Doce fueron las mujeres nacidas de la luz. Doce las fotógrafas que, a través de la lente, construyen esta pequeña antología, este vistazo a una fotografía nueva y sin embargo curiosamente atemporal, nacida tal vez de espíritus antiguos. Una fotografía donde se hermanan el cuerpo y el paisaje, la sombra con el trazo limpio de la luz, la pesadumbre y una valentía hermosa. Estas mujeres, digo, sostienen en sus palmas todas las verdades. Sus universos azules, pálidos, alejados a veces como sólo pueden estarlo los universos inventados. Y nosotros, como observadores tenaces, tomamos delicadamente cada hilo y penetramos en el misterio. Atendemos a las muchachas melancólicas o al latir del bosque, que nos son enteramente revelados. Podemos ver a través de sus ojos: su libertad y su dolor son los nuestros. Nos poseen, irremediablemente.
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Uno se preguntará, al llegar aquí: ¿por qué una antología de mujeres? Créanme, soy consciente del debate que supone. ¿Existe acaso la fotografía femenina? Lo dudo mucho. ¿Por qué entonces separarla de la masculina? ¿Por qué una antología sólo de mujeres? En realidad, aparte de lo obvio –me he dejado llevar por mis propias preferencias-, el plantear un mapa fotográfico joven compuesto únicamente por mujeres responde al hecho, curioso en parte, de que precisamente la mayoría de las fotógrafas jóvenes emergentes de este país son mujeres. Y sin embargo, su presencia en los circuitos artísticos –como en tantos otros- es limitada. Por eso, humildemente he decidido retirar la maleza que las oculta y trazar este mapa de luz y sombra, este recorrido a través de sus sensibilidades artísticas.
No están, como siempre ocurre, todas las que son, pero las que están poseen la mirada de quien conoce los símbolos de la creación. Comprenden el lenguaje del cuerpo, de los gestos, del paisaje. Comprenden y hablan ya con una voz pura y propia, reconocible. Por eso las he elegido, porque son tal vez el horizonte, y porque nos tienden sus manos sin miedo, libremente: esto es lo que soy, esto es lo que tengo.
¿Tendremos el valor de descubrirlo?
Dara Scully, marzo 2016
Aida Pascual
Nace en Burgos en 1987. Estudió Publicidad y RR.PP en la Universidad Complutense de Madrid, es ahí donde tiene su primer contacto con la fotografía. En 2010 tras licenciarse, se vuelca por completo en ella y comienza a formarse. Trabaja siempre en la naturaleza intentando conectar el paisaje con los sentimientos del ser humano, siguiendo los ideales de la pintura y la filosofía romántica.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Desde niña siempre me ha llamado la atención todo lo que tuviese que ver con la imagen, películas, ilustraciones de libros, etc. Pero siempre de un modo inconsciente, nunca se me había ocurrido que yo podía dedicarme a nada relacionado con ella. Estudiando la carrera de Publicidad empecé a tener una relación más directa con la fotografía y es ahí donde germinó todo. Me sedujo por completo y cuando acabé mis estudios me di cuenta que no me veía a mí misma dedicándome a otra cosa. Al principio hacía fotos sin más, según me venían las “ocurrencias” sin ningún sentido en concreto, quizá por eso no estaba contenta con los resultados. La primera mañana que decidí salir sola a hacer fotos en la niebla todo cambió, desperté de algún modo. Quedaría muy bonito decir que desde niña siempre supe lo que quería hacer, pero no es cierto, anduve muy perdida hasta que di con la fotografía, así que podría decirse que la buscaba sin saberlo y vino sin llamarla. Ahora es mi hobby, mi trabajo y a veces cuando duermo sueño que hago fotos.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Me encantaría saber de dónde brotan, quizá así haría más y mejores fotos, pero no lo sé con certeza. Sé que se alimentan de soledad, árboles, niebla y fío. Generalmente es cuando estoy en la naturaleza (física o mentalmente), cuando surgen cosas. Consumo imágenes de todo tipo, pinturas, ilustraciones… Veo mucho cine muy variado, me entusiasman los cuentos y leyendas, sigo el trabajo de compañeros fotógrafos, escucho música, leo libros de todo tipo (ya sean de filosofía romántica o Caperucita Roja), etc. Hay que alimentar a la bestia, todo eso queda guardado dentro sin darnos cuenta y es lo que ayuda después a crear nuestro imaginario.
