SE ABRE EL TELÓN. Cinco mujeres en torno a la escena

María Velasco en Los dolores redondos. Teatro Pradillo. Foto: Dalila Virgolini.

 

 

María Velasco en Los dolores redondos. Teatro Pradillo. Foto: Dalila Virgolini.

María Velasco en Los dolores redondos. Teatro Pradillo. Foto: Dalila Virgolini.

 

Se abre el telón.

Aparecen en escena cinco mujeres; María Velasco, Ester Lucas Jaqueti, Rakel Camacho, Verónica Ronda y Raquel Pérez. ¿Cómo se llama el espectáculo?

Por pena que le dé a quién redacta este texto, no es un espectáculo real, que ya le gustaría. En busca de respuestas ante la situación del panorama teatral nacional, consultamos a cinco trabajadoras en mayor o menor medida dentro del ámbito para centrarnos, precisamente, en este aspecto, el del género. En un gremio tan discutido y voluble como el del espectáculo hablamos con cinco féminas activas, cinco creadoras, por ende cinco artistas, pero también cinco obreras, todas ellas similares y distantes entre sí por múltiples aspectos, pero al fin y al cabo, todas ellas mujeres.

María Velasco comenzó leyendo poesía, y a día de hoy es una de las autoras de referencia en la escena alternativa madrileña. Considera el teatro como un arte de esencia grupal, donde los egos han de reconciliarse por un producto. Se licenció en dramaturgia por la RESAD y es doctora en comunicación audiovisual por la Complutense de Madrid. Ha colaborado extensamente con la Sala Cuarta Pared. Ligada al cine y a la performance, pertenece al consejo de redacción de la revista Primer Acto. Algunos de sus textos más representativos son Líbrate de las cosas hermosas que te deseo, Perros en danza –Accésit Marqués de Bradomín-, o la obra para adolescentes Triple salto, nominada a los Premios Max 2015 como Mejor Espectáculo Revelación.

Ester Lucas Jaqueti es vestuarista y se dedica fundamentalmente al trabajo audiovisual. Posee más de una treintena de producciones a sus espaldas, la gestión de un almacén de vestuario y una paciencia monumental. Suyos son los diseños de El último vuelo de Saint-Exúpery, obra en torno a la figura del autor francés tras el texto de El Principito con La compañía de Poniente, o Clara Bow, la última propuesta de Tanqueray Stage, dirigida por Secun de la Rosa y ambientada en el Hollywood de los años veinte.

Rakel Camacho es directora de escena. Se licenció en esta especialidad en la RESAD y se diplomó en Magisterio Infantil en la UCLM. Además de actuar, ha dirigido desde textos propios -¿Dónde están los hombres?-, a obras de Pinter –Un ligero malestar– o Nieva –La carroza de plomo candente-. Desde 2010 dirige la compañía La intemerata que comienza su trayectoria con La cabeza del Dragón de Valle-Inclán, versión para niños representada en 2011 en Teatro Calderón-Häagen Dazs, también El año que mi corazón se rompió  de Íñigo Guardamino, Premio Leopoldo Alas Mínguez de Sgae, o LUCIENTES (Esperpento Contemporáneo), actualmente en gira, una creación colectiva a partir de los Caprichos y Pinturas Negras de Goya.

Verónica Ronda es actriz, cantante y vocal coach. Licenciada en interpretación textual por la ESAD de Valladolid, tiene formación en ortofonía, voice craft, improvisación, dirección y el recorrido profesional de danza. Imparte clases de voz en escuelas como Estudio Juan Codina, Scaena o Estudio di Pace. Asidua de técnicas físicas en la línea de Grotowski, se aventuró también en la dirección de escena con la obra de producción propia De la mano de Bertold Bretch y Kurt Weill, donde revisita el trabajo conjunto de los alemanes en clave de cabaret mientras se pone fina a manzanas. Asidua del C.D.N. o de compañías como Teatro Corsario, trabaja con frecuencia en bandas sonoras teatrales. Da vida a esa yegua perdida que colapsa a los espectadores en la versión de Danzad malditos que triunfó en el último Fringe, y se programó posteriormente en Matadero.

Por último, Raquel Pérez, también actriz. La Pérez, como la suelen llamar en su entorno, además es coach, cantante de La Pérez Band, formadora de actores y hasta ha hecho pinitos en la dirección  –Humpday, de Lynn Shelton-. Ha trabajado con directores de la talla de Cristina Rota, David Lorente, Alberto San Juan o Luis Luque. Candidata a los Premios MAX de 2015 por su papel en MBIG, la versión de Macbeth de José Martret pensada para La pensión de las pulgas. Profesora tanto en La Central de Cine como en Estudio Juan Codina, es una maestra de la acción y estructura dramática y desbancaría a cualquier orador recitando a Benedetti y a Lorca.

