Cuando rebasa el mar. Antología de poesía femenina argentina IV

 

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IV

VERÓNICA PÉREZ ARANGO (BUENOS AIRES, 1976)

 

 

La poética de verónica dibuja pilares. Los sostiene con la familiaridad cruda de quien se acurruca en la esquina de una habitación. Entre el polvo y las resonancias del pasado, algo se quema; algo revive.

 

Lila Biscia

***

Preparo café

para no dormir

otra vez

las manos tibias

rodeando la noche

en porcelana

y el reloj de pared

indiferente

a su movimiento perpetuo.

Las risas, las voces

a un volumen

exagerado

mis hijos resuenan

en otro barrio

que conozco.

Como si los viera

a través de una bola

de cristal un poco

opaca y antigua.

Las veinte cuadras

que me separan

son un viaje

de larga distancia

cada vez que intento

un llamado por teléfono

“te extraño y espero

que sueñes

cosas hermosas esta noche.”

Lo que pueda decirles

es mínimo no

alcanza nunca

para llegar a tocar

las fibras tiernas de sus cuerpos.

Hoy no soy responsable

del cuidado, lo aparto

atolondrada

como una tarea

que no comprendo

del todo. Hoy no soy

responsable

de lo que pueda pasarles.

Hoy de nuevo

no dormir

y mirar la noche.

 

***

 

 

 

Un hombre murió

envuelto en una manta

enrojecida

¿Qué habrá soñado esa noche

las lenguas ardientes mezclándose

con la música que hacían

los pequeños animales

en los huecos de su cabeza?

¿cómo entró el calor, lo imborrable

a esa vida reposada sobre el agua?

 

 

***

 

Perdón por irme

y dejarte en la casa

incendiada de culpa

la espada cortó el cielo

en dos la tormenta

terminó con mi cuerpo

qué soy y dónde

te dejé esta mañana

que ahora no te encuentro

y las flores escondidas

dónde quedaron

que todavía siento

un olor dulce

a podredumbre.

 

***

 

Alan saldrá

mañana de viaje

y yo voy a quedarme

inmóvil en el verde jardín

mientras en la pieza

las noticias de la tele

entran en una ebullición

tornasolada.

Confundo lo que pasa

en distintas partes del mundo

el derrame del dólar

con la crisis individual

el hambre en Suecia

con los niños de Haití

comiendo orgánicos

los países en guerra

con la búsqueda

de la paz mundial.

Me sobresalto

como un animal

que ha estado

toda su vida

en cautiverio.

Escucho

la pronunciación

monocorde

del periodista

NUEVO

RECORD

ESPACIAL

letras de neón

parpadeantes igual

que viejos planetas

extinguiéndose

en la soledad de la noche.

¿Qué vas a meter

en tu valija

interplanetaria

y transparente

acaso hay algo

que tenga el espesor

de tu indiferencia

un cuerpo

narcotizado

desde el origen

de los tiempos?

Mi bello durmiente

no te has dado

cuenta de nada.

*Todos los poemas de esta selección permanecen inéditos.

 

Verónica Pérez Arango nació en 1976 en Buenos Aires, Argentina.  Es Profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Publicó la plaqueta la desdentada (Casa de la Poesía de Buenos Aires, 2002), Camping (Bahía Blanca, Vox, 2010) y Un dibujo del mundo (Buenos Aires, El Ojo del Mármol, 2014; Ediciones Liliputienses, España, 2015). Participó de las antologías Lo que la perdiz opina de los finales felices (Ediciones Liliputienses,  España, 2015), El Rayo Verde (Viajero Insomne, 2014),  Exit 75 (edición a cargo de Germán Weissi, Alejandro Parrilla y Laura Mazzini, 2014) y Quedar en lo cantado. Poesía argentina y dominicana (El fin de la noche, 2009). Este año saldrá La vida en los techos por Colectivo Semilla de Bahía Blanca. Trabaja coordinando junto a Flor Defelippe el ciclo de poesía “El bosque sutil” y como docente en escuelas secundarias y talleres de lectura y escritura.

 

 

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