- Si te digo: nieve, quietud, inmensidad, ¿qué responderías?
Hogar, serenidad, libertad
- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
No tengo la más remota idea de a dónde se dirigen, y prefiero no pensar, ni planificar. Soy de la opinión de que él éxito de una persona únicamente lo puede medir uno mismo en función de sus propias metas. Así que las mías son: ser fiel a mí misma (aunque parezca un cliché), hacer siempre las fotos que realmente quiera sin dejarme llevar por si gustarán más o menos, no forzar las cosas, seguir haciendo fotos y sobre todo, no parar de aprender nunca. Por eso cada exposición, publicación, etc. son motivo de alegría, son añadidos, pero no quiero prestarles atención para que no me condicionen de ningún modo.
Me aterra pensar que algún día por falta de imaginación, impedimento físico o por cualquier otro motivo deje de fotografiar. Porque entonces no sabría cuál sería mi motor, ya no recuerdo que se hace cuando no se hacen fotos.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Laura Makabresku, Daria Endresen, Ellie Davies.
Irene Cruz
Madrid. 1987. Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid en Publicidad y Relaciones Públicas, y Comunicación Audiovisual (2011). Luego realizó el master internacional EFTI, especializándose en Fotografía conceptual y creación artística, además de un curso especializado sobre iluminación narrativa cinematográfica.
Irene Cruz actualmente vive y trabaja en Berlín, y cuenta ya en su currículum con más de 250 exposiciones de fotografía, videoarte y videoinstalaciones en todo el mundo (destacando lugares como el Palais de Tokyo de París, el círculo de BBAA en Madrid, La KunstHalle y la Deutsche Oper de Berlín, Project Art Space de Nueva York o el MUA de Alicante, o el Da2 de Salamanca). Ha ganado premios importantes tales como el accésit de Fototalentos de la Fundación Banco Santander en 2010, el segundo premio de Fotografía Fundación AENA, el primer premio en el II Certamen de Fotografía CFC-Iberdrola en 2014, y el premio a mejor pieza de Videoarte de 2014 por la plataforma internacional Elmur.net. En 2015 participa en Photoespaña con la prestigiosa galería BAT, dirigida por Alberto Cornejo, convirtiéndose así en la artista más joven que ha participado en dicho festival este año. Irene Cruz además tiene obras en importantes colecciones nacionales e internacionales.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Fueron mis padres los que pusieron en mis manos una cámara siendo una niña. Yo no recuerdo cual fue el momento en el que aquello sucedió, pero desde que tengo uso de razón, la fotografía ha formado parte de mí.
La cámara era una extensión de mi brazo, y yo he crecido deseando inmortalizar todo lo que llamaba la atención de mis ojos.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Brotan del misterio, del deseo por descubrir.
Las alimenta una necesidad personal de expresión, inspirada en la filosofía de Baruch Spinoza o Friederich Nietzsche -entre otros-, el cine de Terrance Malick, la sociología de Richard Sennett, la música de Nina Simone, las palabras alemanas intraducibles, el color azul del norte, el olor a lluvia, los charcos, las ramas que crujen al pisar… el amor (y el desamor), la alegría y la rabia… Todo me lo llevo a mi bosque y lo esparzo, para que encuentre su orden.
- Si te digo: bosque, azul, cuerpo, ¿qué responderías?
Nada.
[tan solo se me acaba de dar un vuelco al corazón y el vello de mis brazos se eriza.]- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
No sé a donde se dirigen, porque vivo en una eterna deriva.
A lo mejor para ser valiente ante los temores, sólo hace falta tener tanto, tanto miedo a detenerse que no te queda otra que seguir, luchar y afrontarlo.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Mayumi Hosokura, Mona Kuhn, Nadia Baut.
