Las series de tías II

 

 

 

 

Bron/ Broen  

Si Miss Marple o Jessica Fletcher levantasen la cabeza no podrían creer los crímenes y casos que se producen en nuestras sociedades. En Crime, She wrote, la escritora de novela negra Sra. Fletcher  resolvía el infartante porcentaje de caso por capítulo, el 100%, algo que las series de televisión aún hacen, como si los muertos fuesen los tour de forcé de los guiones.  La ex-bruja novata fue la primera detective que recuerdo, y encima no era detective, demasiado masculino, sino que era escritora y vieja. Toda una visionaria Angela Lansbury.

Saga Noren y Martín Rohde investigan la muerte de una mujer en el Puente de Orensund, una maravilla de la arquitectura e ingeniería civil actual que une Suecia y Dinamarca. Malmo, que es la ciudad sueca donde reside Saga, nos remite inmediatamente a la novela negra de Hennign Mankell y su saga con el inspector  Wallander de protagonista, que es donde creo que se inspira esta serie, y en su predecesora e increíble serie Forbrydelsen.  Así como el inspector Wallander es un hombre aislado de un mundo al que solo le une su hija y su anciano padre, con  Saga, que también vuela libre como vilano, comparte dos cosas importantes para la ejecución de la trama: la manía de hacer las cosas bien y no tener otra cosa mejor que hacer.

Mientras Kurt Wallander, solo sufre de pereza emocional  y depresión, Saga tiene un desorden afectivo-emotivo, algún tipo de autismo, no se habla de la enfermedad concreta solo que forma parte de estos personajes que sienten y perciben la realidad de forma distinta. La vida de Saga desmonta los conceptos de madre amorosa (su propia madre es un mal bicho), y las imágenes de las estructuras de poder en las profesiones tan masculinizadas como la policía, pero no dice ni una palabra al respecto,  solo con una manía: desabrocharse el botón de sus pantalones de cuero y bajarse la cremallera, ponerse cómoda en su puesto de trabajo.

Una de las cosas más increíbles de esta serie es su producción: es una coproducción entre Suecia y Dinamarca, y lleva un título en dos idiomas y se habla ambos idiomas en la serie.  ¿Os imaginéis una producción de ese tipo, digamos entre Francia y España?¿ El Puente/Le Pont? ¿O entre España y Portugal, que tanta historia hemos compartido: A ponte/El puente?. Pero ya sería extraño en dos lenguas oficiales: El puente/Zubia. ¿No está acaso hablando de una forma distinta de entender las fronteras/países y por ende el dinero?

Que el sistema de producción se basa en la unión del dinero y el reparto del beneficio lo sabemos, pero aquí alcanza un nivel casi político. Hemos visto coproducciones antes en las que los arreglos son locaciones compartidas, actores de uno y otro lugar, pero nunca había visto un título compartido. Creo que es una forma de utilizar el concepto de puente-túnel europeo para crear nuevos productos televisivos.

 

 

 

Top of the lake

Si antes hablábamos de Miss Marple como germen de la mujer detective, que a su vez proviene de una prima lejana, la Stra. Adler de Conan Doyle, la única mujer capaz de derrotar a Sherlock Holmes. Estas referencias construyen una detective sagaz, con cualidades extraordinarias. Pero, existe otro prototipo de detective mujer (mi preferido) en el que se basa el personaje moderno actual de detective-mujer, esta vez la referencia es cinéfila: Clarice Starling, de The Silence of the Lambs. Es el tipo de personaje que la búsqueda la lleva al fondo. La trama, como si fuese una fuerza centrípeta, le hace repasar lo que más miedo le da: ella misma, su propia historia.

Así nace la detective Robin Griffin, creada por Jane Champion y Gerard Lee para esta serie australiana con una increíble Elizabeth Moss como protagonista. Una detective a punto de casarse que regresa a su ciudad natal a visitar a su madre enferma, y se encuentra con un caso impactante: la desaparición de una niña de 12 años embarazada.  La mirada de esta actriz que tanto me hace recordar a la mirada de Jodie Foster en esos pasillos subterráneos escarbados por una mente enferma debajo de una casa en la que todo parece normal, vuelve a recorrer los paisajes y calles de su juventud, y vuelve a vivir las mismas razones que esgrimió para marcharse: el peor monstruo es el vecino, el otro, aquel que disfrazado de cotidianidad y costumbre te somete.

