Mujeres que escriben poesía. 15 maneras de estar sola.

Desembarco en La Rive Gauche de Laia Arqueros.

 

 

 

Desembarco en La Rive Gauche de Laia Arqueros.

Desembarco en La Rive Gauche de Laia Arqueros.

 

 

Desembarcan en La tribu de Frida las quince poetas que más nos han gustado e impresionado en este 2015. Quince poetas muy diferentes entre sí que son el reflejo de lo diversa que es la poesía que se escribe actualmente en España. Las hemos ordenado de mayor a menor edad: desde la más veterana de todas, Chantal Maillard a la más joven, Berta García Faet. Y entre ellas dos, las voces de Marta Sanz, María García Zambrano, Miriam Reyes, Tulia Guisado, Ana Llurba, Violeta Niebla, Alejandra Vanessa, María Sotomayor, Laia López Manrique, Adriana Schlittler, María Ramos, Martha Asunción Alonso y Alba González Sanz. Con esta selección despedimos el año. Quince poéticas distintas que vienen a zarandearlo todo. Esperamos que las disfrutéis y que encontréis vuestra propia manera de estar sola.

 

 

 

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La herida en la lengua (Tusquets, 2015) de Chantal Maillard

Chantal Maillard (Bruselas, 1951) reside en Málaga desde 1963 y, actualmente, también pasa largas temporadas en Barcelona. Doctora en filosofía y profesora titular de estética y teoría de las artes, hasta el año 2001 impartió docencia en la Universidad de Málaga. Ha vivido en Benarés, donde se especializó en filosofía y religiones indias. Es autora de Diarios indios y Husos, así como de numerosos ensayos, entre ellos Contra el arte, el más reciente. Considerada «una de las voces poéticas más intensas, honestas y radicales del panorama actual» (M.L. Blanco, El País), como poeta ha publicado, entre otros, los volúmenes Poemas a mi muerte (1994, Premio Santa Cruz de La Palma), Conjuros (2001), Lógica borrosa (2002) y, en esta misma colección, Matar a Platón (Marginales 218), que obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2004, e Hilos seguido de Cual (Marginales 243), que mereció el Premio de la Crítica de Andalucía y el Premio Nacional de la Crítica en 2007. Hainuwele, que en su primera versión apareció en 1990, fue galardonado con el Premio Ricardo Molina.

***

Y la lengua recorre

a tientas su morada en busca

de la palabra antigua.

La otra palabra

La que marcó su impronta-

mordedura

en el hueso

(blando)

del cráneo.

*

Éramos diez

o veinte

o ciento veinte -es difícil contar

con la sangre en los ojos-

Les temblaban las manos

al apuntar.

No dictaban las reglas

un dios ni un hombre sabio sino

una simple alambrada.

*

Un día

tan sólo               ha durado

la historia de los hombres.

Si el amor fuese eterno

si al menos el

-¿amor?


 

 

 

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Cíngulo y estrella. Cancionero (Bartleby, 2015) de Marta Sanz

 

Marta Sanz (Madrid, 1967) es doctora en Filología. Imparte clases en Función Lenguaje y la Universidad Nebrija. Ha escrito las novelas El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico 2001), Animales domésticos,  Susana y los viejos (finalista del Nadal en 2006), La lección de anatomía (2008),  Black, black, black (2010), Un buen detective no se casa jamás (2012) y Daniela Astor y la caja negra (2013) y Farándula (Premio Herralde de novela, 2015). Ha participado con relatos en volúmenes colectivos y ha publicado El canon de normalidad, una selección de sus cuentos. En 2007, publicó Metalingüísticos y sentimentales, antología de poesía española contemporánea, y recibió el premio Vargas Llosa NH de relatos. Colabora habitualmente en El Cultural, El Viajero de El País, El confidencial.com y la revista Mercurio. Perra mentirosa y Hardcore (Bartleby, 2010) son sus dos primeros poemarios.

***

Deberías contarme

muchísimos más

cuentos

antes de dormir.

Recortes del periódico,

datos científicos,

relatos pornográficos,

confesiones,

cazuelita cuece,

intentos minúsculos

de la autobiografía.

Qué te daba tu madre para merendar.

Pensamientos impuros.

Pecados escolares.

Deberías enseñarme fotos viejas.

Pero dices que tu memoria es débil.

Pero dices que nada recuerdas hasta los quince años.

Pero dices que tienes una fecha borrada por efecto

[del alcohol y las pastillas.

Pero dices que tu vida empieza justo en el momento

[en que yo entré allí para quedarme.

Es muy posible

que tengas razón.

*

Los pájaros no tienen hijos.

Ni útero ni mamas.

Dejan huevos por ahí.

Y los olvidan.

Los pájaros siguen

acuchillando la luz

con sus tijeras de pluma.

Su pasodoble.

Los nidos y los pollos

solo son un señuelo

de la publicidad.

*

Todas las palabras que se me ocurren

para decir que te quiero

me dan vergüenza.

No son insuficientes.

No aspiran a expresar

el éxtasis de una santa

que se corta los dedos

con el cuchillo

de pelar las coles.

No están comidas por el óxido

como la bola

de una escalera

asegurada de incendios en 1916.

Tal vez solo ocurre

que siento que robo.

Que uso una saliva

que no me pertenece

y que tiene un color

crepuscular y cárdeno.

Todas las palabras que se me ocurren

para decir que te quiero

me dan vergüenza.


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La hija (El sastre de Apollinaire, 2015) de María García Zambrano

María García Zambrano (Elda, 1973), estudió Ciencias de la Información y estudios de doctorado en Literatura en la Universidad de Sevilla, cursos de postgrado en Letras Modernas en la Universidad Paris-Saint Dennis, semiótica y lingüística en la Pontificia Universidad del Perú, en Lima, y literatura hispanoamericana en la Universidad de Buenos Aires. En 2012 gana el premio Carmen Conde de poesía de mujeres de la Editorial Torremozas con su libro Menos miedo. Ha publicado sus poemas en las antologías Poesía en Sidecar (Huerga y Fierro), En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis (Bartleby Editores) y Voces del Extremo 2014. Poesía y resistencia (Amargord). Su último libro es La hija (El sastre de Apollinaire, 2015).

***

Soy la dulce letanía de los niños muertos en este hospital.
La silenciosa que seca sus lágrimas.
La que reza por cada neonato.