Laura Carrascosa Vela
Nació en Madrid en 1993. Estudiante de Fotografía Artística en la Escuela de Arte 10, Filosofía en la UCM y Master Blank Paper Desarrollo de Proyectos, su manera de mirar es la de alguien que está escarbando en la tierra, la de alguien que busca compulsivamente y siempre le sobra la capa de aire que separa a las cosas. Basta con asomarse a sus proyectos Como la casa mía donde se retrata a la comunidad china en Madrid, Vorhandenheit que supone un doble recorrido por la geografía ibérica y la genealogía familiar o su colaboración con la propuesta Subculturcide.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Pienso en mi infancia y me recuerdo haciendo mil cosas: jugando a imitar a profes o famosos, intentando tocar distintos instrumentos, empezando y desechando diarios, grabando pelis caseras, apuntando ideas para novelas… Siempre buscando comunicarme, conocerme y conectar con la gente. También divertirme, porque tanto el colegio como casi todos mis compañeros me resultaban marcianos. Probé con la fotografía a los 15: me ofrecieron una Pentax digital de segunda mano muy barata y, a diferencia de lo demás, con la fotografía sí ahondé. Siento que la fotografía es la que mejor me entiende y con lo que mejor me entiendo.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Para mí, las imágenes pueden brotar desde lo más anecdótico y superficial a lo más profundo, pero siempre porque hay una atracción hacia ese momento, persona o espacio. El problema, a veces, es que todo puede llegar a ser atractivo. Generalmente la atracción viene dada por la curiosidad, la novedad, la empatía… Personas o momentos que aportan un extra a nuestra vida, a nuestro mundo y que nos apetece guardar, analizar o compartir. El punctum. Supongo que lo que alimenta todo esto es la imaginación, la posibilidad de haber tomado otras elecciones, la imposibilidad de vivir otra vida y la multidimensionalidad del yo.
- Si te digo: viaje, rostro, luz, ¿qué responderías?
¡Vacaciones en la Toscana con una maleta llena de cámaras!
- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
Quiero acabar mi carrera, Filosofía, y retomar aficiones aparcadas como la literatura y la música. Lo ideal sería no renunciar a nada y unirlo todo en algún tipo de proyecto de educación artística participativa, como hago con mi compañera Xirou Xiao en la iniciativa MAN DA RI NA, o profundizar en esto que ahora llaman artivismo. Algo que necesito es estar rodeada de gente apasionada y sentirme apasionada por las cosas. Por eso temo que, por motivos de subsistencia, tenga que limitarme a hacer trabajos más funcionales y enfocados a hacer dinero. Temo perder el control de mi propio tiempo.
Y por último, tres –o más- fotógrafas que te seduzcan: Viviane Sassen, Sophie Calle, Diane Arbus, Rineke Dijkstra, Nan Goldin, Hellen Van Meene, Elina Brotherus, Francesca Woodman, Claude Cahun y Mary Ellen Mark.
Leila Amat
Nacida en 1987, pasa toda su infancia y adolescencia en Sevilla, ciudad que abandona para estudiar la carrera de Filología hispánica en Alcalá de Henares y París. Tras una gran depresión, decide dedicarse de forma plena a la fotografía y, eventualmente, a la literatura, amén de impartir talleres por toda España que tienen como eje la creatividad.
https://produccionesleilaamat.wordpress.com/
1. ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Creo que fui una de esas niñas a las que la fotografía le llegó como un regalo, en bandeja. Mi padre siempre ha sido un apasionado de la fotografía, siempre he vivido rodeada de cámaras, objetivos y fotografías impresas. Lo que no sé cómo explicar bien es mi obsesión por la fotografía, la necesidad de expresarme con esta herramienta. Quisiera dar una buena excusa, pero no la tengo, ¿por qué entre todas las artes? Quizá no es tanto la fotografía en si, sino la generación de imágenes mentales: la fotografía forma parte de mí, como mi cabello o el vientre. Si me hicieran un escáner mental, se podría demostrar que la fotografía me habita.
2. ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Es extraño, pero en un inicio mis fotografías eran hijas del dolor. Lo fueron durante mucho tiempo y aún hoy en día tienen mucho de calvario. Llegó un punto en el que me dije «O hago fotos o me tiro a las vías del tren». Fue cuando me di cuenta del componente vital que la fotografía tiene para mí, a pesar de haber nacido bajo el yugo del desconsuelo. Existo porque hago fotos, existo porque tengo amor y puedo amar. Hay un antes y un después en mi vida y en mi trabajo fotográfico tras conocer a Guille, tras él hay fotos tristes, sí, pero también alegres y optimistas, imágenes de paz y equilibrio. También la soledad y la naturaleza son una enorme fuente de inspiración.
