tête à tête
La poeta canaria Andrea Abreu López, nacida en 1995, toma el relevo de esta sección de la mano de nuestra anterior invitada, Irati Iturritza. En este café a distancia juntas, Andrea hila con delicadeza y precisión la relación entre belleza, menstruación, hogar, mundo contemporáneo, pasión y naturaleza. Tras la publicación de su primer poemario Mujer sin párpados (Versátiles, 2017) y en numerosas antologías digitales, Andrea viene a La Tribu para desentrañarnos su grito.
“Me gustaría cedérselo a Andrea Abreu López. Soy muy seguidora de todo lo que escribe, y además hablar con ella es maravilloso y siempre tiene cosas interesantes que aportar”. Esto dijo Irati Iturritza en la entrevista anterior cuando le preguntamos a qué poeta elegía para ocupar su lugar el mes próximo. ¿Sigues de cerca lo que escriben tus contemporáneas? ¿Ves paralelismos en vuestra poesía, alguna voz en común?
A Irati la aprecio mucho. Es una amiga en la distancia. Es curioso. Siento una conexión muy fuerte con personas de mi generación que escriben desde tan lejos… En la poesía de Irati, por ejemplo, encuentro una rotura: “el miedo es una mano que arranca”, escribe en su primer libro, Brazos Cortos. Y, cuando leo esto, me encojo y me aprieto con cada una de sus palabras. Me siento muy próxima a los versos de Gema Palacios. Ahora que he tenido oportunidad de conocerla, tras haber pasado una buena temporada manteniendo una relación epistolar, es aún más hermoso. También con Yasmín C. Moreno o con Emily Roberts. Con chicas de Latinoamérica: Daniela Padro, Daniela Gaitán, Pamela Rahn, Oriette D’Angelo… O con chicos: Rodrigo García Marina. Y, luego, con personas de las Islas: amo lo que escribe Aida González Rossi, mi gran amiga. Me estremezco con la delicadeza de Yeray Barroso.
Hace tiempo hablaba con una amiga acerca de la poesía que escriben las personas de mi edad, y le decía que hay algo que nos es común a todas: el pájaro. El pájaro que se posa en el poema para contar algo. En mi caso, el pájaro habla del peso de la libertad de conciencia. Para cada una de nosotras el pájaro es un símbolo. Pero siempre está ahí. También pienso que Pizarnik ha tenido mucho que ver en todo esto. “Señor / La jaula se ha vuelto pájaro / y se ha volado / y mi corazón está loco / porque aúlla a la muerte / y sonríe detrás del viento / a mis delirios”. Mis delirios, nuestros delirios. Que muchas veces buscan, desesperadamente, romper con el orden, las categorias. Abrir las alas a través del poema.
Como le preguntaba a Irati y preguntaremos a todas las que pasen por nuestra habitación, en el club de lectura de La Tribu leímos el curso pasado Solterona de Kate Bolick. En él, Bolick utiliza “despertadoras”, un término muy interesante con el que se refiere a las mujeres que la han inspirado con su vida y su obra a la manera de una genealogía. ¿Quiénes dirías que son las tuyas?
Las despertadoras, me gusta gusta cómo suena. Tengo muchas. Leo a más mujeres que hombres desde hace años. A veces pienso que soy el resultado de todos esos libros que ellas me han regalado. Algunas de mis despertadoras, aunque me resulta muy difícil elegir a unas pocas, son Luz Pichel, Nuria Ruiz de Viñaspre, Chantal Maillard, Sharon Olds, Louise Glück, Clarice Lispector,Carson McCullers, Jeanette Winterson, Joyce Mansour, Virginia Woolf, Leila Guerriero, Gabriela Wiener, Alba Ceres, Lola Nieto, Berta García Faet… (podría estar así hasta mañana).
Has publicado tu primer poemario Mujer sin párpados en la editorial Versátiles este año. ¿Ha sido difícil encontrar una editorial que quisiera publicar a alguien joven o, por el contrario, esto ha sido el trampolín que hizo a la editorial decidirse por ti?
Me costó meses publicar el libro. Si eres joven y aún no tienes un nombre resulta muy difícil que las editoriales se fijen en ti.
¿Quién es la mujer sin párpados y por qué quiere contarnos algo?
Mujer sin párpados es un insomnio inmenso, un grito. Escribí la mayor parte de los poemas en una etapa muy triste de mi vida. Dormía poco, sufría y leía a Plath de forma compulsiva. “I can stay all night awake, if need be-, Cold as an eel, without eyelids”, escribió Sylvia. Cuando descubrí estos versos pensé: esta es la forma extrema del insomnio. No poder cerrar los párpados. No tener descanso. Ser plenamente consciente del peligro y la decadencia del mundo y de una misma. De una misma, sobre todo. Y de la rotura que cargamos. No tener párpados y solo una pupila enorme, que todo lo ve, que todo lo sufre. La mujer sin párpados es una niña recién llegada al mundo de los adultos. Una niña que no puede descansar de la verdad.