Soy el asombro el miedo          el ahínco
el paso firme por baldosas que se mueven.
(Mis labios pueden amar la espina
besar los bordes afilados de la rosa).

Soy la madre asistida por la madre
y firmamos el armisticio con los bisturíes.
(Mi cuerpo se bate contra la patología).

Soy la escriba que registra el latido
de una vida encarnada en la magia.
(Las manos no se ahogan en un mar que anega
camillas y goteros).

Soy recipiente de un líquido inflamable.
La tierra el surco el árbol
la luz alógena de este amanecer.

(Hundo mis pies en lo real y te libero, hija mía, de los falsos

[sabios).

*

EL QUIRÓFANO

Un monitor registra tu latido

papel que no termina y en su

desprendimiento

arrastra lágrimas

como cantos que el mar no erosiona.

Cuánto esperar entonces

(papel cayendo)

que asciendas a mi boca.

Cuánta ceguera        viscosa          alucinada.

(Contar las gasas la voz invisible

el suelo y su desinfección

la señal que debes darme).

Cuánta carne de corcho

todavía.

En lo alto    un temblor    me despierta a este mundo.

–LA HIJA VIVIRÁ.

*

LA SALA DE LACTANCIA

Mi pecho huérfano mira el otro pecho

derrama su simiente           al plástico y cristal.

Tus labios cerrados no acarician ni muerden ni hacen

que sangre

este huérfano tan mío.

Ninguno de los dos te saborea

tan solo están ahí para alumbrarte

con su amor

gota a gota.

Mi pecho se rinde y cae y se duele del silencio y de la falta.

Una máquina un ritual una ventana que da a los aparcamientos.

Y toda la tristeza que se vierte

con este chorro

blanco.


miriam reyes

Haz lo que te digo (Bartleby, 2015) de Miriam Reyes  

Miriam Reyes (Ourense,1974) ha publicado los libros de poesía: Espejo negro (2001), Bella durmiente (2004), Desalojos (2008) y Yo, interior, cuerpo (Antología poética) (Argentina, 2013). Desde el año 2000 combina el trabajo de la palabra con el de la imagen, llevando la poesía a otros formatos, como el vídeo, y a otros escenarios, como festivales de artes escénicas, de cine o de nuevas tecnologías. Puedes visitarla en www.miriamreyes.com

***

El cuerpo que tanto me pedía que tanto me decía que tanto tanto y tanto ahora todo apagado el pequeño

piloto la lucecita verde que brillaba en la noche el cuerpo que tenía piernas con muslos rematados en nalgas

por un lado rodillas por el otro

 

y todavía continuaba

 

que tenía en el pecho dos timbres redondos de plata que hacían ring ring al aplicar una leve presión el cuerpo

que tenía huesos de interés antropológico ilíacos clavículas y otras pruebas del perfecto diseño de la evolución

 

el cuerpo todo

 

toda esa maravilla deselectrificada.

 

 

***

No es aconsejable depositar toda esperanza en otro cuerpo
pero sucede y para entenderlo
habría que empezar por aislar
el proceso de la circunstancia
y observar con atención
las pequeñas transformaciones
en el significado de la palabra amor.

En tanto que sólidos
tenemos la naturaleza empecinada
de las cosas fáciles de encerrar.
Mira si no los zoológicos
las colecciones de entomología
los cubitos de ámbar.
No hay manera de filtrarse o de colarse
por una rendija como el agua o el aire.

De extenderse hacia ti mis brazos
se han convertido en un tendido eléctrico:
entre tú y yo descansan los pájaros
juegan a la cuerda las tormentas
se encienden las ciudades.

Contra toda recomendación
se diría.

 

 

*

Cómo avanzar a la par que el paisaje.
Ayudaba la humedad a llevar la aridez de dentro
yo no la veía pero había ahora no hay ayuda externa.
La aridez se extiende y esconde lo que hay debajo:
este lugar y yo este momento y yo
somos una misma superficie.

Sigo diciendo yo pero sé que ahora significa arena y se asienta
sobre los libros los muebles las baldosas
cubriendo la apariencia familiar que solían tener los objetos
y su compañía.

El escenario es así:
cerrada la puerta por dentro
la calle un ejercicio imposible
apenas un rectángulo en cada habitación
algo que está ante mí y de lo que no puedo formar parte
como la vida de los demás o lo que fui.
No lo llamaría ventana.

Nada entra ni sale de aquí.
Aquí era yo
atravesando ciudades y desiertos
sin encontrar nada que pudiera llamar mi lugar o mi atención
o concordar con la realidad al menos en tiempo.

Tiempo de qué
cuando no toca sembrar ni toca recoger
tiempo de nada.

Mientras el paisaje no hace excepciones
el paisaje el paisaje que no se detiene.


tulia guisado

37,6 (Legados, 2015) de Tulia Guisado

Tulia Guisado (Barcelona, 1979) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona; más tarde obtuvo el postgrado “Crítica literaria en la prensa” en la Universidad Pompeu Fabra. Realizó estudios de doctorado en el programa de literatura Historia e invención de los textos literarios hispánicos en la UB y un máster de “Cultura Histórica y Comunicación” en la Facultad de Historia de la misma universidad. Dedicada a la enseñanza y a la edición, ha participado en las antologías poéticas Las noches de LUPI en Madrid (Ed. La única puerta a la izquierda, Madrid, 2014) y Amor se escribe sin sangre (Ed. Lastura, Toledo, 2015). En 2015 ha publicado su primer libro, 37´6 (Ed. Legados, Colección Netwriters Poesía).

***

Si alguna vez fui feliz,

lo fui entonces, a 37 grados.

 

Nada debería existir.

Ni la tierra, ni el fuego,

ni el agua.

Mucho menos el aire,

donde respiran los demás

para dañarme.

Ni la esperanza.

Pero existe.

No hay palabras.

Y existe.

 

Nada debería alzarse sobre la tierra

y llamarse tierra y ser barro y existir

si a la tierra se regresa

antes de crecer en ella.

 

Yo no he inventado este dolor,

y sin embargo, trazo cada día

el mapa de la lluvia en el planeta,

y es nuevo, cada día, para mí

el trazo de esta herida, de esta llaga,

que se expande,

que crece

cada día.

Cada día.

