Las series de tías I

 

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Para quienes están hartas del “aquí y el ahora” como yo, existen las series. ¿Por qué harta del aquí y ahora? Durante mucho tiempo rezongué de las series, prejuicio burgués de mi cinefilia. Hasta que me dio por The Wire. Esa serie mítica súper testosterónica y tan adictiva. No recuerdo porque esa serie y no otra, supongo que leí sobre ella en alguna crítica y terminé dándole al play y comiéndome todas las temporadas en un mes de verano con 800 cientos grados de calor en Buenos Aires, un tímido ventilador y la penumbra del departamento.

Me dio igual el verano, los estrenos de cine, los pelos que crecían en mis piernas níveas, comer, y hablar con personas, mi único afán era que se cargara el capítulo siguiente.

Cuando estás inmersa en una serie se produce un tiempo paralelo al vital o al real, como quieras llamarlo, y recuperas esa sensación de cuando eras pequeña y leías metida en el mundo fantástico de María Gripe. Como Sebastián Baltasar Bux y su buhardilla oscura. Hasta aquí en el aquí y ahora. La realidad y la presencia constante de derriten como la mantequilla tras el desayuno olvidada sobre la mesa. Algo así se debe sentir cazando Pokemones. Y aparece renacida la increíble virtualidad. Esto que estoy contando es vox populis, y es precisamente por lo que me negaba a ver series: soy una adicta en potencia. No a las series, sino a evadirme.

Si encuentras una serie lo suficientemente larga (más de dos temporadas) no da tiempo a pensar en las estructuras, sistemas narrativos, fotografía y/o guion. Lo único que deseas es tu próxima dosis-capítulo y terminarla. Luego vienen las reflexiones y el fijarse en cómo están hechas. Obviamente, como dijo en su discursos la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner: no es lo mismo drogarse con paco (pasta base de cocaína) que con la más pura de las cocaínas.

Elegir series dónde las mujeres tengan algo que decir, es otro cantar. La mayoría están compuestas por una de cal y otra de arena: un personaje femenino redentor dentro de un discurso patriarcal rancio y una historia con (inexplicablemente) siempre protagonistas masculinos. No estoy hablando de series históricas, donde la mujer históricamente solo estaba para tener hijos y morirse, sino de personajes fuertes y dominantes con el que hacer el tan conocido fenómeno de forclusión: la presencia de una mujer extraordinaria hace imposible la presencia de otras mujeres (Se me ocurre Frida Khalo: ¿de verdad era la única pintora mexicana de su tiempo?.

Por eso he elaborado una lista de series donde las féminas tienen algo que decir.

(L-R) Betty Draper (January Jones), Peggy Olson (Elisabeth Moss) and Joan Harris (Christina Hendricks) - Mad Men - Season 4 - Gallery - Photo Credit: Frank Ockenfels/AMC

(L-R) Betty Draper (January Jones), Peggy Olson (Elisabeth Moss) and Joan Harris (Christina Hendricks) – Mad Men – Season 4 – Gallery – Photo Credit: Frank Ockenfels/AMC

 

Mad Men: Esta serie yanqui del canal AMC, con siete temporadas y 92 capítulos totales, está protagonizada por Don Draper, un publicista de la agencia Sterling Cooper. Pero él no nos interesa, ni él ni ninguno de los supuestos protagonistas, que para nosotras son mero atrezzo, las que nos interesan increíblemente son la triada de Peggy Olson, Joan Holoway (Chritina Hendricks), y Betty (January Jones). Las tres son la representación de las tres virtudes/desgracias femeninas: la bondad, la belleza y la amadecasismo. Peggy, interpretada por Elisabeth Moss, es quizás uno de los personajes más increíbles compuestos para serie: comienza como secretaria del prota, y toda ella rezuma provincianismo, se ve a la legua que no entiende ni el mundo de la publicidad, ni el mundo en general. Su transformación es propia de la mejor bildungsroman, pero esta especie de Lazarilla de Tormes, igual que el pícaro, no crece hacía un lugar profesional únicamente, sino que va adquiriendo las mañas y formas de sus congéneres varones, pues son el único ejemplo profesional que conoce, sin plantearse ningún tipo de moralidad, entiende que es cuestión de supervivencia: vive aquel que se sabe mover. La primera temporada en la que se enamora de un compañero del trabajo del que queda embaraza sin saberlo, y llega al parto sin saber que le está ocurriendo es una de las líneas argumentales mejor contadas, así como el posterior abandono del hijo en un hospital y la inexistente culpa por un hijo que ni deseó, ni supo que estaba ahí. Hizo lo que tenía que hacer para seguir y llegar.

