Un poema de Guillermo Morales Sillas

Isabel Torreblanca.
Isabel Torreblanca.

Isabel Torreblanca.

 

 

 

It has always seemed strange to me… the things we admire in men, kindness and generosity, openness, honesty, understanding and feeling, are the concomitants of failure in our system. And those traits we detest, sharpness, greed, acquisitiveness, meanness, egotism and self-interest, are the traits of success. And while men admire the quality of the first they love the produce of the second.

John Steinbeck

El gran proveedor

 

¿Qué iba a saber de glúteos escorados

un médico del ochenta y seis?

 

Pilar hubiera sido común nombre

pero las gónadas dijeron: «vas a vivir en punta».

No mienten las células cumplidas

 

y no hubo mascota nunca hubo.

 

Peinado muchos años

gomoso

y hacia atrás

te figuras el sustento: humo con café,

mercancías rodando por superautopistas,

operarios

porque ya no hay caballos,

pretéritos los cuentos. Todo entonces

trepidante pero moderado, dinámicas, activos

y un reposo ramudo en nuestro sitio b:

la cabaña donde había buena sopa

el níspero de buenos materiales, buenas vistas.

 

Las manchas de las pascueras

me preocuparon

dos lustros al menos

y usar bidé fue un deseo principal.

 

Siempre es mejor que quemar bichos.

 

Un día entre los arrozales —¿quién

forzaba el chitón?— pregunté cuándo sería.

 

«Te familiarizarás con las pesetas con palabras

como salpicadero». Juro que lo intenté,

hice divisa de pinocha pero en casa

primaban la merienda

y los programas no de caza, sí de confesión.

 

Y no hubo consola nunca hubo

 

Ser hombre es un problema serio

pero todavía comparto

aunque torpe

pequeñas euforias deportivas.

 

¿Tanto delito tienen los patizambos?

 

«Hijo, son estómagos la vida y te esperan.

Los cerros esperan a ser conquistados. Los almacenes

esperan a ser gestionados. Así sea.

Llora sin moco y sé nervudo.»

 

Y debía de ir bien pero no sé

dónde truncó la cosa

que todo fue fijarse

en cuánta ausencia

acumulan los tomillos, cómo tupen matas, pinos,

y tañen las chicharras creación.

 

Es verdad que no generas mucha harina,

no estás hecho,

no es tu simiente recia y eres avainillado

no sabes bien en qué sentido.

Pero algo dice «basta ya de bellotas y querámonos,

queramos los eructos de dios».

 

Padre, no soy el táurido que anhelas,

no llevaré vida de fresco minoico.

 

 


 

Guillermo Morales Sillas (Valencia, 1986) estudió Filología Clásica y se gana la vida dando clases de español. Ellos son mejores (La Bella Varsovia, 2013), que obtuvo el “VI Premio de Poesía Joven ‘Pablo García Baena’” es su primer libro de poemas. Ha participado en diversas antologías digitales como Tenían veinte años y estaban locos o Animalario y en diversas revistas en papel como Años diez, La galla ciencia, Saramago o Caligrama. Ha sido invitado a festivales literarios como Cosmopoética.

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