 

– Nunca creíste que fuera tuyo

un dolor tan antiguo, tan usado,

dicen, tan poco original.

 

Es mío.

 

Cada día le pongo un nombre nuevo:

lo llamo pie,

lo llamo estómago,

lo llamo rodilla,

lo llamo cabeza,

cansancio, malestar,

canas, cuello, manos, huesos.

Y de todos,

mi favorito es insomnio.

Lo llaman insomnio.

Lo llaman insomnio los enanos.

Y los Hombres Malos.

 

 

LOS HOMBRES MALOS

 

Los hombres malos sudan,

como los lobos y los perros,

y no lo hacen por la lengua,

sino por la sed.

Los hombres malos viven en caracolas

y reducen la enfermedad a los síntomas del miedo.

Nunca hay garantías de nada

pero dicen que todo va a ir bien.

Y duermen. Pueden dormir.

 

Yo veo la risa de las calaveras.

Y oigo, de sus dientes, el crujido hueco.

No os riáis del llanto de las delicadas amapolas,

que pierden con el aire sus pétalos sangrando,

pero si reís, reíd mientras podáis,

y antes de que alguien, a la fuerza,

os rompa la boca y os la abra

para meteros flores en la garganta

y comprobar que ya tenéis

los dientes amarillos

y un cascabel de acero

haciendo contrapeso

en vuestro centro de equilibrio.

Antes de que alguien os la cierre,

la boca, y selle vuestros labios

y pegue vuestros párpados.

Y ponga tapones en vuestros orificios

para que nada entre, y nada salga.

Ni se escape el alma en forma de excremento.

 

Reíd, antes de que en vuestras ingles

crezca, como si fuera cierta, la lavanda.

Por ser hombres malos

que no ven, que no sienten,

que trabajan con distancia

para no salir heridos.

Que con distancia aséptica cogen

las pinzas con otras pinzas

y estas pinzas con otras

y estas otras, con otras.

Y con guantes, sobre otros guantes.

 

Por ser hombres malos,

os quiero condenar,

pero no puedo.


*

EL HOMBRE

 

El hombre es el universo.

La cascada de sangre humana,

de sangre oxígeno, de sangre antídoto

contra el terror. El hombre.

Sin palabras para el ciervo, que se esconde

pero espera una salida, espera la carrera,

la última carrera, espera que sea breve,

espera que no dure, espera que sea rápido.

Que sea simple.

Que sea certero.

Que sea firme.

Que sea hábil.

Que sea diestro.

Que sea, al fin,

el fin, del fin.

Y no volver,

no volver.

 


 

 

 

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Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr (La isla de Sistolá, 2015) de Ana Llurba

Ana Llurba nació en Córdoba, Argentina, y desde el año 2008 vive en Barcelona, donde estudió Teoría Literaria y Edición en la UAB. Acaba de ganar el I Premio de Poesía Joven Antonio Colinas y en septiembre publicará en la Editorial Sistolá su primer poemario  Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr. Ha trabajado de docente, librera, camarera, asistente editorial, redactora, chica-para-todo, copywriter y cada una de esas experiencias tan robertobolañizantes de inmigrante desarraigada en España aún conviven en feliz armonía con ella. Le interesa la confluencia de la autoficción, la apropiación crítica de la autoayuda y el fracaso. Colabora con varios medios y coordina Honolulu Books. Vive en un estudio muy pequeñito a pocos pasos de una estatua de Colón que no señala a América.

***

El espíritu de mi época

 

durante muchos años intenté sustituir mi apellido

por el nombre de un fantasma bonachón

lo había encontrado en una nota al pie

de un libro de mi madre

y al igual que el espíritu de la Navidad

me lo imaginaba sobrevolando los raros peinados nuevos

de Byron, Hegel y Mary Shelley

como si al fin hubiera entendido un antiguo secreto

descubrí al Zeitgeist enredado entre las cuerdas de un bajo

y en una época de obediencia, sombra y resignación

él se convirtió en mi guía espiritual:

tocaba su instrumento con dos dedos y sólo se manifestaba

ante los desconocidos que le ofrecieran

un souvenir adornado de tantas estrellas brillantes

diminutas bombillas fugaces como las que enmarcan

el rostro de la virgen María

con la palabra generación

ahora no es más que un mendigo ciego en una esquina

un testigo de lo que sucede

cuando no sucede nada

y nada

no es la muerte

oscura y gloriosa

separación del cuerpo y el alma,

sino el desencanto

esa medalla romántica

que ahora habita

en sus ojos

 

 

 *

 

Cosas que no me importaría olvidar

 

 

La vida es demasiado seria para que yo siga escribiendo.

Lydia Davis

 

 

paisajes con nieve,

abedules

y osos que toman vodka

en tacitas de té

de eso iban todas las novelitas rusas que no escribí

porque sé que ya no soy joven

y por eso he aprendido

que de todas mis actitudes de vanidad y auto complacencia

como apoltronarme en este sillón de bambú

o convertirme en una experta en la genealogía de las casas reales

simular que no conozco el final

de esas naturalezas muertas con libros

es lo mismo que esconder

estas delgadas placas córneas

situadas en las extremidades de los animales vertebrados

para arañar, rasguñar, aferrarme con miedo

a la ilusión de que todo movimiento

siga siendo cacería

 

*

Teorías de la catástrofe I

solo como experimento mental:

podríamos cambiar

otra vez

por completo

todos nuestros proyectos de futuro

y agrupar el conjunto en torno a

por ejemplo

alguien que silba en la oscuridad


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No serás mi baby (kriller71, 2015) de Violeta Niebla

Violeta Niebla (Málaga, 1981) estudió Filología Inglesa. Trabaja en el ámbito de la gestión cultural coordinando eventos y talleres y comisariado de exposiciones. Desarrolla su faceta artística en los campos de la fotografía, el teatro y la poesía. Ha publicado sus poemas en las revistas literarias Litoral y Mitad Doble y en la antología Obituario.

