Las brujas feministas de ‘El mago de Oz’

 

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El mago de Oz, MGM, 1939.

 

 

Casi todo el mundo reconoce que ‘El mago de Oz’ es el primer libro infantil estadounidense verdaderamente feminista debido al personaje de Dorothy Gale, que encarna el espíritu indomable de las primeras sufragistas.

Todo el mundo conoce la historia Dorothy Gale, la niña de Kansas que se pasea por el Camino de baldosas amarillas, interpretada por Judy Garland. Muchísima gente reconoce los Chapines de rubíes, la Ciudad Esmeralda e incluso sabrían decir cuáles son los tres acompañantes de la niña de las dos trenzas: el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León. Sin embargo, muy poca gente conoce todo lo que hay detrás de ‘El mago de Oz’ que nació de un primer libro escrito por L. Frank Baum  llevado al cine por la Metro Goldwyng Mayer en 1939, ni los 13 libros más que cargan la historia de personajes femeninos, de política y, sobre todo, de feminismo.

Para comenzar a hablar sobre el feminismo en los libros sobre el Mago de Oz es necesario conocer el contexto de Frank Baum, que lanzó su famoso cuento maravilloso en 1900. Declarado sufragista y feminista, la gran parte de su pensamiento le venía de la madre de su esposa, Matilda Joslyn Gage, reconocida “activista norteamericana, luchadora del sufragio femenino, activista abolicionista, libre pensadora y autora prolífica, quien nació con cierto odio a la opresión”. Matilda imprimió el carácter de Oz en las letras de Baum, pudiéndose ver su impronta e, incluso muchas de la palabras que Gage explicó en sus libros -como es ‘Woman, Church and State’ (1983)- a lo largo de todas las historias, siendo base de algunos de los conceptos principales de Oz como la organización del estado, la influencia e importancia de las brujas y la brujería durante el desarrollo de los hechos y hasta la propia personalidad de la famosa Dorothy Gale.

Desde la página web de la Fundación Gage, dedicada recordar la importancia de esta mujer en la historia de Estados Unidos así como potenciar la igualdad de las mujeres, se explica que “Oz es un matriarcado, un concepto increíble cuando era impensable que la mujer tuviera voz en la política y, mucho menos, autoridad en ella”. La visión de la suegra de Baum en ‘Woman, Church and State’ encuentra su aplicación práctica en Oz, “en cuyas páginas se puede visitar el mundo matriarcal que Gage creó durante toda su vida, donde hombres y mujeres viven en igualdad, todo el mundo tiene solo lo que quiere y da lo que no necesita, la moralidad está más allá de las paredes de la Iglesia, la diversidad es celebrada y la guerra no es permitida”.

No existe la superioridad de ninguna persona ante otra en Oz. Las relaciones se basan en el respeto, la justicia y las condiciones para la paz, siendo la princesa Ozma la gobernadora. Aunque las princesas y las reinas nos lleve a pensar en una monarquía, el sistema imperante en Oz podría estar más relacionado con una especie de socialismo utópico, donde las figuras políticas no están por encima de la población sino todo lo contrario, tienen el papel de sirvientes de todos los habitantes. “No existían pobres porque no había nada semejante al dinero y todas las propiedades pertenecían a la gobernadora. El pueblo eran sus hijos, y los cuidaba. Todo el mundo daba gratuitamente a sus vecinos cuanto necesitaran. (…) Todos los hombres y mujeres, sin importar lo que produjeran para el beneficio de la comunidad, recibían de sus vecinos la comida y la ropa, la casa y los muebles, los adornos y los juguetes” (La ciudad Esmeralda de Oz, Baum, 1910).

Frank Baum.

Frank Baum.

Ozma, madre de madres transgénero

Ozma es madre de madres, una madre que todo lo comprende. Si bien este personaje no sale en el primero de los libros, ‘El maravilloso Mago de Oz’ en el que se basa la película interpretada por Judy Garland, sí que aparece en el resto de la saga, otros 13 libros más que completan la serie, siendo el personaje más importante de todos, no solo para el desarrollo de las tramas, sino también para plasmar toda la filosofía, política y feminismo.

