Un poema tonto y rojo
Quiero estar atada constantemente a un suero
transparente, que me tenga sujeta a una cama
desde la que no tenga que moverme
cada diez minutos para beber agua.
Quiero estar constantemente cerca del retrete,
para poder vaciar mi vejiga cada veinte minutos
y por las noches, después de las cenas pesadas,
poder vomitar tranquilamente.
Quiero sexo no penetracional y muy muy húmedo,
quiero mandar a la mierda el trabajo
y la escuela y todos sus adolescentes
y todas las lenguas del mundo
y sus indicativos y sus subjuntivos
Quiero beber vino blanco y hartarme de ostras
y quesos no pasteurizados y llenos de listeriosis en potencia
-¡oh roquefort, camembert y quesos de cabra!-
quiero comer jamón serrano y beber vino tinto,
quiero morcilla, sobrasada, salmón ahumado
y un gigantesco steak tartar con huevo crudo.
Quiero sexo no penetracional y muy muy húmedo,
cuatro horas en la cama y echarle de menos,
maravillarme ante estos senos nuevos
y observar, desde fuera, la dureza y las contracciones
de este, mi nuevo y habitado útero.
Pero sobre todo
quiero dejar de soñar con manchas de sangre rojas
que se agrandan y se agrandan y se agrandan
hasta borrarlo todo.