 

 

***

Plantas de interior

mi cabeza es este césped que pisas sin parar

*

El futuro de la automoción

Todo el mundo se salta este semáforo

a veces tengo dudas

las ruedas temblando

el balance de fin de año

no sé si me acuerdo bien y conducir era eso

*

Historia

nuestro museo emocional acabará ardiendo


alejandra

Poto y Cabengo (Valparaíso, 2015) de Alejandra Vanessa

Alejandra Vanessa (Córdoba, 1981) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba. Ha publicado el poemario Colegio de monjas (mención especial del Premio Andalucía Joven de Poesía 2004; DVD, 2005) y el libro híbrido El hombre del saco (El Gaviero, 2006), así como los cuadernos Brevas novas (La Bella Varsovia, 2004), La fiesta de pijamas (2005) y Marilyn quiso ser Marisol (Banderines del Zaguán, 2010). De igual forma, sus poemas han sido incluidos en revistas y antologías como Que la fuerza te acompañe (El Gaviero, 2005), Hilanderas (Amargord, 2006), Los jueves poéticos II (Hiperión, 2007), Las Noches del Cangrejo (Cangrejo Pistolero, 2008) y Un rayo que no cesa en los Patios de Viana (2010). Ha recibido diversos premios por sus relatos infantiles. Coordinadora de la VII Edición del Programa por el Fomento de la Lectura El Placer de Leer. Imparte talleres de escritura creativa para Cosmopoética, es una de las cofundadoras de la editorial La Bella Varsovia, donde ha ejercido durante diez años la labor de editora y gestora cultural.

***

Christine es solo un sustantivo en el sistema de la lengua.
Una madre en la escala de mamás.
Suena a tictac de bazar paquistaní.
Con sus manos espanta moscas lo mismo
que da las buenas noches, chicas.
Complacientes y torpes, sus manos esconden
una erección frustrada,
una alianza de platillo en el dedo corazón.
Hasta que la muerte nos separe.
El día de visita esconde la pelusa que queda tras
la puerta en el puño cerrado.
Y reza:
Christine ingenua,
ruega por nosotros.
Christine alemana,
ruega por nosotros.
Christine barbitúrica,
ruega por nosotros.
Tras las gafas, las perlas y las esperanzas de plástico,
Christine ruega por Grace y Ginny,
y en blanco y negro la observa, impasible,
un retrato de juventud,
sobre sus manos castigadas por el miedo.

*

Cuando las palabras no dan, las pronuncias despacio en
tu mente para que suenen distinto:
conversación – escoba – Alejandra.
Al otro lado, la chica de urgencias insiste:
dónde me encuentro, no sé dónde,
mi nombre, lo pronuncio, para que suene a otra cosa,
conversación, converso, conversión,
cruzo la carretera sola, junto a la niña
que pasea el perro del vecino,
en la lengua se traban mis rodillas,  titubean los dedos de los pies, solo soy conversación,
y yo no puedo, soy, darte conversión, muy despacio,
que suenen a otra cosa mis palabras:

escoba – Alejandra – TAC – necesito,
y mi nombre salga en una palabra con el tiempo,
el tiempo,
cuánto tiempo,
del tiempo,

ni idea.

*

De repente es lunes.

Apenas amanece y la familia Kennedy desayuna en casa.
Las chicas toman cereales con leche en el dormitorio.

La abuela reza ruidosa en la cocina frente a un combinado
de huevos a la plancha y tres tiras de bacon.
En el sofá el padre simula remover el azúcar mientras
hojea las páginas de contactos.

La madre tiende una lavadora y espera a media mañana
para picar algo. Tortitas bañadas en chocolate,
treinta kilocalorías por unidad.
Es lunes.
Y cada lunes comienza una nueva dieta.


sotomayor

La paciencia de los árboles (LeTour1987) de María Sotomayor

María Sotomayor (Madrid, 1982). Poemas suyos han sido traducidos al portugués y publicados en diversos formatos digitales como: Letralia, Ácracia pour les porcs, Inspirulina o Permítanme ser hombre, entre otros. Ha participado en varios fanzines, como el nº1 de Aerostático Grotesto (ediciones Aerostáticas). O en los libros digitales de Dara Scully “Tus ramas/mis huesos” o “Dientes de leche”. Publicó su primer poemario en 2013 “Estoy gritando, me conocí de esa manera” (Canalla ediciones) y en unos meses publicará el que será su segundo libro “Nieve Islandia”. En la actualidad compagina su trabajo de interiorista con la publicación de libros de otros autores en la editorial Harpo libros, dice que así hace de sus miedos un lugar más habitable. Su último libro es La paciencia de los árboles (LeTour1987, 2015). Se la puede leer en su blog : “Cartas desde Reykjavik” (mariasotomayor.blogspot.com.es).

***

Pequeños y encarnizados metales

de punta

alargan su mano de acero

y tejen una palabra en el costado

han caído temporales

han caído las casas en tu guerra

y vemos marcharse a las bestias

recorriendo el hombro hasta la palma de la mano

después dormimos cuando la rabia ataca

y se nos caen las tripas con saña ante las sogas

se nos caen como un aplauso ante una tumba

un perfecto nudo de estómagos en los tobillos

pero no hay que perder el cabo del hilo

los gritos melancólicos en esta edad tan flaca de caer

están en que nadie te dijo que después de todo

el sonido de la metralla sería lo único que recordaras

*

Yo a ti te quiero

cerquita del pecho siempre

te quiero lejos de la crueldad

de las habitaciones por las noches

pálida y vieja ballena

te quiero

talismán de pie

balanceándose en señal

del cirujano sobre las caderas

un silencio en el mal de los hombres

el cabello anudado a los brazos largos

que rodean los árboles creciendo entre nosotras

sólo la tarde se ha hecho minuto

conteniendo una línea en el bostezo

la tristeza es larga y la confundimos

por eso necesitamos nudillos firmes

golpeando las mesas

la carne de tu carne en un guiño

fragmentos de seda en la vieja madre

*

Volveremos a estar juntas

para hablar de nuevo con estas voces nuestras

de carne y estómago

y no con los demonios de tus noches

de esas noches tuyas de pájaros en las caderas

cuando volvamos                    nosotras

a estar juntas y prender el verde

y el fuego para calentar la leche

y a oscuras sentarnos para toquetearnos los bordes

para ser negras, para beber de las manos

como insectos salvajes de nuestro lado más temible

alzaremos el cuello para contar los aros

en ese instante sublime

de olvidar la palabra que utilizaron para nombrarnos


laia

Desbordamientos (Tigres de Papel, 2015) de Laia López Manrique

Laia López Manrique (Barcelona, 1982) Estudió Filosofía y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universitat de Barcelona. Ha publicado los poemarios Desbordamientos (Tigres de Papel, 2015), La mujer cíclica (La Garúa Libros, 2014) y Deriva (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2012) y colabora en diversas antologías y revistas literarias. Es una de las editoras de la revista digital Kokoro: www.revistakokoro.com

***

Avant-tropos

El texto está vacío porque la vida está vacía

El poema ya no es el poema. Es una inmensa mancha

de la que caen, desplazadas a los lados, las palabras de

la última crecida.

