Un poema de Ángelo Nestore

Martín De Arriba         Martín De Arriba

Siempre la veía tumbada en la orilla, los dedos arrancando los pétalos para esconderlos. Sentía en el pecho el dolor de la flecha, del mundo que se creía Pangea y un todavía. Se tocaba la herida de la costilla, así se acaricia la historia, dijo. Estaba preparada a fingir su muerte, un alarido concéntrico bajo el agua y el pelo limpio.

La última vez que la vi Ofelia llevaba el río en sus bolsillos.

 

 

OFELIA SIN ARROYO

 

Somos Ofelias sin arroyo.

Beatriz Ros

 

Pienso en ti

como en el agujero negro

que mide su nostalgia

en masas solares,

la gravedad te cierra los ojos

y tú, sola,

satélite de carne

en un mar deshabitado,

buscas el adentro

de un recuerdo

mientras le mientes

al cuerpo

en cada espasmo,

en el silencio subacuático

donde se deshace la memoria.

Ahogada la última pasión

te preguntas cómo desaparecer

cuando el abismo

se asoma de la nada

pero la nada no es el fin

sino el comienzo.

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