La segunda Joan, es de las tres quizás la más espabilada y la más estereotipada. Pero la temporada en la que el más importante cliente de la agencia la pide como condición para conseguir la cuenta, y ella pide a cambio ser socia de la agencia, es quizás una de las mejores negociaciones  que solo puede surgir del puritanismo y de la necesidad de dominio propia de una sociedad de hombres culposos de los 60.

Y por último mi preferida, Betty, la esposa de Don, que se presenta como dulce esposa y cornuda magnífica, y termina por ir a la universidad. La dulzura y el amor da paso a la más furiosa frustración. Podía haber sido la madre de muchas, entre ellas la mia.

A través de estas tres protagonistas entramos en el mundo laboral y el concepto del éxito actual, en el que todavía flotamos como flores de loto en el fango.

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Happy Valley (2014): BBC. Una detective de unos 55 años (si, si: ni es joven ni delgada, tiene hijos y nietos) debe demostrar que la anterior pareja de su hija, fue quién la mató. Pero lo más interesante de esta serie es el personaje central interpretado por Sara Lancashire: es una policía que se deprime, que no sabe que hacer, que toma te (no whisky a las diez de la mañana) que hace bien su trabajo (a veces). Lo interesante es que esta detective podía haber sido yo, o cualquiera de vosotras, si nos hubiésemos decidido por la investigación. Y no es que le toquen casos fáciles, sino que va y hace su trabajo.

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Olive Kitteridge (2014): La vida de una mujer en los años 50, depresiva y sagaz. De esta serie ya he hablado creo que es uno de los mejores personajes  y que podía haber sido la madre de Peggy de Mad Men… No, no, Peggy no hubiese salido tan naif si esta hubiese sido su madre.

Transparent (2014): Esta serie cuyo título es un juego de palabras entre: Transgener (Transgenero) Transparent (Transparente) y Trans-Parent (padre). Es quizás la serie de la lista que destruye como una bomba atómica todo: sociedad, buenismo, boludismo, ideas preconcebidas, y camina por un lugar oscuro, que no siniestro: nosotras por dentro. Interpretada por Jeffrey Tambor, cuenta la búsqueda de Maura Pfefferman por salir a la luz a través de cuerpo del cuerpo de Morton. Y no la quiero porque este hecha por Jill Soloway, sino porque habla de alguien buscándose, no en el vestir, ni como otras se encontraron, sino una búsqueda genuina, en la que a veces te da por seguir buscando y otra dices: que cansancio, mejor hago todo mal, porque esto de ser es agotador.

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Better Things (2016): Creada por la actriz Pamela Adlon, también la protagoniza. Una actriz en Los Angeles debe criar sola a sus tres hijas, hace todo tipo de trabajos en distintas publicidades, películas de segunda y papeles minúsculos en series. Y cuando llega a casa están estas tres monstruos/hadas viviendo con ella, da igual que hayas tenido un mal día, trabajado mucho, llegas y sigues siendo madre. Es divertida y transcurre como la vida: no hay asesinatos, no hay nada superdramatico, es como si la vida fuese una sucesión de momentos importantes disfrazados de comunes y diarios.

Fleabag (2016): Protagonizada por Phoebe Waller-Bridge a partir de una obra de teatro de su autoria. Interpreta a una joven, mentirosa (en las cosas que no importan: a padres, hermanas y demás, porque cuando el sexo no le gusta habla a cámara) mezquina y looser-looser. Bracea sin éxito para no ser más el tacho de basura familiar: aquel donde ponen todo lo que hace que no seamos buenas familias, como por ejemplo: estar un poco “loca”. Phoebe responde perfecto a esta definición:seriamos una familia perfecta, si esta no se drogase tanto.

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The Westworld (2016): la salvación será feminista o no será. Esta serie de la HBO basada en los escritos sobre el héroe de Joseph Campbell que Michael Crichton leyó para su película del mismo nombre. Crea una virtualidad futura, donde el patriarcado pare un mundo de juegos sangrientos para que las personas ricas se entretenga. En este mundo inspirado en las películas del antiguo Oeste Norteamericano, existe una mujer, una replicante(tiene un regusto importante por no decir fundamental a Blade Runner), la mujercita (Evan Rachel Wood), obviamente se llama Dolores., que despertará de su destino silente y prepara una gran venganza a lo Kill Bill. La primera temporada finalizó con el despertar de la bestia: esa que todas llevamos dentro y que nos destruye (gracias) y nos reinventa. Con nosotras se iran por el inodoro muchas personas que creen en el destino y en dominio constante. Lo más interesante: ver cómo aprende una máquina programada para la repetición ¿Cómo se enseña a alguien que esta programado para no aprender sino para repetir?

Continuará…

 

 

 

 

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