Desde el momento en que Ozma aparece en escena, en ‘La maravillosa tierra de Oz’ (1904),  su historia se carga de simbolismo. Además de ser una gobernadora justa, imparcial, inteligente y bondadosa, referente para todos los habitantes de Oz, Ozma es un icono transgénero. En su primera aparición es un niño llamado Tip que descubre, según avanza la trama, que es la Princesa Ozma escondida en el cuerpo de un niño. De esta manera, Ozma, es un personaje cuyo género asignado al nacer no se corresponde con la verdadera identidad. Aunque en un principio pueda parecer que esta idea está traída a conveniencia ya que no es una decisión propia de Tip hacer una transición hacia su identidad femenina, lo realmente importante no es el cambio en sí mismo, sino la manera de tratar el género. Como comenta Charlotte Finn en el artículo ‘Lost in Transition: meet the trasgender Princess of ‘The Marvelous Land of Oz’’’ escrito en 2015, lo verdaderamente importante es que el libro “postula un mundo en el que lo extraño y lo inusual nos hace más tolerantes”. Cuando Tip conoce su verdadera identidad, se preocupa por el posible rechazo que pueda tener de sus seres queridos, no solo por ser una mujer, sino por el hecho de que su relación con ellos cambie al ser una chica. Para esto están el resto de personajes que no solo le dicen que ser una chica es exactamente lo mismo que ser un chico, sino que además lo van a apoyar y a seguir queriendo de la misma manera.

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Las brujas feministas

“Oz es una tierra amable donde la bondad es recompensada y la maldad perdonada. Bajo el benévolo poder de Ozma el país unido se convierte en el país del amor”. (El mago de Oz, edición anotada, Hearn, 2002) Es la máxima autoridad en una región en la que solo gobiernan las mujeres. El país, dividido en cuatro regiones, está regentado por cuatro brujas, la del Norte, Sur, Este y Oeste, éstas dos últimas asesinadas por la “pequeña e insignificante” Dorothy Gale. Además de ellas, existen gran cantidad de brujas menores y hechiceras. Los pocos gobiernos masculinos que aparecen en la historia son derrocados por mujeres o son malos gobiernos. En el caso del propio Mago de Oz, éste es derrotado – o descubierto- por Dorothy, que nombra nuevo gobernador a otro hombre, el Espantapájaros. La general Jinjur y su revuelta de mujeres consideran que el trono de Oz no le corresponde, así comienzan su revuelta para devolver el mando del país a las mujeres, a quienes realmente corresponde, tras años de gobierno del Mago de Oz.

Esto es un claro ejemplo de la dicotomía hombre vs. mujer que utiliza L Frank Baum durante toda la obra. Los hombres en Oz son siempre personajes secundarios y en casi todos los casos, no son “hombres de verdad”. Así, tenemos al León; el Espantapájaros; el Hombre de hojalata; a Jack Pumpkinhead, el hombre de palo con cabeza de calabaza; el insecto y profesor Woggle Bug; el rey Gnome, mitad hombre y mitad piedra; el hombre mecánico Tik- Tok; Sawhorse, un burro de carpintero viviente, y el único hombre real, Oz, el mago, que resulta no ser un mago de verdad sino un farsante que engaña a todos los habitantes del país y que se va desvelando a lo largo de los libros como una persona de moral dudosa. Un gran número de personajes masculinos cosificados frente a una gran lista de personajes femeninos que son mujeres, niñas, princesas o guerreras poderosas, completas en sí mismas, con todas sus capacidades desarrolladas, en torno a las cuales se plantea, se desarrolla y se resuelven todas las tramas.

Matilda Joslyn Gage.

Matilda Joslyn Gage.

Sororidad entre las mujeres de Oz

La presentación de gran número de personajes femeninos como brujas poderosas no es casualidad, sino que es una muestra más de la influencia de Matilda Joslyn Gage en el pensamiento de Baum. Las mujeres en Oz son quienes tienen la verdadera magia, siendo los poderes de los hombres ilusorios o inexistentes. Gage, que dedicó años a explicar la influencia de la Iglesia y la religión cristiana en los roles de género, conocía la idea extendida, y reafirmada por el cristianismo de que “la bruja es la mujer que se vende deliberadamente al diablo, que encuentra placer en causar daño al prójimo”. Sin embargo, defiende en sus textos que la palabra bruja ha sido utilizada desde antiguo como “mujer de conocimiento superior” y por ese motivo, Baum presenta la figura de la bruja como una forma de empoderamiento de la mujer, eliminando las connotaciones negativas de este calificativo. Para el autor, las brujas y hechiceras no son más que mujeres sabias, conocedoras de la naturaleza, de los poderes que otorga el conocimiento para ser independientes y decisivas. Una forma de reivindicar el lugar de la mujer inteligente e independiente y eliminar la idea negativa acerca de que una mujer con esas características resulta peligrosa. Para Gage y Buam la mujer con poderes, las brujas, están cargadas de bondad, de positividad y se escriben como referente para decenas de generaciones.