Cuánta oscuridad he tragado

Ahora eres un interludio    una ronda apócrifa

Escribías para no matarte

Escribirías para no matarte

Escribirías para acuciar para acuchillar para hervir

deslindada y distante   para aullar    loba    para salir

enferma   para refundar

No hay poema. No habrá poema. El poema será una

habitación cuadrangular. Porción roja de médula ca.

liente. Inter. Interregno. Entre. Entrelínea. No hay

poema. No habrá poema. El poema será una sonda.

El poema será un recodo. Un resto. El poema no será,

el poema no, el poema no será.

La última crecida se llevó los cantos

La vida está vacía. El texto está vacío. La vida está

vacía. El texto. La vida. Recogida. Placer. Meridiano

insalubre

El vacío es un sistema de lociones posibles

Y aquí empieza

*

ellas se dirigen al umbral de la casa de ella

le llevan flores

auspician su partida

preconizan

«no es ése el camino» salmodian mientras ella (perforada)

[las imanta y repele

el poema ya no reconoce sus límites

«escribe» le dicen

casi gritando

el poema ya no reconoce sus límites

el poema sucede

la aborda

caliginoso

nervudo

ella ya no canta

ella ya no va a cantar

ella

ahora

revela el contraplano

frente a ella la boca aparecida dirime:

«¿si ya no hay palabras dónde habitarás?»

ella se mira los dedos                                         los encoge

resigue despacio las membranas los surcos

la boca parecida de sí como un espejo

convexa donación del lenguaje

«escribe» le dicen

casi gritando

ella responde:

«el texto está vacío porque la vida está vacía»

¿o era al revés?

«el poema ya no reconoce sus límites»

ellas

contraplano en danza

obscena

delectación

le llevan flores auspician su partida le besan

lentamente la boca

ósculo macizo

«escribe» le dicen

casi gritando

ellas las aparecidas de la boca

retiran el rostro de ella los sargazos

retiran de su estómago el veneno

cicatriz marsupial manojo

construyen con él un nido transparente

hojarasca

asiento y sobra

del poema

ellas las encabalgadas las

desnacidas

arañan las paredes de su casa la de ella

amazonas menguantes tendidas en el suelo

reptan

fluidifican

«somos tus bacantes tus euménides»

«¿de qué se alimenta la ficción?» pregunta ella

como si una respuesta cualquier

pudiera ser posible

su boca la de ella apodíctica rueca se deshace

en el poema

un túnel una perífrasis una enmienda

donde ellas la encuentran

la vigilan

duermen


adriana

El Péndulo (Harpo, 2015) de Adriana Schlittler Kausch

Adriana Schlittler Kausch (Porto Alegre, 1982). Profesora de latín y griego en un instituto de Sevilla. Ha publicado Crueldades afines, Vacaciones (junto al compositor Julio de la Rosa) y Parches.

***

Llegué a un lugar. Allí no había patria, ni lazos,

ni buitres dando vueltas sobre el temblor de mi

cuerpo. Todo era sencillo (los charcos son lluvia al

comienzo de todo) y bullían las flores como una

maleza que teje su propia mortaja.

Y de la tierra crecieron los astros con lo que

construir nuestros días. Creció la miel, que se

anudaba con su paciencia de madre y el pájaro

habitando en las mejillas del viento.

Allí apareciste, entre tanta belleza.

Y el sol nos alumbró.

El lugar de allí y allí y la resurrección de una mariposa.

Los árboles a veces nos pueden oír.

*

Tal vez era así como yo te anudaba. Despacio,

como la estación se encuentra con el frío, dejando

fermentar la oscuridad. Así era nuestra entrega.

Cerca de la tierra titilábamos, palpando su

rugosidad.

Y esperábamos rancios con el paso del tiempo.

*

El silencio a veces se imprime justo en el centro,

donde el pecho cruje, donde el perdón tiene algo

de nicho, donde la voz inventa su atrezo de madre.

Perdiéndose entre la tierra mojada o arcilla, con las

flores cayendo como caen las lágrimas.

Estamos tan agotados que incluso el llanto, incluso

el llanto.


maria ramos

Siamesa (El Gaviero, 2015) de María Ramos

María Ramos (Almería, 1983). Sus poemas han aparecido en las antologías Hijas del pájaro de fuego (Fin de viaje, 2012), La vida por delante (En Huida, 2012), Sangrantes (Origami, 2013), Réquiem por Lolita (Fundación Málaga, 2014) y CON&VERSOS Poetas andaluces para el siglo XXI (La isla de Siltolá, 2014), así como en diversas revistas literarias, antologías digitales y fanzines. Ha traducido Tres mujeres de Sylvia Plath (Nórdica Libros, 2013) y a numerosas autoras contemporáneas como parte de las antologías digitales Birds poems y El porno combate la tristeza. Actualmente prepara la selección y traducción de la obra poética de Dorothea Lasky, de próxima publicación en El Gaviero Ediciones.

***

Nunca anhelé la fertilidad y sin embargo fui madre antes de tiempo. Demasiado pronto, animal obsceno. Niña con una niña dentro. Presiono suavemente la piel de mi vientre, la piel de mi pecho. Cuánto ha sucedido aquí. Cuánto ha sido entregado. Crear una vida. Apagar una vida. Ambos son gestos de amor hacia el hijo, con la diferencia de que, en uno de ellos, la mujer se detiene y piensa en sí misma. No así. No ahora. Egoísta o temeraria. Estúpida. Estúpida. En cualquiera de los casos el sentimiento de culpa se elevará con sus ecos. Reconozco que arrojé el test de embarazo contra la pared. Reconozco el desgarro. Reconozco que mi voz cambió para siempre. Hasta qué punto mi cuerpo existe como realidad y no como un objeto dirigido por otros. Hasta qué punto mi cuerpo es un espacio propio. Nunca anhelé la fertilidad y sin embargo permití que creciese un panal entre mis huesos. Desde entonces mis manos conocen la suciedad del mundo, mis manos conocen el asco. Permitiremos que el hombre no se identifique con el hijo. Permitiremos que la mujer ingrese en las sombras. Permitiremos que la vida la arrastre hacia sus límites. Desde entonces he aprendido a existir en dos cuerpos. He cerrado mis heridas. Se han irisado mis bordes. Me detengo en el dolor sólo si voy a transformarlo. Joven, aún eres joven, me dicen. Aún podrás trenzarte en una familia. Aún podrás eternizar el círculo. Pero no deseo más hijos. No deseo reducirme a mi función reproductiva. Mi familia está completa, mi familia ya es real y respira entre mis brazos. Asumo nuestra belleza y asumo las pérdidas. Con frecuencia me pregunto qué siente una madre cuando un padre la acompaña, como extensión del cariño, como existencia simultánea. Con frecuencia me pregunto qué siente una madre cuando su sociedad la acompaña.

