Día 3. Hoy con suerte termino de ver la película que empecé a ver la semana pasada
Hoy estoy muy cansada porque ayer trabajé muchas horas y me duele la espalda, soy una contractura andante. Aparte, tengo sueño, mucho, y para vengarme, mentalmente soy una peluquera que te enseña fotos de famosas como si los cortes los hubiera hecho ella misma, esa peluquera que te dice que te va a cortar sólo dos dedos de puntas abiertas y sin embargo te deja una melena ingobernable justo por encima de las orejas.
—¿Cómo te ves?, mirad todas, ¿a que está guapa?, ¿a que este corte realmente le favorece mucho más?
Para continuar puedo decir más cosas que me definen: suelto bromas finas cuando hace falta, bromas brutas cuando es necesario, pero según la ocasión tengo doble personalidad, ¿triple?, soy pez pincho, esponjita, sonrisas de dependienta a clienta fiel, a veces me sale lo zafio, me gusta hablar de pedos, de mierda, de pajas, tengo un largo historial de secretos bien guardados, me gusta el trabajo, me gusta hacerlo bien, eso no siempre se premia, otras veces sí, hay que tener paciencia, o no, hay que largarse rápido, me gusta hablar de follar pero no lo hago, porque todos mis amigos viven lejos, eso ya lo he dicho, pero lo repito porque para mi es una pena, eso lo echo mucho de menos.
Cuando era adolescente me daba tiempo de definirme, yo sabía que era una adolescente fuerte, culta, un poco insegura pero cariñosa, bien instalada en el papel de la chica lista, buena amiga de sus amigos. Yo era eso, y hacía bien mi trabajo, pero luego fui creciendo y me fui diluyendo, empecé a no saber si lo que quería lo quería yo realmente o me habían hecho creer que era lo que había que querer. Complicadas teorías sociales conspiranoicas unidas a complejos aprendizajes de escasa permanencia laboral en los trabajos me han hecho acabar con la claridad de mi personalidad. No sé cómo soy, de verdad que no lo sé, he cambiado tanto, he aprendido tanto, he modificado tanto, sólo dejadme dormir un poco más.
Escucho hablar sobre las vidas que uno podría haber vivido si hubiera sido valiente y empiezo a pensar en pedir cita en el psicólogo por descreída, porque no veo que el deseo y la realidad se tengan que amoldar a la valentía y empuje de uno, sin tener en cuenta más factores, sin tener en cuenta a los demás, cada uno con su propia voluntad y energía (olvidando aquello de que la libertad de uno acaba donde empieza al del otro, no, eso no, es mejor que te creas que si te lo propones lo consigues). Iría al psicólogo si encontrara alguien al que yo me creyera, alguien de quien no pensara al momento que está más loco que yo. Os digo que no es fácil, ¿cuántas primeras sesiones tendría que pagar para nada? Psicólogos de la ciudad, tomaros un café conmigo primero, un café, para que vea que podéis hacer el papel que antes hacían mis amigos, todos los que tengo lejos y no he podido reemplazar en esta ciudad en la que vivo de prestado desde hace 14 años.
No creo que haya vidas mejores que podría haber vivido, no creo que pueda conseguir lo que quiero sólo con voluntad, creo que lo que hay es lo que hay, y tengo que aceptarlo y ser feliz con eso y estar agradecido, pero si lo digo en voz alta la gente cree que soy conformista y amargada, y entonces me replanteo mi personalidad de nuevo, ¿son conformista, soy amargada?, ¿pero no era una chica lista y positiva? Depende, queridos lectores, depende de muchas cosas. Depende de si hablamos de familia, o de trabajo, o de amigos, o de pareja, o de escritura, o de día soleado, o de día nublado, o de lunes o de sábado, o de naranja, o de herida, o de manojo, o de barro. Yo voy cambiando según todas esas cosas, y ahora cambio de nuevo, porque tengo sueño, como siempre, los ojos se me cierran y he de despedirme, porque me quedan 7 minutos para terminar una película que llevo viendo cinco días. Veo trozos en el bus, veo trozos mientras voy al baño a cagar, aunque sólo a veces, si mis hijos me dejan, y así la película está mucho rato en mi cabeza, muchos días, la pienso bastante y es enriquecedor, y es lo que hay al mismo tiempo. Hoy, con suerte, la acabo. Siete minutos. Siendo realista, igual no la acabo.
Buenas noches, hasta mañana.