Presentados ya los ingredientes, he aquí las cinco preguntas:

Lucientes, compañía La Intemerata. Dir. Rakel Camacho. Foto: Marta Cofrade.

Lucientes, compañía La Intemerata. Dir. Rakel Camacho. Foto: Marta Cofrade.

 

 

Cómo mujer, ¿cuál es tu visión del mundo del espectáculo?

María: Hablar como mujer es un imposible, lo  importante, como dice la feminista árabe Nawal al Saadawi, es lo que uno tiene en la cabeza. Nos hemos educado en un sistema heteropatriarcal, por lo que esa cabeza está llena de prejuicios. La utopía es desaprenderlos, para que un día haya tantos géneros como personas. Mi visión del mundo del espectáculo es tétrica, porque forma parte del sistema al que me he referido. Creo que tienes que tener, más allá de ganas, una necesidad interna real de expresar y expresarte -y la sensación de no servir para ninguna otra cosa-, como el tronco del náufrago, para seguir en él.

Ester: El mundo del espectáculo es inestable y muy dinámico, un  sector -seguramente por su entorno liberal y artístico- donde se valora la creatividad por encima del género. Aunque creo que aún le falta dar algunos pasos más, como reconocer la capacidad de mujeres en departamentos mayoritariamente masculinos.

Rakel C: El teatro se trata de una de las profesiones más crueles que conozco y también una de las más maravillosas y placenteras, pero vaya por delante cierta crueldad. Las artes escénicas y el resto de artes, debieran estar de lleno en el sistema educativo, así como acercarse más al ciudadano de a pie. Pero para ellos es vital que se promuevan las artes desde pequeños, que se eduque con y para las artes aparte de para todo lo demás. Pero cuidado, no cualquier teatro, ni cualquier danza ni por supuesto cualquier música, he ahí el problema. Cuando empecé a dirigir, me parecía que no se avanzaba en las artes escénicas. Es decir, las propuestas de siempre son las que triunfan, el actor de moda… no se veía que estimulase de verdad. Sin duda,  esto está cambiando poco a poco, aunque el riesgo sigue siendo nulo, algo que yo como directora y como espectadora valoro realmente. El teatro que quería hacer tenía como referente Alemania o el Festival de Avignon; un teatro en el que me posiciono, en el que todo el equipo crea y el director no impone, en el que la estética es pensamiento y la palabra es poesía. Ahora los creadores estamos tratando de trabajar con más libertad, eso se respira, pero aún queda mucho que hacer para que el espectador de a pie no se sienta ridículo ante una pieza multidisciplinar, de estructura fragmentada y acaben diciendo «es que yo no entiendo aunque me ha encantado». El día que se descubra que es una industria potentísima y que es imposible su desaparición además de lo mucho que puede enriquecer también económicamente, van a flipar en colores.

Verónica: Creo que, afortunadamente, cada vez somos más las mujeres que tomamos las riendas en este mundo. Cada vez, hay más directoras en cartel, y más mujeres en lo que concierne al equipo artístico. Para mí, no creo que diste mucho la mirada a nuestra profesión ya seamos hombres o mujeres. En lo que respecta a mi relación con la dirección, la verdad es que he tenido la suerte de rodearme de un equipo de hombres que más allá del género, estaban por pujar por mi espectáculo, y por contar con muchísimo cariño y rigor la historia que teníamos entre manos, y no puedo estar más agradecida.

Raquel P: Yo creo que se ha avanzado mucho, que duda cabe. Hay más presencia de las mujeres en el mundo del espectáculo. Pero queda mucho por hacer como pasa en todos los ámbitos laborales. El cine, el teatro es el reflejo de la sociedad, para la pantalla aún se escriben personajes más interesantes para hombres que para mujeres. Y al ser una industria mayormente controlada por hombres los roles femeninos están condicionados por una visión machista. Las actrices en muchos casos tienen además del trabajo en si, la exigencia de estar sexi, o maquillada aunque acaben de salir de una explosión. Y luego está la proporción. Se hace más cine por hombres que por mujeres.

De la mano de Bertold Bretch y Kurt Weill. Dir. Verónica Ronda. Foto: Begoña Rodríguez.

De la mano de Bertold Bretch y Kurt Weill. Dir. Verónica Ronda. Foto: Begoña Rodríguez.

 

 

¿De qué manera te condiciona tu género a la hora de dedicarte a tu profesión?