Entrando en detalle, ninguna de las mujeres de Oz siente la necesidad de compartir su vida con un hombre. Nada tiene que ver la Princesa Ozma con aquellas otras princesas de cuento que lo son tras haber encontrado y conseguido un príncipe azul. Las mujeres representativas de las tramas colaboran por el bienestar de la comunidad, dejando la competitividad de un lado y desarrollando las capacidades necesarias para conseguir sus objetivos siempre respetando los demás seres que habitan la tierra de Oz. Es una mujer y bruja, Glinda la Bondadosa, quien devuelve el trono de Oz a una niña, la princesa Ozma. No luchan unas contra otras para conseguir el amor verdadero, colaboran para conseguir el bien común. “A partir de ahí, Baum establece un matriarcado que habría enorgullecido a su sufragista suegra” (El mago de Oz anotado, Hearn, 2002). Por otro lado, Baum declaró su objetivo de mantener el amor romántico fuera de sus libros. “El amor, tal como se encuentra en la literatura, es un cabo suelto, un tema insatisfactorio que los niños no entienden en un significado esotérico ni en su significado exotérico. Por lo tanto, no tiene cabida en los cuentos (Republic de San Luis, 1903).

De esta manera, las motivaciones de los personajes en la mayor parte de los casos no tienen nada que ver con la consecución del amor, sino que existen objetivos propios que mucho tienen que ver con la realización personal y conseguir ser siempre mejor persona ayudando siempre a los demás. Esto se ve claro en el personaje de El mago de Oz más conocido, Dorothy Gale. Ella encarna “el espíritu indomable de las primeras sufragistas” (El mago de Oz, edición anotada, Hearn, 2002).

Ozma de Oz de John R. Neill.

Ozma de Oz de John R. Neill.

El primer libro infantil estadounidense verdaderamente feminista

Tampoco es casual la propia personalidad del personaje por excelencia de El mago de Oz, Dorothy, que “simboliza la huérfana espiritual, la que aprende viviendo y yendo adónde tiene que ir, para la cual no hay modelos de role y pocos mentores, una niña que se siente ajena a la mayoría de sistemas creados por la cultura masculina dominante. Se rescata a sí misma y a sus compañeros” (El mago de Oz, edición anotada, Hearn, 2002). No depende de “cazar” a un príncipe ni de reconciliarse con la figura de un padre para mejorar la situación. En la narración siempre está latente la sensación de que Dorothy encontrará la forma de triunfar sobre las adversidades. “Hoy en día, casi todo el mundo reconoce que El mago de Oz es el primer libro infantil estadounidense verdaderamente feminista por el coraje y la tenacidad de Dorothy, dejando de lado las heroínas y princesas de los cuentos infantiles anteriores” (El mago de Oz, edición anotada, Hearn, 2002). No podemos olvidar que en el primer libro de la saga, es ella quien salva a los tres hombres de la historia, ella sola, tras descubrir que la solución que le daba otro hombre, el Mago de Oz, no era sino una estrategia para conseguir que Dorothy hiciera el trabajo que él no era capaz de conseguir. Todo un personaje modelo, un referente para las niñas de aquella época pero también para mujeres y hombres de todas las edades y contextos.

De esta manera, en las historias de los 14 libros acerca del país de Oz y sus habitantes se pueden encontrar referencias a la igualdad de muchas otras maneras, no solo de género, sino que da cuenta de un feminismo más amplio que defiende a las clases bajas –el Espantapájaros es símbolo del campesinado y el Hombre de hojalata de la industrialización que quita los sentimientos, el corazón, a las personas- y también a los animales –Dorothy mantiene una dieta vegetariana, el Tigre Hambriento pasa hambre porque no quiere comer seres vivos y el Hombre de hojalata no es capaz de matar animales-. Durante años, niños y niñas han crecido leyendo estos libros y escuchando historias sobre igualdad de una manera fácil de entender para su edad, con referentes claros cargados de magia, aventuras y personajes divertidos y estrambóticos.

 

1 Comment

  • Nora Rivas dice:

    «El Mago de Oz» era una de mis películas favoritas de pequeña, es interesantísimo descubrir que detrás de la historia de cuento de hadas hay un mensaje feminista tan complejo. Celebro que así sea porque aunque en edades tempranas no se tenga conciencia de ello, los roles de género de interiorizan y se plasman en el comportamiento del adolescente. Ahora parece que con «Frozen» o «Brave» estamos cambiando la dinámica pero ¡fijaos! desconocíamos que la lucha feminista ya empezó en 1900 guiada por el autor Frank Baum.

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