Una incómoda Holly Hunter, loca, cruel y visionaria, reúne a un grupo de sirvientas-mujeres que buscan respuestas, que todavía no se creen lo que una sociedad machista es capaz de hacer. Porqué ¿hay algo peor que la inocencia? No, no hay lugar a salvo. Tui, la niña, lo sabe.

 

 

 

 

House of Cards

Esta serie de Netflix  está protagonizada por una pareja de políticos: el matrimonio Underwood. Se ha escrito sobre ella  tanto, que podemos decir que ha sido un fenómeno editorial, los artículos se encuentran en todas las listas de las mejores series. Podríamos charlar sobre por qué tanta expectación alrededor de una serie que desvela el aparato político, y nos gustaría añadir el adjetivo que tanto nos gusta: estadunidense, yanqui, americana. Pero, en realidad, solo desvela la mente de un político de cualquier nacionalidad.

¿Por qué entonces la elegimos en esta lista que habla de tías? Tendríamos que retomar el concepto de “Contrato Social”. Hubo una época, hace muchos años, en que en todo el mundo los matrimonios no eran por amor, sino que eran como contratos de propiedad, de trabajo, de negocios,  y se tenía muy claro lo que debíamos hacer todos: compartir propiedades, tener hijos, recibir herencias. Luego, en algunos países, aparecieron los conceptos de amor y felicidad asociados a este concepto, que cuando se creó nada tenía que ver con eso. Desde entonces no sabemos muy bien por qué razón la felicidad la seguimos coronando con el contrato social más antiguo del planeta. El matrimonio no plantea un contrato claro actualmente. Pero, no para los Underwood. Por eso la elegimos. El matrimonio es una empresa para poder llegar a la presidencia de los Estados Unidos. O lo que es lo mismo, más allá del Money-Bow está el poder, allí es dónde quieren despertarse estos protagonistas. Dejando a un lado el trabajo de Frank Underwood (Kevin Spacey) , centrémonos en el trabajo de Claire Underwood(Robin Wright): la esposa del futuro presidente conoce tan bien los manejos del poder como su adorable esposo. Y aunque nos encantaría que fuese una perversión se trata de esto: una mujer que sabe perfectamente lo que acaba de firmar. Y que sabe que si el otro no cumple su parte le puede despedir, y que sin ella tampoco el otro podrá llegar. Tiene claro su propio poder y sabe cómo ejercerlo. Como una maestra de la katana.

 

 

 

 

Life in a Square

El título proviene  de la expresión de la escritora Dorothy Parker sobre el Grupo Bloomsbury : lived in squares, painted in circles and loved in triangles.  Algo así como: vivieron en cuadrados, pintaron en círculos  y amaron en triángulos. Aludiendo a la forma transgresora de entender la vida  y la sociedad de su época. Un grupo que no solo pensó distinto sino que vivió distinto. La serie tiene como la mayoría de las series inglesas, una ambientación exquisita y sorprendentemente no gira alrededor de Virginia Woolf,  sino de Vanessa Bell, la hermana pintora y su relación con Duncan Grant.  La serie comienza justo antes de la conformación del grupo, y aunque a mi me hubiese gustado que se quedase así, para conocer el ambiente proteico de esta grupo, enseguida pasa a las consecuencias de vivir y pensar distinto, y se centra en el amor-sexo que compartió el grupo.  Amores imposibles, tríos, celos y sexo posible que termina desdibujando (nunca mejor dicho) el pensamiento que dio paso a tanto sufrir por amor. ¿Qué discusiones sobre conceptos artísticos tendrían Grant y Bell? ¿Seria quizás una serie de arte lo que estaba esperando?

(Alerta: Spoiler) Varias cosas son imperdibles de la serie: la actriz Eve Best como Vanessa Bell, poder recorrer la  Charleston Farmhouse en la que graban la vida que llevaron  Vanessa y Duncan Grant y la conversación entre Angelica Garnett y su madre Vanessa Bell, en un sendero ventoso cuando Angelica se entera de que su padre no es su padre, sino que es hija del amante bisexual de su madre: Duncan Grant. Yo soy una persona, no la prueba de que tengas razón.

Las hermanas que destruyeron su mundo para poder construir uno a medida, aun hoy este universo asombra por su visión y su valentía, y su inocencia, pero también por las consecuencias que la sociedad donde vivieron no les ahorró. ¿De verdad se podía inventar un concepto vital nuevo y poderoso en mitad de una Guerra Mundial? Sí, la destrucción de las estructuras es el único espacio posible para reinventar celebraciones de la vida.

 

 

 

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