María: A mí, personalmente, me duele mucho, que te llamen para formar parte de mesas redondas o equipos de trabajo como estadística y no como voz propia, es decir, por la ley de paridad. Por méritos -talento y trabajo- propios, ya hay muchas firmas de mujer en la escritura teatral, sin ir más lejos, nuestra autora más internacional, es Angélica Liddell. Pero los dinosaurios son muy reticentes a observar la realidad, a imbuirse de otros imaginarios, y siguen subordinando nuestra presencia a la discriminación positiva, para que parezca que nos hacen un favor, que estamos aquí de prestado.

Ester: Por suerte mi departamento es mayoritariamente femenino. La dificultad llega a la hora de la comunicación con los demás departamentos. Vestuario es el sector de las «chicas» y de las «niñas», esto lleva a que muchas veces mi trabajo lo pueda realizar la hija, la prima o la novia de algún miembro importante del equipo.

Rakel C: Realmente la diferencia más grave con lo que yo viví cuando empecé a mis 18 años es simplemente que ahora la cultura está más ninguneada por el gobierno español, lo que por otro lado ha dado tremenda fuerza a los artistas para crear alternativas. Dichas alternativas se basan en mostrar trabajos en condiciones paupérrimas y tenerlo más que imposible para conseguir ayuda por algún lado. Así que se trata de la pela. Esto afecta terriblemente a la calidad de los espectáculos y la manera de hacerlos. Muchas compañías piensan que haciendo una obra con 2 actores, por lo menos ganarán algo, así que hay que renunciar a repartos numerosos. Ese algo que se gana en una sala alternativa, es una absoluta porquería también en el caso de 2 actores. Puede que yo sea de otra galaxia, y es triste lo que voy a decir, pero quien intente ganar dinero en salas alternativas debería cambiar de tercio, porque si no, se puede pegar un tiro. Esto es muy duro de aceptar  porque todos queremos vivir de nuestro trabajo, obvio, yo la primera… pero no quiero lamentarme, hay que saber dónde se mete uno. Creo que es muy importante dar lo mejor de uno mismo, y no hacer cualquier cosa por estar en cartel o porque sea beneficioso. Y esto es lo que pasa, cualquiercosismo por doquier pagado a perra gorda. Pero también algunas maravillas, que conste. En cuanto a los grandes teatros privados de Madrid, he tenido la suerte de trabajar en producciones que no escatimaban en sueldos hace unos cuantos años, pero ahí no tienen lugar las propuestas de riesgo. Por otra parte he podido trabajar en teatros públicos de muchas ciudades pero no de Madrid. Creo que debemos meternos en medio del huracán para que no nos lleve a lugares no deseados, apretar los dientes y parir  un hijo que sea  cada vez mejor, más guapo y más listo, con ayuda o sin ella. Es muy duro pero debemos resistir y dar lo mejor. Y por supuesto, trabajar en red.

Verónica: Me he encontrado con directores muy misóginos, pero es que también me he encontrado con directoras muy misóginas y esto sí que me parece una aberración, cuando una mujer se enfrenta a otra. Otra cosa es, si nos ponemos a hablar de los perfiles, esto sí que a día de hoy sigue siendo un cliché, cuando no eres demasiado mona, alta, delgada… Y entonces se convierte en una lucha entre lo que eres y lo que la sociedad o la profesión pretenden que seas.

Raquel P: Como actriz siempre he intentado que no me condicione mi género, pero porque mi trabajo en concreto casi siempre ha tenido que ver con la autogestión. Y creo que tengo suerte de sentir que cuando me han ofrecido un personaje, ha sido por el resultado de mi trabajo.

Günter de María Velasco. Sala Cuarta Pared. Foto: Uge Rodríguez.

Günter de María Velasco. Sala Cuarta Pared. Foto: Uge Rodríguez.

 

 

¿Cuál es tu visión del estado actual del gremio teatral?

 

María: Creo que estamos en un momento álgido. Por su parte, los cargos públicos (sin tapujos, el PP) han denigrado al máximo las humanidades y, en consecuencia, el arte. Como nunca han creado un ministerio de cultura sólido, creen que el dinero empleado en esto es dinero que cae en saco roto. La crisis ha sido un pretexto para rehacer partidas presupuestarias. Nuestra situación, la del gremio, se ha devenido aún más precaria. Pero estamos alerta, nos hemos reorganizado, hemos ocupado espacios… Se ha producido una irreversibilidad subjetiva que ha dotado nuestra voz de otro brío. En Madrid, al menos, noto que los artistas estamos haciendo un verdadero esfuerzo por salir de nuestra burbuja y reconquistar el espacio público.