*

​Eres la mujer
que camina

con una niña
sobre los hombros

la que erosiona sus manos
para ofrecer ternura

la que levanta la vista
y se enciende entre la hierba

pronto
a la que enseñaron pronto

que el pecado
tiene forma de manzana

forma de vagina

insurrecta

sacrifical

eres la mujer

que descubre las vocales
en la garganta de su hija

la que limpia la fruta

la que tiembla
lentamente

sobre el blanco infinito
de las horas

la que se desnuda con ella

la que se duerme con ella

la que se separa de su lado
y entonces respira.

*

El inmenso miedo sólo es inmenso a partir de tus cabezas, haciendo de ti su recorrido, de tu espíritu su canto. En algún lugar la escritura desea abandonar tu cuerpo para observarte. Generar, tras el dolor, silencio. No le abras los brazos. Cuando el fruto cae debe pudrirse antes de alimentar la tierra.


Martha Asunción

 

 

Wendy (Pre-Textos, 2015) de Martha Asunción Alonso

Martha Asunción Alonso (Madrid, 1986) es licenciada en Filología Francesa y titular de un máster en Historia del Arte. Como docente, ha residido en diferentes destinos de la Francia hexagonal y de ultramar. Su poesía ha obtenido distinciones como el Premio Adonáis o el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández, otorgado por el Ministerio de Cultura. Es autora de los poemarios Skinny Cap (Libros de la Herida, 2014), La soledad criolla (RIALP, 2013) o Detener la primavera (Hiperión, 2011), entre otros. Wendy, su octavo libro, es filiación y equipaje para el vuelo: relato de una voz al aire, hija y hermana de tantas voces altas de mujer.

***

Warning

Les éléphants sont contagieux.

PAUL ÉLUARD & BENJAMIN PÉRET

No te acerques a mí. Estoy hecha de islas
y las islas, igual que Peter Pan o
que Rimbaud, son un ayuno de la sangre bíblicamente
contagioso.
No vivo para el roce.
No nací por albura ni soy carne de cisne.
Mi padre no es mi padre, sino el nombre de mi padre.
He mamado en las torres aquitanas leche
de soles pardos. No
te acerques a mí: la hiedra
mata.

*

Mutaciones poéticas

En mi familia no hay poetas.

Pero mi abuelo Gregorio,

cuando regaba el huerto en Belinchón,

se quedó tantas tardes

velando las acequias, murmurando:

No bebemos

el agua: es ella quien nos bebe.

El agua

es

la mujer.

No, en mi familia no hay poetas.

Pero una vez, muy niña, encontré cáscaras

de huevo azul

a los pies del almendruco.

Se las mostré a mi padre y mi padre, silencioso,

me enseñó a hacerles un nido

con ramaje;

y me enseñó por qué: hay pedazos de vida

que son

sueños enteros.

En mi familia, os digo, no hay poetas.

Pero cuando mi bisabuela

Asunción

contempló por vez primera el mar

-la primera y la única-,

me cuentan que se quedó muy seria, muy callada,

durante un ancho rato, hasta que dijo:

Gracias

por

los ojos.

No sé de dónde salgo. En mi familia

no hay poetas

malos.

 

*

Génesis 3:16

Con dolor darás a luz los hijos,

y tu deseo será para tu marido,

y é se enseñoreará de ti.

Con dolor cortarás mayonesa,

marchitarás la flor y el pan;

flotarás, nenúfar nigromántico,

por los pozos de Salem.

Con dolor.

El dolor de las hembras manatíes

y de la salamandras

negras de Los Alpes, que tardan tres

años en parir.

Con dolor agriarás la leche, el vino,

la miel de las colmenas;

mancharás cuando ames y arderás

sin ver el mar, descuartizada por caballos,

mutilada, violada en soportales

y en tu lecho violada, momificada en hiyabs,

hábitos o bikinis;

desfigurada con aceite hirviendo,

apuñalada en últimas páginas

del diario.

Con dolor.

Dolor del pulpo de hembra, que protege

los huevos de sus crías

durante un mes, sin salir de su gruta

ni probar alimento: muere de inanición

cuando eclosionan.

Con el mismo dolor darán a luz tus hijas,

y su deseo será para sus maridos.

El dolor.

Santidad de los reptiles.

El dolor del dolor, hasta que un viejo cuerpo nos aprendan

a erguirse y escribir.


9930952_orig

Traje roto (Ejemplar único, 2015) de Alba González Sanz

Alba González Sanz (Oviedo, 1986) es Licenciada en Filología Hispánica y Máster en Género y Diversidad por la Universidad de Oviedo, donde actualmente trabaja como investigadora mientras realiza su tesis doctoral. Ha publicado los poemarios Apuntes de espera (Torremozas, 2010; XI Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven) y Parentesco (Suburbia, 2012); además del cuaderno Traje roto (Ejemplar Único, 2015).

***

Enfermedad

Tu cuerpo.

Te encerraste en él y ahora

te ahoga desbordándote.

Se alimenta de tu mal,

de tu descuido.

Guarda un deseo germinal,

un antídoto límpido,

pero lo aleja

de tu hambre voraz.

Porque sabe que temes.

Porque sabe que mientes.

Porque sabe que huyes.

Guarda una célula mínima,

un origen posible.

Cuando llores habrá de liberarse

por la sangre ahora espesa

de tu vida.

Una manzana enferma

es tu corazón.

