Diario a lomos de una cierva V

La diarista.

 

La diarista.

La diarista.

 

Me queda sólo un día para acabar de escribir este diario, y la verdad es que ahora que estoy casi al final he de confesar que mi relación con los diarios nunca ha sido del todo buena. Desde pequeña siempre he sido reservada con los pensamientos que tienen que ver directamente conmigo misma, sin embargo, nunca he sentido reparo alguno en compartir mis opiniones o ideas con quien fuese necesario. Tampoco he tenido pánico a hablar en público, y mucho menos en pequeños grupos.

 El hecho de tener que hacer el ejercicio de escribir lo que creo, pienso, vivo, o experimento en cuadernos secretos me ha parecido siempre innecesario y una pérdida de tiempo. Recuerdo que una vez intenté escribir un diario, tenía unos 10 años. Alguien me había regalado uno de esos típicos diarios para pre- adolescentes, con candados de juguete, y tapas en colores pastel. Escribí cinco días no consecutivos, después lo dejé.

-Si lo que escribo aquí es secreto no estará seguro bajo este candado de mierda…- Eso pensaba yo.

Así que nunca más volví a intentarlo hasta ahora. Realmente no creo que haya hecho un gran ejercicio de diario, porque ya digo que ni he conseguido nunca escribir uno, ni sé cómo se debería hacer. Simplemente he tratado de expresar conceptos, ideas, que me parecen importantes, que de una u otra manera son constantes en mi día a día.

Personalmente, soy una chica de 22 años que viaja a diferentes países, donde me arrestan, me meten en comisarías mugrientas por denunciar las injusticias a las que hacemos frente las mujeres, por liberar mi cuerpo y cuestionar el funcionamiento del sistema. De un día para otro me llegan mensajes de odio, amenaza y acoso de personajes que no merecen más mención. Entreno para saber escalar una valla, saltar un cordón de seguridad o colgarme de alguna balconada. Corro para tener fondo, y desarrollo habilidades de resistencia activa para evitar detenciones rápidas. Y por otro lado, tengo a mis amigos y amigas, con las que bebo vino, converso, salgo a conciertos, a pasear… Me gusta practicar jardinería el fin de semana porque me relaja un montón, y hubo una temporada que me dio por tejer (algo tuvo que ver la fiebre Louise Bourgeois). Mis grupos favoritos son Iggy & the Stooges, las Runaways y Sonic Youth (especialmente por Kim Gordon) aunque también tengo gustos un tanto almibarados que incluyen a Françoise Hardy, Mazzy Star o She&Him. Mi prenda favorita es una camisa negra con transparencias y la ropa interior blanca la asimilo a internados femeninos. Sufro una extraña admiración por la figura y escritos de Santa Teresa de Jesús. Tengo doce tatuajes y odio los anuncios de compresas, tampones y leche sin lactosa. Finalmente, añadir que intento no recordar lo que sueño: realidad y ficción siempre en cajones separados.

Para mi la clave es “hacer”. Y es que si paro siento que estoy desperdiciando mi vida.

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