Ester: Durante la crisis trabajamos con pocos recursos económicos, ahora que hay proyectos mucho más  grandes pretenden que hagamos maravillas con los presupuestos de anteriores etapas, esto me lleva a tener que dedicarle mas esfuerzo a cómo gastar poco, que tiempo a la creatividad.

Rakel C: Obviamente,  somos bien conscientes de que en todas las profesiones existe machismo. El problema es que impacta mucho más en una profesión en la que se trabaja con el pensamiento, en la que se supone que la mayoría de sus profesionales son gente culta, leída, abierta de mente, con empatía y sensibilidad, pero quizá es sólo un suponer. Una no es consciente en su día a día de la desigualdad en su trabajo hasta que le sucede algo significativo, de hecho, te sientes afortunada una y otra vez cuando te dan un buen trabajo, pero la realidad es que también en el teatro sigue habiendo puestos mayoritariamente cubiertos por hombres, y de vez en cuando alguna mujer para taparnos la boca. El mundo de la dirección siempre fue tomado por hombres, y han sido muchos los comentarios machistas que he tenido la desgracia de escuchar, o simplemente respetando menos nuestra voz al ser mujer joven. Esto me ha sucedido también con actores o actrices de cierta edad. Es una sensación detestable. Una siente que se le cuestiona más de la cuenta, y que si llevase barba eso no pasaría. Sé que no pasaría. En otros años, muchas directoras se han convertido en auténticas tiranas también por esta razón. El acceso para directoras jóvenes está más que restringido en el teatro público, el porcentaje es muy pequeño. Son muchas las mujeres que dirigen, y son muy pocas a las que conocemos, a las que premian. Por otro lado nuestro sector está muy escindido, jamás se une ni teje en red sino que se pisotea, entonces así es muy complicado avanzar. Observo que, por ejemplo, dramaturgos y actores están más unidos.

Verónica: Creo que las cosas no nos las están poniendo fáciles, últimamente, al sector en general, a mí me encantaría poder seguir creando sabiendo que el producto final tendrá un espacio y un rodaje, con eso ya hoy en día es mucho pedir. Afortunadamente, estoy viendo en este momento cómo todo el trabajo realizado con esfuerzo todos estos años empieza a ser reconocido.

Raquel P: Es una industria muy raquítica donde se apuesta por lo seguro, y no veo mucha opción de cambio de esta realidad en este momento. No hay una apuesta ni una inversión por parte de las instituciones o del Estado, por lo tanto, todo parte de una especie de autogestión que normalmente se aborta antes de llegar a ver la luz principalmente por la falta de recursos.

 

 

 

Raquel Pérez en uno de los carteles promocionales de Añicos, de Carlos Be. Con un telón de fondo tan destructivo como los casos de pederastia sucedidos en Ciudad Lineal en 2014. Foto: Efecto Niepce.

Raquel Pérez en uno de los carteles promocionales de Añicos, de Carlos Be. Con un telón de fondo tan destructivo como los casos de pederastia sucedidos en Ciudad Lineal en 2014. Foto: Efecto Niepce.

 

 

¿Tienes hijos? ¿Quieres tenerlos? ¿Cómo y cuánto crees que condiciona tu profesión la conciliación familiar y laboral?

 

María: No tengo hijos. Siento absoluta fascinación por los niños (solo mirándolos entiendo de qué va la película), pero ahora mismo no puedo avistar la maternidad. Tal como yo la entiendo, sería irreconciliable con todas las horas y la energía que ahora le doy a mi profesión. Me sentiría como una «madre adolescente», lo cual es terrible teniendo en cuenta mi edad. Me pregunto cómo la gente puede tener hijos en condiciones así y, asimismo, teniendo en cuenta que, como dice un amigo ornitólogo, «los humanos somos una plaga». A veces, creo que hay mucho de egoísmo.

Ester: En principio no me planteo tener hijos. Aun así hay que luchar para conseguir que se valore el tiempo libre, social y familiar, algo difícil en un sector tan exigente y cambiante.