Tu deseo dorado espera ansioso

el tiempo de la poda y del injerto.

*

Ruptura

Conoces el manantial.

Sabes que hay agua.

Laura Casielles

Mudar el cuerpo,

recordarlo antes

tuyo y solo.

Agradecer las capas de vida que lo ungieron.

Pero olvidar después, tacto-memoria,

lo que la piel supo una vez

y hoy ya no dice.

Aprestar otra vez

tu rumbo nuevo.

Llegan la noche, el miedo frío.

En el centro de tu centro,

una luz brilla.

 

 

*

Marentesco

El cuerpo de Mamá se fue volviendo rígido, trabajo

de huesos con memoria, y tú piensas

que el tuyo no, tu cuerpo no será rígido, trabajo,

porque hoy es carne caliente.

El cuerpo de Mamá te señalaba rígido, acusando

la soberbia infinita de las hijas que piensan su carne caliente

no rígida, trabajo, y se alimentan todavía

de los huesos con memoria.

La soberbia infinita de las hijas no escucha

el decir rígido del cuerpo trabajo de la memoria

que no acusa pero señala: os volveré rígidas, trabajo,

huesos con memoria

cuando aprendas

a reconocerte.


 

 

6603638

 

La edad de merecer (La Bella Varsovia, 2015) de Berta García Faet

Berta García Faet nació en Valencia en 1988. Es autora de los libros Manojo de abominaciones (XVI Premio de Poesía “Ana de Valle”; Ayuntamiento de Avilés, 2008), Night club para alumnas aplicadas (VII Premio Nacional de Poesía “Ciega de Manzanares”; Vitruvio, 2009), Introducción a todo (IV Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena”; La Bella Varsovia, 2011), Fresa y herida (Premio Nacional de Poesía “Antonio González de Lama” 2010; Diputación de León, 2011) y La edad de merecer (La Bella Varsovia, 2015).

***

PRIMERA EPÍSTOLA A CAMIL C. STÎNGĂ

 

i.

en persona hablas conmigo en castellano

por escrito hablas conmigo en inglés

me duele mucho

te expresas mejor

en el idioma de tu exnovia

la irlandesa

que tiene un coño pelirrojo

y mínimo

lo sé por una foto

 

ii.

perdón por sacar otra vez el tema de tu exnovia

en realidad no me importa me da igual me da lo mismo

no estoy celosa ni nada sólo he mencionado a tu exnovia

porque me parecía que podría quedar bastante bien en el poema

en plan contrapunto anáfora o algo

el caso es que toda educación sentimental es básicamente

lingüística

ambos por desgracia hemos besado a gente francesa y sabemos lo que es

eso

compara cómo es hablar e-mail contra e-mail mejilla contra mejilla historia

de la lengua contra historia de la lengua

oficial

ahora yo soy tu exnovia

ahora yo soy tu exnovia pero tú sigues diciendo cosas del tipo

you don’t want a relationship with me ok?

i also told people i may come to NY but it does not change a thing now ok?

i don’t feel like talking with you now not now for sure ok?

ahora yo soy tu exnovia

 

iii.

cuando vivíamos en barcelona y nuestros labios

eran literalmente nuestros

labios

leíamos poemas en rumano

leíamos poemas en castellano

leíamos poemas en francés

tú corregías mi pronunciación en francés

aunque a mí no me gustaba nada tu pronunciación en francés

y te suplicaba que me leyeras más poemas en rumano o en castellano

a veces me hacías caso y me leías poemas en rumano o en castellano

aunque estuvieras hecho trizas

aunque al día siguiente madrugaras

mucho

post-coitalmente como todas las cosas

que dijimos

desesperados y dulces los poemas

manaban de la quietud

del frío

hay un verso de stanescu hay un verso de stanescu hay un verso

que escribiste en una postal desde

constanza

que nunca recibí

no leíamos nada en inglés nada en inglés nada en inglés

aunque te robé un ejemplar de alice in wonderland

que estaba en la estantería

no sé si esto tiene algún significado psicoanalítico o si admite alguna lectura

simbólica
iv.

cuando vivíamos en barcelona y yo no era tu exnovia

para que te enamoraras de mí

a veces te hablaba en rumano

con acento español

con timidez

ea devenise încetul cu încetul

cuvânt

para burlarme de ti para hacerte rabiar

para que te enamoraras perdidamente de mí

a veces te hablaba en español con fortísimo acento rumano

caía la nieve ne-gra

ne-gra

ne-gra

y tú te ofendías bastante y me decías que era una racista asquerosa

y yo te decía que no y me reía

porque tú te reías

aunque era un poco verdad

 

v.

cuando vivíamos en barcelona

cuando estabas medio dormido

o dormido

o feliz

cuando tenías sueño o cuando tenías sueños

que se cumplían

de repente me hablabas en rumano

sin darte cuenta

se te iba la cabeza al apoyar yo mi cabeza

en tu bellísimo esternón

aprovecho para decir que no entiendo cómo tu bellísimo esternón

no puede parecerte una maravilla de la naturaleza

imperdonable

dado todo el dolor dado todo el horror

que hay en este mundo

el caso es que de repente me hablabas en rumano

y te sorprendías si me quedaba callada no sabiendo qué contestar

y regresabas a algún lugar al que te gustaba regresar mi mano en tu mano

mi mano en tu corazón

de vez en cuando

yo me ponía muy contenta porque me parecía que podría

contar esto en un poema

y que quedaría bastante bien bastante melancólico

 

vi.

cuando vivíamos juntos en barcelona

hablarte en catalán era hablarte en el lenguaje del paisaje

where our love grew

en tus palabras

pero también era hablarte en el lenguaje de algún que otro exnovio

o de alguna que otra exnovia

o sea lo que sucede con todo lenguaje con todo amor con todo crecimiento

y decrecimiento

no hablo necesariamente de nosotros

hablo de todos nosotros

por eso no me gustaba hablarte en catalán

 

pero me gustaba hablarte en catalán

porque era hablarte en el lenguaje del paisaje

where our love grew

en tus palabras

y era pronunciar palabras mías que yo había perdido

dentro de mí

feia segles

y era pronunciar palabras que tú y yo podíamos ganar

por ejemplo

segles

y además uno de los hitos de nuestra relación tuvo lugar

en la playa de sa riera de begur

y en el castillo de begur

y además resulta que en el tren de camino a sitges

te enseñé la conjugación del presente de indicativo del verbo estar

que es fácil

 

vii.

