Diario de unas células madre XII

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Marcos

Me coges un sujetador y te lo pones en la cabeza, con una de las copas a modo de gorro y un tirante haciendo las labores de sujeción por la barbilla, de oreja a oreja. Andas con él como si nada hasta te encuentras conmigo y me río. Te sorprendes de la risa sin sentirte la culpable. Luego ya te das cuenta de que estás siendo graciosa. Y te ríes tú también. Me sale decirte que estás guapa. Y tú haces tu berrido de chica forzuda. Claro, mi chica fuerte. Parece que te gusta más ser fuerte que guapa. Tus abuelos te regalan un libro para colorear. Los bordes del dibujo están definidos con una línea gruesa y de efecto lija, para evitar que te salgas. Qué sutilezas tiene la vida para ejercer el control social en todas sus esferas. Miro el libro con ganas de asaltar el Palacio de Invierno. Lo coges tú y enseguida te pones a pintar. No consigues que tus rayajos queden dentro del espacio delimitado por ese muro de lija. Así sí. Aplaudimos riéndonos. Queridas familias: nos adelantamos al comienzo de las fiestas de Navidad para presentaros las actividades que, con el consenso de todas las profesoras, hemos decidido realizar en la guardería. Taller de manualidades con familias. Creamos nuestro Belén. Día de los Reyes Magos. Las madres y padres tenemos que ir a la guardería a realizar manualidades, vestiros de un personaje del Belén y disfrazarnos de los Reyes Magos. Tu padre y yo leemos la carta pensando que nos van a poner en la lista negra de los padres no implicados. Sujetarnos al marco. Pensamos en escribir en tu agenda que somos ateos y que pasamos de todo esto. Pero te vemos darle a la pandereta con entusiasmo febril y lo descartamos. Nos metemos en el marco para que no te quedes fuera. Te ponemos la pulsera de todo incluido en el resort navideño.

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Rituales

Cumples 15 meses y seguimos contando en meses. En el embarazo la vida anda en semanas y luego, con tu cachorro en brazos, vives en meses. Antes de ti me ponía nerviosa que una madre me dijera la edad de su criatura en meses. Ahora yo cuento así. Los hitos pasan en meses. A los cinco meses empezaremos con los cereales, a los seis con los purés, las vacunas de los doce meses, la revisión de los dieciocho…Recuerda que creo que mañana era cuando Carmela tenía que ir vestida de pastorcilla a la guardería. Me lo avisa tu abuela. Te tocó ser pastorcilla. Están las madres y padres que eligen que sus hijos sean María, José o el niño Jesús, y luego están los que no eligen nada y sus criaturas tienen que ir de pastores y pastoras. Nosotros ni nos acordábamos. Son las nueve de la noche y tengo que improvisar un disfraz de pastorcilla para mañana. Tu look incluye una camisa de baturra, un chaleco de borreguillo de cuando tenías seis meses y una bufanda colocada a modo de fajín. Complementa el disfraz tu habitual gorro blanco, también de borreguillo. Apañado. Confío en tu simpatía para que tu disfraz no se vea tan cutre. No nos sale bien meternos en un molde que nos aprieta. Lo mismo me pasa con los vaqueros de antes de tenerte. No vamos a hacer manualidades a la guardería, se nos había olvidado que teníamos que hacerte un disfraz y tampoco iremos a vestirnos de Reyes Magos. Muchas de mis primas y amigas hacen christmas con una foto de sus hijos. Nosotros ni nos lo planteamos. Pero tu tía intenta hacerte una foto con decoración navideña. No hay manera de hacerte una buena foto, a ti, que es tan fácil sacarte preciosa y risueña. Me alegra ver que has respondido de forma rebelde al intento sibilino de tu tía de hacer algo típico. Nosotras dibujaremos los rituales, aunque tengamos que rasgar el borde negro de lija que nos ponen para que no nos salgamos de la raya. Vamos a ver a tu bisabuelo. Nos emociona ver de qué manera le tratas. Le acaricias con cuidado, le das besos, le sonríes dulcemente. Parece que sabes que está delicado. Juegas con tus abuelos mientras vamos de sitio en sitio a cumplir con los rituales. Comidas, cenas, compras. Pasamos un rato con tu primo mayor. Me gusta mucho ver cómo disfrutas de estar con él y él contigo. No quieres que te dé la mano nadie que no sea él. Le abrazas. Él te limpia la cara y no te suelta. Os da la risa. Compartís el postre. Buscáis palomas. A veces, los rituales tienen algo de campo magnético. Ahí estás tú, dejándote influir por las corrientes eléctricas.

Tradiciones

Este año rompemos una parte de la tradición para tejer un relato aparte. No pasaremos la Nochevieja en familia. Nos vamos a Canfranc y cenaremos con los amigos. Me apetece hacerlo, pero. Un pero pequeño se me ha quedado en la boca como restos de comida entre los dientes. Te duermes antes de tomar las uvas. Mandamos besos a tus abuelos y a tu tía. Brindamos y nos tomamos una copa. El pero se pone a arañarme las encías pero me lo trago. Hasta aquí. Vamos a empezar el año disfrutando de los momentos. Hoy han estado unos padres voluntarios haciendo de Reyes Magos. A Carmela le ha dado susto y se ha pasado el rato llorando. Ya, es que nos ha salido escéptica y atea. Tu profesora me recuerda que tampoco nos ofrecimos para disfrazarnos de Reyes Magos. Todo mal. Le compramos unos bombones para que no nos tenga en cuenta nuestro desdén «tradicionesco». Tus abuelos y tu tía se vuelven locos con los regalos para ti. Tienes tantas cosas que me da vergüenza. Nos reímos mucho con el teatro que haces para abrir los paquetes y con la cara de sorpresa que pones en cuanto rasgas el papel. No te acordarás de nada de todo esto, pero nosotros sí, y te lo podremos contar. Vivirte es ir haciendo una especie de álbum con tus momentos. Luego serás tú la que se viva sola, y la que elija qué quiere recordar y qué no. Igual que espero que puedas elegir tus propios marcos, los rituales que quieres seguir o las tradiciones que quieres romper. Vas como loca de un regalo a otro, de un juguete a otro. Haces caso a todo y a nada. Disfrutarte también es disfrutarnos contigo. Me emociona ver cómo los demás te quieren y se alegran de tenerte cerca. Lates risa. Al Rey Baltasar de la familia no le haces ni caso. Estás muy ocupada con el papel que se queda por el suelo, la bolsa de plástico que te pones a modo de bolso y las escaleras que te empeñas en subir. Al día siguiente comemos con la familia de tu abuela. Tus tías abuelas te preparan una especie de coche con una caja de cartón. Te metes dentro, con una barra de pan como provisión, y tus tías van tirando de la cuerda para desplazar tu carro de cartón. Te partes de risa. La fuerza centrípeta de las tradiciones cálidas. Se está bien dentro de algunas.

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