3. Si te digo: cuerpo, horizonte, herida, ¿qué responderías?
Lo cierto es que, hasta el momento, el cuerpo ha sido el elemento común que tienen todas mis fotos, sobre todo el mío. Ser fotógrafa y modelo tiene para mí muchas ventajas, quizá porque alienta la soledad desde la que anhelo trabajar siempre. Vivir el arte y la belleza hasta el último poro es un privilegio.
El horizonte es respirar, el equilibrio, la división que me llena, limpieza. Es justo la contraposición a la herida, a lo sucio, a la angustia, al vacío. El horizonte y la herida para mí suman el abismo y ambas cosas pueden aparecer en una misma foto.
4. ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
Voy hacia el equilibrio, la paz interior, la felicidad. Lo daría todo por ello. Creo que he llegado a tales extremos de dolor que a estas alturas sólo quiero ser feliz, salvarme, aspirar a ser una superviviente. Y todos estos pasos los quiero dar siendo amada, sintiendo el amor que me invade por Guille, morir temblorosa y arrugada en su pecho. Alcanzar para mí todo esto sería haber atravesado victoriosamente la odisea que puede llegar a ser la vida.
Tres fotógrafas que te seduzcan: Francesca Woodman, Claude Cahun y Dora Maar.
Lídia Vives
Nació en Lleida en 1991. Fotógrafa tanto de moda, como de bandas musicales y artística. Su trabajo se caracteriza por el ambiente pictórico, el manejo del color y el carácter onírico que logra transmitir.
Su mayor interés en el momento de crear una imagen no es sólo el efecto técnico, sino también el anecdótico. Le interesa que la gente interprete su fotografía, crear dudas. Esto hace que el espectador se vea obligado a mirarla durante un rato y se adentre en la historia. La idea es que resulte inquietante, que parezca que el personaje empezará a moverse en cualquier momento, que dejen claro que sólo son el fotograma de una secuencia. No quiere crear escenas, sino mundos nuevos.
1. ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Vino sin que lo esperara en absoluto. Yo siempre he querido ser artista pero iba más orientada hacia el mundo de la pintura. De hecho, me costó aceptar que me estaba enamorando de la fotografía… hasta cierto punto me sentía como si le estuviera siendo infiel a mi primera pasión. Creo que, en gran parte, es por eso que no puedo evitar que mis fotos tengan ese ambiente pictórico.
Descubrí la fotografía por primera vez en una exposición de Henri-Cartier Bresson. Annie Leibovitz y Guy Bourdin me terminaron de convencer.
2. ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
No estoy muy segura… yo soy de aquellas personas que creen que la inspiración se encuentra en todas partes. Me inspiran mucho las experiencias personales, las pesadillas, los temores, los deseos… pero quizá lo que encuentro más inspirador es la música. Especialmente la clásica.
3. Si te digo: color, mirada, autorretrato, ¿qué responderías?
Color: rosso corsa, Mirada: desafiante, Autorretrato: terapia.
4. ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día? Hay entre un gran interés de satisfacción personal y otro de reconocimiento. Espero llegar a ser una muy buena fotógrafa, hacer obras que a mi misma me sorprendan… ojalá. También sería fantástico ser reconocida, especialmente por los grandes… pero ese es un sueño muy ambicioso.
Soy muy cabezota y tengo grandes expectativas, así que dudo que mis pasos lleguen a detenerse. No se lo permito.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Annie Leibovitz, Zhan Jigna y Miss Aniela.
Lúa Ocaña
Me llamo Lúa y nací en los 80’s. Hoy en día está de moda todo aquello relacionado con los 80’s así que debo estar de suerte. De pequeña intenté forjarme un futuro montando a caballo, con el punto de cruz, las canicas y una extensa colección de minerales, cromos y gomas de borrar. Todo aquello no funcionó. La mayoría de edad me presionó y me decanté por la Química, resultó algo mejor que lo enumerado con anterioridad pero pese a licenciarme lo dejé aparcado. Ya en el 2004 me instalé en Barcelona por meses y entre una cosa y otra llevo años. Finalmente fue aquí donde encontré mi camino, sorpresivamente no fue ni el punto de cruz ni la química sino la Fotografía. Si de disparos se trata es fácil verme con una cámara analógica en la mano, ese es mi terreno: lo onírico y la plata.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Creo que siempre estuvo latente y de repente fue visible, no como una experiencia nueva sino como algo familiar. Yo estudiaba Química en la Universitat Autònoma de Barcelona cuando se cruzó en mi camino un curso express de laboratorio blanco y negro, sin pensarlo mucho lo hice y desde ese día me impactó tanto el proceso fotográfico que se quedó en mi vida para siempre. La primera vez que revelé una fotografía y apareció ante mí una imagen en papel con aquella luz roja de fondo me pareció estar viviendo un instante de pura alquimia, aquella magia debía quedarse conmigo.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Sospecho que me alimentan ellas a mí. No me resulta sencillo reconocer el sentido del flujo de creación, dudo sobre orígenes y destinos y a veces me parece muy ambiguo, ¿fotografío una escena porque está hecha para ser fotografiada según mi mirada o la necesidad de fotografiar está en mí y la proyecto hacia fuera? Mi día a día, el mundo que me rodea, las personas con las que comparto experiencias… todo ello me mueve por dentro, suelo llevar una cámara a mano para capturar momentos donde hay un algo diferente, especial.
