lo cantan
(una mirada atrás: nalee ngam-chit)
eso era, primero la ciudad inca, allí las dos acariciadas
envueltas casi sin aire dentro de una de esas gasas
solares halos de helio como alas que se alargan aún más leves tóxicas
pero tan ligeras
fundiéndonos probablemente /el fondo del cristalino/
ella canta en su aflautada lengua
como un pedazo de hielo lúcido en mitad de la canícula
y entonces afina y habla sólo habla largo
hilvana lento
porque la luz fundió licuó la raíz de
/corte
— —————- —- ——- —— — ———después vino la llanura y recordé la única
la flor azul que hace tanto /se eleva/ luce largamente en mitad del viento
silente porque aquí no hay
aire pero ella sigue andando entonces yo detrás
confío en que nos calcinemos pude captar algo que me recordaba a un pájaro
más bien a un ave submarina en mitad de aquello al verla
a ella todo plumas todo niebla gastada por el viento solar
la mirada lo que había traído su equipaje de bruma su red de pozos
que resuena a cada paso el pez de hidrógeno de su aliento aleteaba
mientras contemplamos hiperbóreos fuegos
que parpadean como manzanas de fuego en el oeste
/corte
—————— ————————————— ——parece que finalmente
aquí no hay ni jardín siquiera nada salvo
mi cabeza vacía resonando con su hebra de agua ardiente
interminable reguero de pensamiento hilo lento y pegajoso siempre avanzando
entre /asteroides/ no te atrevas no te atrevas la desconocida azul
sigue brillando ahí mismo pétalo a pétalo
no recuerdo dónde la dejé dónde le dije no
he de irme y eso hice
miro al pequeño caimán mutante en su granja de oro y helio
ella tal vez viva aún rodeada de tierra roja y roca y tiempo seco
quebrándose de frío como yo y todo aquí incluso
esos rastros que todavía tengo del mensaje
para ¿nadie? que me destrozó la piel
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—————————————————————— —————————————frases borradas
a diferente intensidad cada vez más extenso y resonante como una selva oscura en medio de ———————————– dónde ——————————-ay la de los iridiscentes ojos — ——- –
———— – – ———— – — — ——————– —
o un canto en una lengua extraña que se perdía
cada vez más lejos
—– ————— — — ———– — – – –
——- ———— ————– — ——- — — – – – – – ——— —
—- ———– —
———– ———— ———— —- – ————– – —- — ——–
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