Últimamente veo bebés por todas partes. No solo por la calle. Veo bebés, sobre todo, en los libros. Libros como ¿Dónde está mi tribu? (Clave Intelectual, 2013) de Carolina del Olmo, Tricot (Principal de los Libros, 2013) de Ainhoa Rebolledo o La piedra de moler (Alba, 2013) de Margaret Drabble o, incluso, el inédito Maternidades subversivas de María Llopis me hacen plantearme la idea de la maternidad de una manera hasta ahora nunca vista. ¿La maternidad es tendencia en el mundo editorial? ¿O es que me acerco peligrosamente a los 30 y empiezo a oír mi tic-tac interior? Por si faltaba poco, ahora llega la norteamericana Monica Drake (Michigan, 1967) com Amigas con hijos para hacernos reír a carcajadas.
No me cuesta imaginar a las cuatro protagonistas de esta novela como si fueran una versión madura de las chicas de Girls. Ayer defendías la idea de la literatura por encima de la maternidad y te tatuabas una cita de El segundo sexo de Simone de Beauvoir en el culo y hoy tienes que comerte todas tus palabras, comprarte bragas de abuela y consolarte mirando lo hermoso que es tu bebé. Ahora eres madre. Sin dudarlo, Georgie, doctora en literatura y recién estrenada madre de Bella, sería Hannah Horvarth. Georgie aspira a ser la voz de las primerizas y a escribir el perfecto manual con las 50 cosas de las que quizá no debas preocuparte si acabas de ser madre. Imaginaos a Hannah (Georgie) con diez años más, una tesis y cuatro novelas empezadas, acaba de ser madre y no puede dormir. Mientras tiene a su criatura en brazos intenta tomarse un somnífero y en un momento de inestabilidad, una de las pastillitas blancas cae, accidentalmente, en la minúscula boca del bebé. Os prometo que las lágrimas caerán por vuestras mejillas tras leer esta delirante escena.
Georgia, ya lo habéis adivinado, es mi favorita, pero ella no sería nadie sin la amistad de Sarah, bióloga en el zoo; Nyla, madre de una adolescente y yogui; y Dulcet, fotógrafa y experta en educación sexual. Aquí tenéis a unas girls cuarentañeras intentando sobrevivir en la oscura y lluviosa Portland del siglo XXI. Es difícil plantearse cómo las relaciones entre estas cuatro mujeres tan diferentes entre sí ha podido superar el paso del tiempo. Aunque supongo que lo importante es la amistad. La capacidad de la tribu para servir de apoyo cuando todo se derrumba.
Partiendo de un trágico y oscuro sentido del humor la autora nos va introduciendo en la vida de estas amigas con -o sin- hijos. Más allá de los momentos de angustia existencial que cada una de ellas atraviesa, tenemos una novela y unos personajes capaces de hacerse muchas preguntas. ¿Por qué nos sentimos, muchas veces, solas a la hora de criar a nuestros hijos? ¿Por qué la sociedad nos culpabiliza si no somos madres y por qué lo hace, también, si no somos la madre perfecta? Y este es el punto de encuentro y diálogo de todos estos libros que podemos encontrar en los últimos meses entre novedades editoriales: ¿existe un solo tipo de maternidad?
Es esta una novela sobre los recursos vitales de cuatro mujeres adultas que sufren, dudan y se lamentan. Pero también plantea la idea de la no maternidad. ¿Por qué seguir las convenciones sociales y traer otro hijo más al mundo? ¿No sería mejor ser la tía de los hijos de tus amigas? ¿Vivir todos juntos, compartir responsabilidades? Aquí la maternidad supera la dicotomía entre bendición o castigo. Ser madre en la ficción, al igual que en la vida, puede ser un lugar para la duda. Lo que más me preocupa es la visión que del padre se da en la novela. ¿Es el padre ese sujeto extraño que se marcha cuando amanece y regresa a casa bien entrada la noche cuando el bebé ya duerme y con varias copas de más? Cuando el bebé llega o no –el aborto también juega un papel importante en la novela- se provoca una catástrofe que puede acabar arrasando hasta la relación de pareja más ideal.
Ante todo, estas cuatro mujeres están solas y no paran de preguntarse si están preparadas o no para ser madres. Porque ser madre es una elección más, pero no la única. Y aquí vuelvo al principio. Esta novela hará que muchas de nosotras nos planteemos qué futuro podemos esperar en un país donde prácticamente no existen las expectativas laborales y cada vez nos cuesta más desprendernos de la juventud. ¿Debemos, si queremos ser madres, renunciar a nuestros deseos y aspiraciones? ¿Está la sociedad preparada para que las mujeres puedan ser lo que ellas quieran?
Monica Drake
La autora plantea unos personajes y situaciones inteligentes y llenas de aristas donde nada parece encajar. Sobre estas cuatro mujeres planea una sensación de fatalidad. Como si en cualquier momento el viaje pudiera acabarse. Me parece interesante destacar cómo Sarah, la bióloga, protagoniza más de una escena donde se plantea la yuxtaposición entre la reproducción animal y la humana. Mientras que en el zoo la reproducción corresponde a una tarea meramente científica centrada en la supervivencia de la especie, la población del planeta no para de crecer y aunque muchas parejas tengan varios hijos, otras necesitan la asistencia médica para ser padres. Podéis imaginaros la impotencia de Sarah, una no-madre que ha sufrido tres abortos, y siente que, según la selección natural, ella no debería continuar con la especie.
Monica Drake intenta que todos los personajes reconcilien sus expectativas con la realidad. Y todos sabemos que la realidad siempre nos parecerá mucho más decepcionante. Aquí tenéis un libro que habla sobre la experiencia de vivir en un cuerpo de mujer, incluso cuando esta experiencia resulta agotadora, loca y extraña. Podemos llorar o podemos, como hace Drake, reírnos de nuestras miserias de cada día y enviarle un mensaje feminista al mundo: No podrán con nosotras.