- Si te digo: viaje, rostro, luz, ¿qué responderías?
Me lleva a una ensoñación entre el ayer y el mañana. Realmente el primer flash que me viene a la cabeza es el de una fotografía en blanco y negro de Ralph Gibson donde se ve una mano saliendo de una puerta entreabierta, del interior de la estancia emana luz y no se ve el rostro de la persona que está al otro lado. Es brutal, enigmática e hipnotizadora.
- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
No sé muy bien hacia donde se dirigen mis pasos, quizás no sea tan malo no saber a dónde van e ir descubriéndolo a medida que camino. Por ahora soy menos impulsiva de lo que era, antes necesitaba al menos un carrete por semana, ahora me lo tomo con muchísima más calma. Creo que uno nunca deja de caminar, para mí la fotografía es un proceso mucho más largo que el propio instante del disparo, las pausas y la contemplación también forma parte y está presente en la siguiente toma fotográfica, en cierto modo incluso la ausencia de pasos a veces es parte del camino a esas futuras instantáneas aún no disparadas.
- Y por último, tres –o más- fotógrafas que te seduzcan: Dora Maar, Sarah Moon, Diane Arbus, Graciela Iturbide, Francesca Woodman…
Maider Jiménez
Nace en 1992 en Vitoria-Gasteiz, aunque pasa su adolescencia en Ferrol, Galicia. En 2014 finaliza el Ciclo Superior de Ilustración en la EASD de Vitoria-Gasteiz y se muda a Londres, ciudad en la que reside. Con una cámara entre las manos desde pequeña, sus fotografías han evolucionado, como lo vivo, pero siempre han sido una parte de ella. Actualmente desarrolla proyectos personales de fotografía, vídeo e ilustración.
1. ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
No recuerdo exactamente cómo llegó. Supongo que muy dentro de mi la estaba buscando. Necesitaba alguna manera de parar el tiempo y guardar recuerdos para el futuro.
2. ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Creo que mis fotos casi siempre brotan de una búsqueda del entendimiento personal. Las puede alimentar la tristeza, la melancolía, el amor, la admiración, el cariño… también la inquietud y la curiosidad.
3. Si te digo: azul, íntimo, caricia, ¿qué responderías?
Invierno.
4. ¿Hacia dónde van tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
Mis pasos van hacia el aprendizaje, hacia nuevas experiencias, hacia la denuncia contando historias concretas. Quizás empiece a caminar de otra manera en algún momento, pero no me puedo detener.
Y además: tres fotógrafas que te seduzcan.
Laura Carrascosa Vela, Lúa Ocaña, Diane Arbus, Nan Goldin, Imogen Cunningham.
Mai Oltra
Nacida en Alcoi en 1988, esta joven fotógrafa afincada en Barcelona, según sus palabras, «se obsesiona con la textura de la piel» llevando este concepto a sus fotografías tanto analógicas como digitales. Delicados trabajos donde une de una forma casi poética imágenes y texto para darle profundidad e historia a sus fotos.
http://mailovephoto.tumblr.com/
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
La fotografía llego a mi de una forma muy natural supongo, con 8 años mi hermano me regalo mi primera cámara. Entonces hacia bodegones con mis gatos y flores. Siempre ha estado ahí, tengo álbumes enteros de fotos de mis amigas, de paisajes… Aunque supongo que no fue hasta mas mayor cuando empecé a utilizarla como una herramienta para comunicarme. Sin duda llego sin avisar.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Mis imágenes brotan casi siempre de un sentimiento, de una sensación que me mueve por dentro, que me late. Una película, un color, una textura… Hace un tiempo comencé a ser mas reservada con mis emociones y mis sentimientos, me costaba mucho expresarlos o ponerles palabras pero no imágenes, es mi forma de expresión.
