Laura Pugno ha publicado cinco novelas: La chica salvaje (Marsilio, 2016), La caza, (Ponte alle Grazie, 2012), Antártida (Minimum fax, 2009), Cuando vengas (Minimum fax, 2011) y Sirenas (Einaudi, 2007); y el volumen de relatos Sleepwalking (Sironi, 2002). Como poeta destacamos Nácar (Huerga y Fierro, 2016, edición bilingüe), Blanco (Nottetempo, 2016), La mente paisaje (Perrone, 2010) y El color oro (Le Lettere, 2007). Ha sido incluida en numerosas antologías, como Nuevos poetas italianos 6 (Einaudi, 2012). Codirige la colección I domani de la editorial Aragno. Ha recibido el Premio Dedalus, el Frignano y el Libro del Mare. El poema que publicamos pertenece al libro inédito home. www.laurapugno.it
ENTANGLEMENT
El cuerpo tiene una gran importancia en mi poesía actual, donde es lo mismo que la mente. Cuerpo y mente coinciden, formando una unidad. Mi cuerpo, el vuestro. Esta postura se ha ido precisando paulatinamente de libro en libro, sin ser tan nítida en mis primeros textos, pero hoy es bien clara y visible, sobre todo en los poemas que estoy escribiendo últimamente.
Esta coincidencia de cuerpo y mente conlleva (y es parte de) una relación con el mundo en el que se está en contacto. Hay conflicto –el cuerpo puede sufrir y ser herido, envejece…– pero también hay contemporaneidad y copresencia. Entre los cuerpos, y con el cuerpo de la naturaleza, la grandeza del mundo.
En cierto sentido, esto es una postura poética, la difusión por las vías del lenguaje -que tienen sus misterios- de la figura del entanglement, la recíproca e instantánea modificación a distancia de dos partículas de luz; o es hermoso pensar que así sea, pensar en un cuerpo iluminado.
Porque vivimos en un mundo en el que los principios de la naturaleza –o al menos así nos lo dice la ciencia– se han revelado completamente distintos a cómo pensábamos que eran, e incluso podría llegar a pensarse que se han modificado y que se puede transitar por principios nuevos. La poesía no traduce, naturalmente, todo esto en palabras, sino que se crea con conciencia en un mundo que hoy percibimos en pleno cambio.
***
1.
reconocerás tu casa
deshecha entre los árboles
la cama en la madera del olivo,
el resto
profundamente en el bosque
restos de vestidos blancos
entre las ramas
de pronto, brotes de verde, azul
verdosos como el agua
sobre todo lo que ha sido destruido
sobre todo lo que ha sido destruido el esplendor
2.
es un bosque de olivos
se enmaraña
la presencia de plata, algo
se aterciopela y cubre,
cubre el mundo
guarda, guardad
silencio, los que vinisteis a hablar
3.
las hojas cubrirán
rápido los cuerpos, zorro
muerto tiempo veloz
que se hace verano a verano
sólo sabe ser el sol potencia,
fuerza única
4.
olivos y olivos salvajes,
desadomesticándose siglo
a siglo
hasta negar a la madera clara,
área de sombra
forjando otra vez más el cuerpo
hacia lo salvaje, la palabra
guardada en la boca hasta el dolor
5.
poco a poco se deshace
el cuerpo en el verano
indomesticado,
aclararse, clarear,
nuevas sombras en la lejanía
que también tú conservas, para ti,
como último escudo
y sin embargo estamos y estaremos
siempre echando a andar
6.
todo esto habrá de perderse y no será dolor,
no mal del cuerpo, de la mente
disuelta por el cuerpo,
que a veces se concentra en los riñones,
o abajo, se abre sitio por los gemelos
la mente se hace aliento, pues cambió de forma
7.
cada tanto, dicen, puedes parar,
aprenderás
lo que es el paisaje que aún crees verdadero,
son las cosas y los cuerpos,
y aún más los cuerpos en que crees…
cierra los ojos,
hay una porción de jardín, de huerto
a veces,
los ojos completamente negros
8.
en cualquier lugar,
verde y verde gema,
el volver
sobre tus pasos en el mundo,
cumplido cual maravilla, destrucción
y dar tiempo
a este pensar con el peso del cuerpo,
la mente
como un lamparón de agua que se ahoga
***
ritroverai la tua casa
sparsa tra gli alberi
il letto nel legno di ulivo,
il resto
così profondamente nel bosco
stracci di abiti bianchi
tra i rami
improvvisamente, germogli di verde, verdeazzurro
come acqua
sopra quanto è distrutto
sopra quando è distrutto lo splendore –
2.
è un bosco di ulivi
s’aggroviglia
la presenza d’argento, qualcosa
è velluto e copre,
copre il mondo
stai, state
in silenzio, i venuti a parlare
3.
le foglie copriranno
rapidi i corpi, volpe
morta tempo velocissimo
che si fa estate e estate
solo sa esserci il sole come potenza,
come unica forza
4.
ulivi e ulivi selvatici,
disaddomesticandosi secolo
dopo secolo
fino a negare il legno chiaro,
l’area d’ombra
temperando un’altra volta il corpo
verso il selvaggio, la parola
tenuta in bocca fino a fare male
5.
a poco a poco si scioglie
il corpo nell’estate
indomesticata,
il chiarirsi, schiarire,
le nuove ombre nella lontananza
che anche tu tieni, per te,
come ultimo scudo
eppure siamo e sempre saremo nel muoverci –
6.
tutto questo sarà perduto e non un dolore,
non un male nel corpo, della mente
sparsa nel corpo,
che a volte si concentra nelle reni,
o in basso, cerca il passo nei polpacci
la mente diventata fiato, che ha mutato forma
7.
di tanto in tanto, dicono, puoi fermarti,
imparerai,
cos’è il paesaggio che ancora credi vero,
sono le cose e i corpi,
e più ancora i corpi in cui credi –
chiudi gli occhi,
c’è un quadrato di giardino, d’orto
a volte,
gli occhi completamente neri
8.
sarà ovunque,
verde e verde gemmato,
il ritornare
sui tuoi passi nel mondo,
compiuto come meraviglia, distruzione
e dare tempo
a questo pensare col peso del corpo,
la mente
come una chiazza d’acqua che s’allaga