Internet ha sido uno de los grandes ecosistemas en el que nadas, lo que nos ha permitido leerte en muchas partes. Ahora que tu obra ha pasado al papel, ¿has notado mucho la diferencia? ¿dirías que, por ejemplo, los medios o la opinión pública la toman a una más en serio cuando publica en papel?
Tristemente es así. Parece que si tienes un libro impreso eres más poeta que antes. Internet me parece un medio maravilloso para la poesía. Hay lugares maravillosos como Digo.Palabra, uno de los primeros sitios en los que publiqué y que más alegrías me ha dado, Oculta Lit o La Zine.
Leo en internet que te llevaste mucho tiempo dedicándote a la danza. ¿Te ha aportado una visión diferente tener este bagaje? ¿has podido acercar en algún momento esta disciplina a la poesía o siempre han estado separadas para ti?
Soy una persona muy pasional. Desde pequeña siempre he sentido la necesidad de expresar emociones fuertes y, con el paso del tiempo, siento que me he convertido en algo así como un árbol dentro de una tormenta. Me crecen ramas y las pierdo continuamente. He dibujado, bailado, nadado, escrito, patinado… Ahora bailo en la intimidad, dibujo para no pensar, hago collages en un cuaderno negro,escribo y leo. Leo todo el tiempo que sea posible para sostener el tronco erguido, pero igual se tambalea muy fuerte. Poesía y danza son dos ramas distintas, o tal vez la misma, no lo sé. Solo me dedico a buscar.
Menstruación es 45 mililitros de vida contenidos / en una toallita higiénica / Es callar secar doblar tirar y esconder el delito / Es la forma de exultar el odio / Menstruación es un milagro muerto que yace / en las bragas.
He leído este poema completo en tu blog y me ha llamado poderosamente la atención. Como mujer que escribe (y, sobre todo, que lee), me siento muy amparada y comprendida cuando leo sobre la experiencia menstrual de otras mujeres, como haces en tu fanzine Primavera que sangra (2017). ¿Cómo te sientes tú respecto al tema? ¿Crees que ya hemos roto este silencio o sigue siendo un tema del que da reparo hablar en poesía?
Resulta complicado escribir sobre lo que para nosotras es trascendente en un mundo en el que nosotras mismas no somos trascendentes. La norma ha establecido que los temas elevados son otros. No estos. No la sangre menstrual, no la maternidad, no la sexualidad que no es de consumo masculino. Pero las cosas están cambiando poco a poco. Puedo decir que el recibimiento de mi fanzine fue genial. Mucho mejor de lo que esperaba. Cuando lo hice, tenía miedo de que la gente lo rechazara, sin más. Muchas chicas me escribieron o me pararon en una cafetería para agradecerme que haya escrito algo sobre la menstruación. Eso me dio mucho que pensar. Hay que seguir escribiendo, hay que seguir luchando. La menstruación es un tema hermoso y muy importante.
Recientemente me he mudado a una ciudad con mar. Aunque soy una persona de interior, la gente de costa siempre me dice que, una vez se vive junto al mar, difícilmente no lo buscarás en otras ciudades. ¿Tiene alguna relación tu poesía o tu manera de buscar una inspiración con tu entorno, tu océano, tu isla?
Toda la naturaleza que hay en Mujer sin párpados es Tenerife. Ahora que estoy en Madrid y puedo pensar la Isla desde lejos, me doy cuenta de que me acuerdo más de los pinos que del océano, más de la tierra húmeda que de la arena y más de los podencos abandonados que vagan por las calles de mi barrio que de las gaviotas. Mi familia vive en el campo y, aunque el océano me quede tan cerca, mi poesía se comunica más con el monte. Extraño ver el Teide todas las mañanas. En la ciudad intento caminar dentro de la poca tierra que tienen los árboles que hay en las aceras. Me siento un animal extraño.
Acabas de terminar este pasado curso la carrera de Periodismo en la Universidad de la Laguna. Ante la perspectiva del ejercicio y el mundo laboral, ¿piensas que las periodistas tenemos el feminismo como asignatura pendiente?
Para esta pregunta, si me permites, voy a responder con dos recomendaciones: Sueños de libertad, una crónica de Leila Guerriero y Cuanto mayor es la belleza, más profunda es la mancha, un texto de Gabriela Wiener.
Tienes integrados temas como la identidad, la ecología o el feminismo, ¿consideras que en el panorama poético joven actual tiene presente este tipo de valores o, por el contrario, cae demasiado en lo superficial?
Pienso, con sinceridad, que las chicas jóvenes que escriben, lo hacen desde una postura diversa, próxima al feminismo. También muchos chicos. A pesar de lo que se suele pensar de la gente veinteañera, no encuentro superficialidad en sus textos Al contrario, hallo universos profundos. Es complicado escribir en los tiempos que corren. La precariedad y la incertidumbre nos han hecho personas acostumbradas al cuestionamiento: del yo, del mundo, de lo que se considera “normal”.Su poesía es una gran pregunta muy bella.