- Si te digo: valiente, bosque, cuerpo, ¿qué responderías?
Cuando he leído estas palabras la primera que ha resonado en mi cabeza ha sido bosque, aunque sin duda mi trabajo es más cuerpo.
- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
La verdad es que no se hacia donde se dirigen, y no pretendo saberlo, cada día me emociono por cosas nuevas, aprendo algo, me dejo enamorar y fascinar por la belleza que me rodea y ahora mismo me quiero dejar llevar por eso, experimentar, salir de mi zona de confort. La verdad es que no temo que se detengan, para mí esto es mi vida, no concibo mi vida sin fotografía, sin belleza.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Virginia Rota, Pamela Rivas y Anne Roig.
Martina Matencio
Mi nombre es Martina Matencio, tengo 26 años y soy libra. Soy de Vilanova y la Geltrú aunque actualmente vivo en Barcelona. Tengo 2 hermanas mayores que yo, Laura e Irene. Actualmente trabajo como fotógrafa para mi marca de ropa de segunda mano www.lunademarte.com, también soy fotógrafa de BalconyTV Barcelona (es una plataforma de diferentes músicos que van pasando por diferentes balcones de BCN) grabamos varios grupos por día. Trabajo con dos marcas de Barcelona: Brava y Margarette Bcn. He fotografiado a varias actrices catalanas, y algún grupo de música. Soy la fotógrafa oficial del Festival Vida (festival de música en plena naturaleza). Sobre otros trabajos, me van saliendo y los cojo según conveniencia y tiempo.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando? Desde que soy pequeña que me gustaba hacer fotos, pero nunca conseguía el resultado que quería. Hasta que crecí y me di cuenta que no lo conseguía porque no me fijaba lo suficiente. Con los años me ha ido saliendo solo y poco a poco he ido haciendo y creando hasta sentirme bien con lo que hago. Obviamente siempre aprendiendo cosas nuevas.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta? Las imágenes brotan de dentro de mí, de mi pasado. Así es como me sale todo lo que me sale.
Principalmente creo que la persona que las alimenta soy yo misma, porque mis fotos son todo lo que yo puedo ser, expresado en fotografía. Creo que cuando hago fotos, pongo todo lo que soy y sé, es un reflejo. De todos modos, si no fuera por quién las mira, no creo que existieran porque me gusta contar cuentos con ellas y que los demás puedan leerlas.
- Si te digo: delicadeza, piel, luz, ¿qué responderías? Ser humano.
- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día? No sé exactamente hacía donde se dirigen, es bastante complicado saber hacía dónde voy, ni siquiera se que va a pasar mañana, pero si pudiese escoger, me encantaría seguir haciendo fotos, seguir creciendo y sobre todo seguir siendo feliz al lado de mis imágenes. Mientras esté viva, intentaré que mis pasos no se detengan.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Dorothea Lange, Tamara Lichtestein.
Melania Brescia
Soy Melania Brescia, tengo 24 años, malagueña y española de nacimiento, vivo en los Estados Unidos desde el año pasado. Introvertida, hago autorretratos como terapia, me baso en lo que vivo y nada más. Me gusta el cuerpo femenino, la luz natural y la edición.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Antes de que llegara yo dibujaba, dibujaba mucho y era lo único que llamaba, pero un día dejo de llenarme y sin quererlo encontré la fotografía, me llamó ella a mí.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta? Yo misma. Todo lo que hago es basado en mí, puede ser algo específico o no, me da igual. Fotografío cuando me siento mal, cuando no tengo manera de desahogarme, o simplemente para sentirme bien. Yo la creo y la alimento.
Siempre temo que se hayan parado ya, y de repente me veo creando otra vez. No sé qué me espera el futuro, pero por ahora no quiero arruinar mi hobby-terapia por un trabajo que me quite la ilusión.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Jenny Woods, Elizabeth Gadd, Bella Kotak.
Rebeca Cygnus
Nacida en Madrid en 1991. En 2013 terminó el master de fotografía conceptual en la escuela EFTI. Entre sus temas principales se sitúan la nostalgia, la melancolía y la belleza de la soledad.
- ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino sin que la llamaras o sin saberlo la estabas buscando?
Vino a mí desde pequeña. Mi padre me abrió al universo de las cámaras pero no fue hasta que llegué segundo de bachillerato cuando de manera definitiva e intuitiva me metí a un curso de fotografía que había anunciado en el pasillo. No lo pensé siquiera pero una vocecita dentro de mí me decía que debía dar el paso. Pero siempre he sentido que hasta los tres años siguientes no me enamoré realmente de ella.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Brotan de muchas fuentes y sobretodo me inspiro en la vida misma, en las relaciones humanas y en la relación que me corresponde como ser humano frente al mundo, a la naturaleza y a mi vida. Entre mis fotógrafos favoritos están Sonja Braas, Laura Makabresku y Alex Stoddard entre otros. Me fascina la poesía de las dos primeras y la fuerza visual de las imágenes de Alex.
Me atrae lo visualmente atractivo que esconde mensajes, historias sin resolver, conflictos. Y al mismo tiempo la cualidad poética que pueden alcanzar las imágenes. Todo lo que tenga ambas cosas alimenta mis imágenes.
- Si te digo: bosque, azul, cuerpo, ¿qué responderías?
Silencio, humedad, luz.
- ¿Hacia dónde se dirigen tus pasos? ¿Temes que se detengan algún día?
Me gustaría dirigirlos al cine o al videoarte pero aun estoy muy enamorada de la fotografía. Suelo pensar que las ideas y las emociones pueden manifestarse de manera distinta según el medio que utilices pero no por ello pierden su esencia. Eso es lo que ahuyenta un poco mi miedo a estancarme. Siempre buscaría un medio para plasmar las emociones que producen eco en mi interior y por ende compartirlo con el mundo sea cual sea el medio físico.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Laura Makabresku, Dara Scully y Sonja Braas.
Virginia Rota
España, 1989. Fotógrafa autodidacta. Licenciada en psicología. Master en cine experimental y documental. Su trabajo ha sido exhibido en el Museo Nacional de Arte Moderno ‘Carlos Mérida’ (Guatemala), Museo MAD (Antequera), La Térmica (Málaga), Galería La Casa Rosa (Málaga), Galería Astarté (Madrid), Galería Paula Alonso (Madrid) e IRJ (Logroño), entre otros. ‘Cadencia’, documental que realizó junto a la intérprete Janet Novás, ha sido exhibido en festivales como el Festival Internacional de cine de Gijón, Festival centroamericano ICARO y Festival BAD. Su trabajo nace de la necesidad de expresarse y acercarse a lo que no conoce.
1. ¿Cómo llegó a ti la fotografía? ¿Vino de la luz o de la sombra?
Creo que es una casualidad, nunca he estado interesada en la fotografía más que en otra herramienta. No me importaría haberme encontrado con un piano o con el lenguaje de mi cuerpo, pero ha resultado así y ahora es casi lo único que sé hacer.
- ¿De dónde brotan tus imágenes? ¿Qué -o quién- las alimenta?
Es intuitivo, retrato como un autómata; quizá por ello no dispongo de un discurso apabullante y la mayoría de mis fotografías no tienen título o mantienen simplemente el nombre de la persona. No sé de dónde sale ni qué lo alimenta; y de alguna manera me gusta que sea así.
- Si te digo: negrura, llanto, gesto, ¿qué responderías?
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- ¿Hacia dónde van tus pasos? ¿Temes que algún día se detengan?
Hacia el trabajo constante. No tengo una meta concreta con respecto a la fotografía; quiero decir que no tengo en mente lograr llegar a la pared de un museo concreto, ganar un concurso determinado o algo similar, sólo quiero continuar trabajando con personas que admiro y tener dinero para comer y viajar. Y si en algún punto esta vía no me hace feliz, buscaré otra.
Y por último, tres fotógrafas que te seduzcan: Veru Iché, Sally Mann y Silvia Grav.
Hola, creo que hay fotos y autoras mezcladas. Fotos que se repiten en distintas autoras. Gracias por los artículos y la recopilación, muy interesantes.
Magníficas fotografías, felicidades.
Curioso ver tu publicación en la que aparece Lidia Vives mientras que estoy escuchando su ponencia en Madrid Photicreative…..
Alucinada con todo ese talentazo. Qué buenas!