resulta bastante ridículo que esté estudiando italiano

en brooklyn

para acercarme a ti

que estás en japón

sólo porque hiciste tu doctorado en florencia

y eres cuatrilingüe

según las malas lenguas más me valdría retomar el alemán

hace 10 años cuando vivía en boston tuve un amante italiano

muy seductor y muy cruel

soñé con él anoche

me gritaba algo muy alegre y muy irrelevante en pésimo inglés

jennybel también salía en el sueño pero en fin ni siquiera sé si te he contado

esta historia

el caso es que toda educación sentimental es básicamente

lingüística

y de alguna manera incomprensible

me ha dado por creer que si logro comprender

a dante alighieri

tal vez el paraíso

lograré comprenderte

menos mal

 

viii.

cuando vivíamos en barcelona

solías enfadarte porque era perezosa o cobarde y no leía a aristóteles

con atención

solía enfadarme porque eras perezoso o cobarde y no leías mis poemas

¿qué vas a hacer ahora con este poema?

¿lo vas a leer?

a veces yo estaba tú estabas nosotros estábamos

como ellos como unos ellos

cualquiera

en otro país

y por otros motivos

quiero decir que ninguno de los dos cumplimos

nuestras promesas más

sensatas

pero leíamos poemas

y nunca en inglés

 

ix.

cuando vivíamos juntos en barcelona

cuando di aquel recital de poesía en barcelona

tenía pensado leer delante de todos un poema

sobre ti y sobre nosotros

en rumano y en castellano

al final no conseguí inspirarme no escribí nada no leí nada

sobre ti o sobre nosotros

de todas formas tú grabaste unos vídeos bastante bonitos

que he visto tres veces porque salgo guapa aunque no me gusta cómo suena

mi voz

en esos vídeos

 

x.

cuando vivíamos en barcelona

cuando tenía pensado escribir un poema sobre ti y sobre nosotros

en rumano y en castellano

mi plan era escribir un poema tristísimo basado en la disonancia

y en el azar

no iba a ser un poema excesivamente filosófico

aunque pensaba aludir en algún momento a ese artículo académico tuyo

sobre el concepto de fe en dworkin y en derrida a la sombra de kant

en el contexto del debate del postsecularismo

para que te hagas una idea

por ejemplo había pensado en escribir algo del tipo

cuando tú tenías +13 años yo tenía -13 años

cuando tú sentiste en tus propias carnes la llamada de la revolución

el 17 de diciembre de 1989

yo pesaba 11’8 kilogramos y tenía los ojos azules y el pelo

negro

como tu pelo

cuando tú vivías en mozambique

yo existía tan sólo

como deseo como proyecto como burbuja dentro mi madre

y dentro mi padre

tan subconscientemente tan misteriosamente

que lo curioso es que ambos siguieron viviendo

sus vidas

cada uno en su respectiva ciudad

lejana cada uno

sin el otro

como si nunca fueran a encontrarse

pero se encontraron

se encontraron

cuando tú te marchaste a bucarest nació mi hermano y yo

no me acuerdo muy bien aunque dicen que me puse bastante celosa pero

enseguida

lo amé

mucho

mucho después

cuando yo me marché a inglaterra y cambié de religión para siempre

tú tenías mi edad

cuando tú tenías hambre y tu madre tenía hambre y tu madre pintaba

cuadros y cuadros y cuadros

yo no era nada

cuando aprendí a leer y a escribir no sé qué hacías tú

cuando lloré pensando que algún día mi madre y mi padre iban a morirse

no sé qué hacías tú

tal vez también llorabas tal vez estabas ligando con alguna chica bonita

hija de algún cargo del partido

cuando yo era una niña salvaje por los campos de castilla no sé qué hacías tú

tal vez eras un niño salvaje por las calles de târgoviște

o igual estoy calculando mal y ya estabas desmayándote

por los pasillos de la biblioteca nacional

széchenyi

de tanto alcohol o de tanta belleza

cuando yo me emborrachaba en vichy y en lyon y en estrasburgo y en parís

no sé qué hacías tú

cuando yo perdía el tiempo con aquellas personas no sé qué hacías tú

cuando te enamoraste por 6a vez yo me enamoré por 2a vez

oh lo recuerdo

muy bien

cuando tú conseguiste aquel trabajo en la universitat pompeu fabra

yo conseguí aquella beca para estudiar en la universitat pompeu fabra

cuando tú comenzaste a desenamorarte de ella y a enamorarte de mí

por 1a vez

yo no sabía nada

cuando me volví loca y enfermé tú te volviste loco y enfermaste

gravemente

en otro país y por otros motivos

cuando murió tu madre

yo no sabía nada

y me hubiera gustado saberlo

para besarte hasta morir hasta morirnos asfixiados de tanto dolor y

de tanto horror y

de tanta ternura

cuando te necesite

cuando te necesite dentro de muy poco tiempo

cuando te necesite dentro de muy poco tiempo tengo miedo no sé dónde

estarás

 

xi.

ahora vivo en nueva york

para que te hagas una idea

se me ocurrieron un montón de falsos paralelismos por el estilo

ahora vivo en nueva york

para que te hagas una idea

hablo en inglés escribo en inglés

hay un montón de cosas que se me ha olvidado decir aunque son muy

importantes

 

xii.

ya te dije hace unas semanas que llamé por teléfono al romanian cultural

institute

hace unas semanas

pero no contestaron mis preguntas

ya te dije hace unas estrofas que lo de nombrar a tu exnovia

hace unas estrofas

era sólo una estrategia poética

no sé exactamente qué significa este poema

a nivel psicoanalítico o si admite alguna lectura

simbólica

últimamente todos mis poemas son circulares

y estoy comenzando a hartarme

del invierno

quería evocar millones de detalles millones de casualidades millones de

poemas y cosas

que dijimos

sin tener que decirlo

directamente

en este poema tristísimo

o sea quería nombrar el correlato objetivo

el amor el lenguaje el crecimiento el decrecimiento todas esas contingencias y

cosas

que florecen en la quietud del amor del lenguaje del frío

pero no supe cómo

cuando ha pasado el tiempo

cuando ha pasado el tiempo

voy a mandártelo a ver qué te parece

espero que llores

 

 


 

 

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