Irati Iturritza, nuestra primera invitada de la nueva sección mensual de entrevistas de La Tribu, nos pidió que te entrevistáramos para el mes de noviembre, así que ahora te entrega el testigo a ti: ¿a quién te gustaría ceder el sillón de esta habitación para que sea nuestra próxima entrevistada?
Hay una escritora enorme en una ciudad lluviosa. Se escode detrás de una mesa llena de figuritas viejas y sucias, en una habitación atestada de libros viejos y sucios. Es periodista, como nosotras, y librera. Se apellida Rossi, pero no es Peri Rossi… Me gustaría prestarle el sillón a Aida González Rossi.
Antología poética
Astillas de endometrio
Esta es la versión más fiel de mı́misma:
un animal que brama y se retuerce
en su íntima miseria.
*
Como las nucas de las flores
mi cuerpo‐péndulo es un aspersor
en las horas nocturnas.
*
cada 28 días
exilio del endometrio
hacia las cavidades subterráneas del mundo.
*
vagido entre las piernas
savia roja de los troncos de los árboles.
*
Me encorvo sobre la taza del váter
seco lágrimas de despedida.
*
Lo único que duele es el silencio
las manos manchadas y ni una sola palabra.
*
ellos no sangran
por eso ellos dicen que no
debo hablar de mi sangre.
*
Ahı́ está
envuelta y oculta
junto a los otros desechos del cuerpo.
*
Tomad y bebed del cáliz sagrado
Esta es mi copa menstrual:
(de Mujer sin párpados)
Piedra que encontré en la noche
cuando nos hacemos pequeñas
cabemos en un puño cerrado
Miriam Reyes
I
Una piedra
late en la mano
de la noche
negra y porosa
sujeta
al devenir
una piedra
privada
de toda
autonomía
inerte
como yo
que me dejo hacer
en la mano de
la noche y los
dedos- olas
rompen en mí
con su espuma
negra
que todo lo invade
II
agradécele al cuerpo
que es la roca sujeta al devenir del mundo
a la noche
y a su huella indeleble en tu espalda
agradécele y no le muerdas la mano
cuando se acerque y su espuma
negra rompa filtrándose
en tus grietas más antiguas y arcanas
agradécele
Oh
por todo lo que te da de comer
Mujer-piedra
Conocí a una mujer con doce hijos
que decía no haber amado a nadie.
Luz Pichel
Conocí a una mujer tan antigua
como la sangre del drago
Una mujer con miríadas de hijos
encima de los hombros
Larga como los pinos
Astuta como una yegua
Una mujer que solía lamerse
la tristeza de los ojos con la
larga lengua de una vaca
Incapaz de pronunciar
cansancio
tedio
desidia
miedo
Una mujer tan sola y tan llena
de recuerdos
Un cántaro de agua
Un parral de uvas verdes
sobrevolando un patio aterido
por la noche
Una mujer tan seca como
la fuente de sus senos
Una mujer con el cuerpo herido
y con los cascos en las patas
Tan salvaje como un gato
Tan temida
Yo conocí a una mujer tan antigua
como la sangre del drago
Mujer-árbol
Se rompen las madres al parir a sus hijos
Nuria Ruiz de Viñaspre
I
La hojarasca de tu pelo
rendida en el fondo del lavabo
Vitamina c para mantener la cabeza lejos
de cualquier vacío visible:
Después de todo este tiempo
lo que más temes es envejecer como un
árbol desnudo
II
Así permanece la mano después de expuesta a la mano Asida al suelo, como temerosa de evaporarse Rota en el tallo, justo en la parte de la que brotan los dedos, perforada y aferrada a la fuerza de la mentira del mundo ¡Oh, cuánta mentira albergas, querido mundo! Así permanece No puede soportar saber que todo lo que la agarra la soltará de un momento a otro y para protegerse sabe que Para protegerse sabe del abandono conoce que la suerte está en morir de pie, es decir, con los dedos de pie, con la mano alzada y los dedos rígidos como la cola de un ratón que se extiende desde la palma de la mano hasta la oreja de la mano hasta la nuca de la mano hasta la vergüenza de la mano de haber nacido blanca en el interior y abrillantada por fuera Mano sagrada: ¡Madre,
no me abandones!
(Mano sagrada: ¡Madre,
no me dejes caer!)
III
Cuántas veces envolví tu corazón
en cáscara de manzana madura
solo para protegerte.
IV
Tomo tus desperdicios para hacer poemas
No sé contar los anillos de tu tronco
me dedico a recoger las hojas que te deshabitan
las palabras que te desdicen
Solo tomo tus desperdicios para escribirte un
hermoso poema
pero no sé si soy tan limpia como tú
tan pura como las palmas de tus manos descansando
sobre
dos enormes muslos
La tos contrae
compasión limitada / pánico infinito / amor que tiene el tamaño de un brazo
/ exilio inmenso
enfermedad / fisura / llaga / intemperie de los órganos vitales
/ soledad tan grande que tiene un cuerpo
/ retales
Todo tan precario.
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