Rakel C: Gilda y Viena son mellizas y tienen 8 meses. De momento el viaje es maravilloso, agotador y loquísimo.  Es muy difícil hacer teatro con las bebés tan pequeñas, ahora mismo si me ofrecieran un buen proyecto en buenas condiciones, haría todo lo posible por llevarlo a cabo, pero tendría que ser una oportunidad especial, a la que fuese imposible decir que no. Para más adelante sí que hay proyectos. Sé que será muy complejo. Hace falta dinero, sí, pero también el amor de mi pareja y de mis hijas. Cuando me quedé embarazada pensaba que tardaría mucho en volver a la carga, un par de años, quizá 3… pero no me veo sin hacer teatro tanto tiempo. Supongo que con el tiempo aparecerán otras dificultades, pues aunque mis hijas sean mayores, siempre querré estar a su lado la mayor parte del tiempo, y un proceso de dirección te quita materialmente la vida, y yo soy de las que se dejan la piel en ello, porque no puedo vivir sin esta profesión, ya me gustaría a mí…

Verónica: Bueno ese es un punto que pasada una edad, empieza a estar muy presente. No los tengo, y creo que me encuentro en un momento en el que no sé si podría parar la máquina para dedicarme a algo tan duro como es la maternidad. No lo descarto, pero sí que es verdad, que hay por mi parte mucho miedo, no creo que tengamos las ayudas necesarias, las actrices, como para plantearnos parones ya sean a corto o largo plazo, no existe por ejemplo la baja laboral previa a dar a luz. Un embarazo supone muchas veces, que te descarten de los proyectos desde el momento en que empieza a aparecer la barriga, ojalá esto vaya cambiando poco a poco y cada vez podamos ver más esa conjunción de la actriz y la maternidad en escena presente. Obviamente aplaudo a cada una de mis compañeras que se han lanzado a esta experiencia, seguro que única, y también cada momento que he vivido con ellas de gira, sabiendo lo duro que era dejar a sus pequeños en casa.

Raquel P: Tengo un hijo de trece años y no me ha impedido trabajar jamás, pero si se me cayeron dos trabajos cuando se enteraron de que estaba embarazada, y esto es algo que sólo nos ocurre a nosotras.

Y bueno… corro mucho y tengo que organizar más que otra que no tenga hijos, pero creo que como en cualquier otra profesión.

Soleá Morente en Clara Bow. Tanqeray Stage. Vestuario de Ester Lucas Jaqueti. Fuente: BFaceMagacine.

Soleá Morente en Clara Bow. Tanqeray Stage. Vestuario de Ester Lucas Jaqueti. Fuente: BFaceMagacine.

 

 

¿Algún proyecto de futuro a corto o largo plazo?

 

María: Cada vez intento abarcar menos para dar más. Estoy escribiendo para danza y preparando una performance para el 16 de enero en Pradillo (en cartel cuando se publique este artículo). A medio plazo -del largo mejor no hablar-, tengo un clásico ya en gira, en el cual estoy invirtiendo muchas horas de carretera y oficio a la vieja usanza, y voy a poner en pie mi última obra, La soledad del paseador de perros cuyo estreno está previsto en abril en Cuarta Pared. Está siendo muy trabajoso reunir un colchón para poder ofrecer al equipo unas garantías mínimas, y tener un lapso para experimentar, antes de montar a matacaballo.

Ester: No sé ni por dónde empezar… normalmente me llaman con una semana de antelación. Así que, por ahora, seguir trabajando en mi almacén de alquiler de vestuario, y convertirlo en una empresa de referencia.

Rakel C: Hay varios frentes. Por un lado está montar un texto del dramaturgo manchego Antonio Morcillo (Bangkok, CDN 2015) en una especie de programa de dramaturgos contemporáneos para representar en varias provincias. Otro proyecto sería con Julián Sanz (ERIZONTE), músico experimental con el que ya he colaborado y con quien voy a llevar a cabo una creación multidisciplinar para el próximo año sobre artistas plásticos. Por otro lado, quiero montar una adaptación para teatro de El cielo sobre berlín de Wim Wenders. Alguna cosa más anda por ahí rondando, y por supuesto seguir dándole vida a mi último y queridísimo trabajo, Lucientes.

Verónica: Ahora mismo comienzo la gira con Danzad Malditos, tenemos varias fechas cerradas ya, y continúo la gira de Chevi Muraday con  Teresa, Ora Al Alma. En Abril estrenaré Aquiles y Pentesilea en el Valle Inclán, con el C.D.N. que estará hasta mayo en cartel y espero que De La Mano de Bertolt Brecht y Kurt Weill mi primer espectáculo como directora, siga rodando.

Raquel P: He tenido participación en tres películas que se estrenarán ésta temporada: Móstoles o la importancia de llamarse Encarna de Vicente Villanueva, Secuestro de Mar Targarona y Que Dios nos perdone de Rodrigo Sorogoyen. Sigo con la función MBIG de José Martret en La Pensión de las Pulgas y tengo dos nuevos proyectos teatrales. Continúo con el personaje de Manuela -la directora del colegio- en la serie Cuéntame como pasó, con mis clases en el Estudio Juan Codina y en la Central de Cine y con los coachs particulares que hago con los actores.

 

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